Revista Infancia

Pegar a los niños no funciona, pero hay quienes no saben qué más hacer…

Por Papasehijos @papasehijos
Pegar a los niños no funciona, pero hay quienes no saben qué más hacer…

Según un estudio publicado recientemente, padres y madres que pegan a sus hijos afirman que pegar a los niños no funciona, pero que no conocen otra forma de disciplina.

La revista TIME en su artículo "Most Parents Who Spank Their Kids Say It Doesn't Work" comparte los resultados de un estudio realizado en Estados Unidos por la ONG Zero to Three, en el que aproximadamente una cuarta parte de los padres con niños menores de 5 dicen que pegan a sus hijos un par de veces a la semana o más.

Una quinta parte de los padres afirman pegar a sus hijos con regularidad y aproximadamente el 17% dicen que golpean a sus hijos con objetos, como un cinturón o una cuchara de madera. Sin embargo, la gran mayoría de ellos no cree que sea una forma muy eficaz de disciplina.

Sin embargo, esta investigación lamentablemente no es la única que ha encontrado que pegar a los niños es una forma de disciplina que se utiliza como un método ocasional, aunque es una técnica muy anticuada que está vinculada a una serie de resultados negativos, especialmente entre los niños más pequeños.

Como escribió Denise Foley para TIME, "Los estudios han encontrado que los niños que se les pega con frecuencia tienen coeficientes intelectuales más bajos, son más agresivos, y son más propensos al abuso de drogas y alcohol. En un estudio de la Universidad de California, los niños que a menudo se les pega posteriormente tuvieron picos más altos de la hormona del estrés cortisol cuando se enfrentan a una nueva experiencia".

¿Por qué se usa el castigo corporal? La especialista en desarrollo infantil Claire Lerner, de Zero to Three, señaló que los padres dijeron que a menudo recurrían a él cuando el peque estaba en peligro, tenían miedo o no sabía qué otra cosa hacer...

"Hemos visto una gran cantidad de angustia em el uso de una disciplina dura. Tenemos historias de padres que lloran en otra habitación, mientras que su hijo está llorando. Hemos escuchado verdadera desesperación en los padres, diciendo que no quería hacer esto, pero no saben qué más hacer", afirmó Lerner.

Parte del problema podría ser que los adultos no tienen una comprensión correcta de cómo se desarrolla el cerebro del niño, explica esta especialista. La mitad de los padres indicaron que la edad en que los niños pueden experimentar tristeza y miedo es a partir de los 12 meses, cuando en realidad es entre los 3 a 5 meses.

La mayoría tampoco saben que los niños desarrollan la capacidad de compartir y tomar turnos, controlar sus emociones o resistir el deseo de hacer algo que les ha prohibido, a partir de los 3 a 4 años de edad. "Los padres realmente sobrestiman el autocontrol que tienen los niños en edades tempranas", dice Lerner.

Esta brecha entre las expectativas podría estar llevando a la frustración y falta de paciencia que hace que muchos reaccionen pegando a sus hijos, sin detenerse a pensar qué necesita de mí, porque se comporta así. La mala gestión de nuestras propias emociones hace que en ocasiones reaccionemos de forma inadecuada, aunque esto no justifica pegarle a un niño, algo que nunca se debe hacer.

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