Revista Psicología

Pedir o reprochar: ¿Qué diferencias hay?

Por Psicoabreu Psicólogos Málaga Psicoabreu @psicoabreu

¿Qué diferencia hay entre pedir y reprochar?

Hay cierta distinción entre hacer una petición y un reproche o exigencia. Te muestro algunas situaciones cotidianas en la que se observa la acción de pedir y la de reprochar:

– Sabe que estoy mal, ¡y no hace nada!

– Necesitaría un abrazo, pero tiene que acercarse él/ella.

– Ojalá supieran cómo me siento…

Si te resulta familiar alguno de estos pensamientos, seguramente estés atravesando una dificultad muy común: ­pedir las cosas que necesitamos. Esto es lo más habitual del mundo, no por ello menos disfuncional, o, dicho de otra manera, a todos nos pasa que no sabemos comunicar que tenemos necesidades. De aquí la importancia de diferenciar entre pedir vs reprochar.

Pedir para satisfacer nuestras necesidades

Estas necesidades pueden ser de muchos tipos: pueden ser materiales (que me presten algo), de dinero (me sabe mal pedir a mi dinero a mi amiga para el taxi, aunque sé que se lo voy a devolver), afectivas (necesito que me escuche, que me pregunte qué me pasa) o amorosas (¿Qué le cuesta quedar conmigo si estamos siempre a gusto?).

Si hasta aquí no te has sentido identificado, entonces te felicito, eres de esas pocas personas que consigue explicar sus necesidades y cubrirlas mediante las peticiones. En caso contrario, vamos a continuar encontrando la diferencia entre peticiones y reproches.

Sabemos que es común, pero a veces no sabemos ni qué queremos de la otra persona. Otras veces, aun sabiendo qué queremos, no sabemos cómo expresarlo. Y, solo a veces, sabiendo cómo expresarlo, no vemos el momento o la necesidad de decirlo, bajo excusas como “total, si ya se habrá dado cuenta” o “tiene muchos problemas, no le quiero agobiar con más cosas”.

Efectivamente, es loable ponernos en el lugar del otro, y en nuestra sociedad falta mucho la empatía en este sentido, pero sin darnos cuenta pasamos al lado contrario.

Con tal de no pedir más de lo que creemos merecer o de lo que creemos que pueden dar, nos olvidamos de explicar cómo nos sentimos, pero… no dejamos de tener algo que cubrir, alguna necesidad que satisfacer, un deseo que pedirle a alguien porque realmente queremos que sea así.

Bueno, ¿y si no sé ni lo que quiero de la otra persona? Esta es la primera pregunta y la crucial. ¿Qué pasa cuando solo sentimos que queremos algo inexacto de la otra persona? Pues lo que ocurre realmente es que, si no vemos qué necesitamos, difícilmente lo van a hacer por nosotros, y de nada sirve confiar en esas conexiones que sentimos con estas personas.

De poco sirve que nuestra pareja, amigo/a o familiar nos conozca desde hace mucho y con una mirada nos entienda, porque si ese día está esta persona despistada solo nos quedará asumir que:

a) lo sabe

b) no quiere hacer nada al respecto.

Esto es lo que se conoce como sesgo de interpretación, o lo que es lo mismo, una tendencia que tenemos, de manera más o menos inevitable, a filtrar todo lo que ocurre según nuestros estados emocionales. Traducido: si siento que tengo una necesidad y no hacen nada al respecto, siento enfado, y como siento enfado, interpreto lo que ha pasado desde el enfado.

¿Qué podemos interpretar desde el enfado o la decepción?

Pues que la persona no quiere acceder a nuestras peticiones o necesidades, y tenemos derecho a enfadarnos. Pero aquí vamos viendo un poco la diferencia entre peticiones vs reproches.

Dicho lo anterior, esto no quiere decir que no pueda ocurrir nunca, pero lo más frecuente es interpretar la peor versión si nos sentimos defraudados o poco entendidos.

escucha activa de petición o reproche

Así pues, lo primero sería entender qué necesitamos al prestar atención a nuestras emociones. ¿Cómo me encuentro? ¿Enfadado/a, triste, feliz? Si me siento de una manera, entenderé qué querré en ese momento.

Por ejemplo, si me siento muy feliz al ver a mi pareja y pretendo que me proponga una cita, podré llevarme un chasco si no lo hace. Claro, también puedo seguir leyendo el resto de la entrada de blog y ver alternativas. Seguimos.

Como hemos dicho, lo primero es saber cómo me siento. Feliz, ¿no? Entonces, dado que sé que estoy feliz, sé qué quiero YO, no qué DEBE HACER el/la OTRO/A.

En este caso, debo entender qué quiero yo, qué me haría expresar ese estado emocional, esa felicidad. Concretamente, según el ejemplo, tener una cita con mi pareja. Hasta aquí está la parte crucial, distinguir lo que quiero hacer yo de lo que debe hacer la otra persona.

Pues si yo sé qué quiero, y la otra persona no, es más fácil entender que para satisfacer las necesidades tendremos que hacérselo saber.

Siguiendo el ejemplo, aquí entran las fórmulas comunes:

– Este finde estoy libre…

– Pinta bien quedar mañana.

– No hay nadie en mi casa…

Y si con esto no se entera, es que no quiere quedar… Error, todo lo anterior sólo refleja que el fin de semana es una buena fecha para hacer cosas, que la soledad se apodera de una casa o que mañana hace un buen día para quedar con quien sea. No hemos dicho qué queremos con ese ejemplo. Ya vamos entendiendo un poco la diferencia entre peticiones vs reproches entonces.

Alternativa: mañana hace muy buen día, y me apetecería que quedásemos los dos para merendar si te viene bien, me haría mucha ilusión.

Esta alternativa que te propongo para este ejemplo se basa en estos principios.

Te dejo la receta mágica de las peticiones:

  • Momento idóneo para explicar la situación: no es lo mismo en persona, por teléfono o WhatsApp, igual que no es lo mismo trabajando que tomando un café.
  • Una petición pequeña: es más fácil pedir un abrazo, quedar para un café o hablar 10 minutos que pedir un día de atención, un fin de semana para quedar o un día entero para charlar.
  • No culpar: decir lo que han hecho mal no es pedir algo, solo hacemos que la otra persona esté a la defensiva. Solo hay que explicar hechos objetivos.
  • Petición específica: es distinto pedir “quiero que seas más atento/a” a pedir “quiero que cuando me notes con mal humor me preguntes qué me pasa”
  • Afirmar consecuencias positivas: predisponemos más justificando que habrá buenas consecuencias que justificando las malas. Da mejores resultados decir algo como “me haría sentir mejor” que decir “porque si no, me sentará mal”.
    petición, exigencia o reproche

¿Esto da resultado siempre? Esto garantiza que la otra persona sepa qué necesitas y sepa qué tiene que hacer para poder satisfacernos. No es una receta que garantice que la otra persona haga lo que queremos cuando lo queremos, pero desde luego nos ayuda a explicarnos y dejar claro qué necesitamos y buscamos en los demás.

Y tú, ¿quieres hacer saber lo que necesitas de manera correcta?

En PsicoAbreu contamos con un equipo de psicólogos en Málaga expertos en el tratamiento de habilidades sociales y gestión de emociones que te ayudarán a solucionar su problema, así como potenciar las habilidades y capacidades que necesitas.

3.5 / 5 ( 6 votos )

Volver a la Portada de Logo Paperblog