Revista Viajes

Pedro I, la isla donde nadie había desembarcado nunca

Por Inshalatravel @inshalablog

La Isla de Pedro I se encuentra a unos 450 kilómetros al oeste del sector continental de la Antártida conocido como Tierra de Ellsworth. Tiene una superficie de unos 156 kilómetros cuadrados, que se encuentran casi en su totalidad cubiertos por glaciares. La isla es de origen volcánico y tiene su máxima altura en el pico Lars Christensen, que alcanza los 1.646 metros de altitud.

Mapa Antartida. Inshala

Mapa Antartida.

Salvo en un breve periodo durante el verano austral, la isla se encuentra rodeada por una banquisa helada que dificulta enormemente el acceso. La costa consiste esencialmente en una barrera de unos 40 metros de frentes de hielo y acantilados verticales. Solo hay tres puntos en toda la isla en los que es posible desembarcar y solo durante el breve periodo veraniego en que esta no se encuentra aislada por el hielo. El estar más del 90 % de su superficie cubierta por glaciares durante todo el  año hace que no se desarrolle ningún tipo de vegetación salvo algunos musgos y líquenes  adaptados al riguroso clima polar. Focas y pingüinos, así como algunas aves marinas, son sus únicos habitantes durante los meses más calurosos, en los que la temperatura media es de 1ºC. Los fuertes vientos polares y las temperaturas por debajo de -20ºC conforman la dura climatología de la isla durante la mayor parte del año.

Isla de Pedro I Volcan. Inshala. Fotografía: Smithsonian Institute

Isla de Pedro I-Pico Lars Christensen

La isla de Pedro I fue descubierta en 1821 por el navegante germano-báltico, Fabián Gottlieb von Bellingshausen, quien la bautizó así en honor al zar de Rusia, Pedro el Grande. Nadie conseguiría  desembarcar en la isla hasta 108 años después.

Lars Christensen. Inshala. Fotografia: Unknown

Lars Christensen

El empresario ballenero noruego Lars Christensen, financió varias expediciones a la isla entre 1925 y 1929, con el fin de establecer una estación ballenera noruega y evitar las altas tasas que cobraban las bases británicas a las compañías dedicadas a la pesca de ballenas. En estas latitudes los ingleses tenían prácticamente el monopolio sobre esta industria.

Las dos primeras expediciones fueron incapaces de tomar tierra en ningún punto, después de circunnavegar la isla varias veces. La gélida costa es inaccesible por todos lados, es como si los bloques de hielo se recortaran en vertical sobre el escarpado mar. No encontraron ni un solo lugar para desembarcar.

La tercera expedición financiada por Christensen logra su objetivo el 2 de Febrero de 1929, la expedición dirigida por Nils Larsen, desembarca en la isla y la reclaman para la corona Noruega. Larsen intentó repetir la hazaña  en 1931, esta vez sin éxito. La idea de establecer una estación ballenera allí se desestimó.

Expedicion Nils Larsen. Inshala. Fotografía: Norks Polarinstitutt

Expedicion Nils Larsen

Posteriormente otras expediciones científicas intentaron llegar a la isla por mar con escasos resultados. En la actualidad las pocas personas que visitan este lugar hostil, bien sea con fines científicos, deportivos o turísticos, lo hacen en helicóptero. La isla por supuesto permanece deshabitada, y hasta los años 90 más personas habían pisado la Luna que esta remota isla.

¿Irías a un lugar como este? #Antártida #QuieroViajar

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   Pepe

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