*****Con una buena red de contactos con las altas esferas y ya dominadores de los negocios legales y ilegales de Birminghan los Peaky Blinders deben hacer frente en esta cuarta temporada a un enemigo venido de fuera, Luca Changretta (con el atractivo añadido de que es Adrian Brody), lo que les obliga a volver a su barrio obrero para protegerse. La temporada de nuevo arranca con un capítulo excepcional y mantiene el nivel de interés y una calidad artística que es marca de la serie y que la sitúa entre las mejores recreaciones de época y ambientes que hemos visto en la televisión. De nuevo ocultándonos información o dándonos la que les interesa los guionistas vuelven a sorprendernos con giros argumentales insospechados mientras dejan claro que lo de dedicarse al hampa tiene su glamour pero también su lado dramático. Personalmente me gusta más cuando la acción se acelera y los personajes se dejan llevar por sus instintos, pero de nuevo las conversaciones llenas de segundas intenciones y la exploración de la situación personal de los personajes es impagable. Estamos sin duda ante un clásico indiscutible del género.
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