Película: Sing Street

Reseña: Sing StreetDirector: John CarneyDuración: 105 minSinopsis: Conor, un chico de 15 años que vive en el Dublín de los años 80, se propone huir de su conflictivo hogar. Forma una banda y compone canciones que son una forma de expresión y lucha.

Transcurriendo el Festival de Cine de Mar del Plata muchos conocidos comentaban por distintas redes sociales lo genial que era esta película y, aprovechando que está en Netflix, convencí a mi novia de que la viéramos y… fue todo y más. Pero antes de explayarme en porqué esta película es excelente en varios aspectos, déjenme contarles un poco de qué va.Dublín, Irlanda, 1985. La época de auge de la alegría pop se ve opacada en estas tierras por una crisis económica que golpea fuerte al país y a sus habitantes. Muchas personas viajan a Inglaterra buscando medios para sobrevivir. Entre todo y por causa de la crisis, Conor Lawlor es transferido a un colegio católico para varones, Synge Street, para reducir los gastos de su caótica familia.
En su primer día, es víctima de todo lo que implica ser “el nuevo”: las burlas generales, las miradas amenazantes, el encuentro con el bully del colegio y hasta una situación tensa con el frío director de la institución, el hermano Baxter. Por la noche, y luego de tanto salvajismo adolecente, disfruta mirar la televisión junto a su hermano mayor, Brendan, el vídeo de la canción Rio de Duran Duran. Su padre se burla del hecho y Brendan se impone señalando que los vídeos musicales son el futuro. Mientras, Conor se ve deslumbrado por el vídeo, la actitud y las palabras de su hermano.Al día siguiente, luego de una riña en la cafetería con su enemigo jurado, encontrará un aliado entre tanta hostilidad: Darren Mobie, quien es la persona que necesitaba para sobrevivir en esa salvaje institución. Y eso no es todo, porque a la salida, Conor se ve deslumbrado por la belleza de una chica que, al parecer, todos los días está parada en una escalera frente al colegio esperando a su novio traficante, según Darren. Descontento con esa respuesta, decide avanzar hasta ella. La misteriosa chica revela que es una modelo y que está por irse a Inglaterra. Buscando una manera de conseguir su número de teléfono, nuestro protagonista le propone ser la estrella del video musical de su banda. Finalmente, Raphina acepta y Conor vuelve con su amigo anunciado que tienen que formar una banda. Por suerte, Darren conoce a la persona indicada: Eamon, un chico un tanto despistado pero sabe tocar “todos los instrumentos conocidos”. Luego de una pequeña charla, Eamon acepta ser el guitarrista y, con Conor como Cantante y Darren como su representante, se ponen en búsqueda de más integrantes y planean su estrategia para el éxito.

Podría contar la película hasta el final porque amo todo, la estética, la música pero, en especial, como se desarrolla la historia. Y, para no sonar como un fanático desaforado, déjenme explicarles el porqué.
Todo se desarrolla en 1985. Personalmente, pienso que a mediados de una década la generación adolescente, habiendo vivido parte de la década anterior y un tanto cansados de todo lo que les parece viejo, generan un caldo de cultivo donde toman todo lo nuevo de su entorno y lo hacen propio, pero distinto, “futurista” como se autoproclama Conor. Y por más que tomen algo “viejo”, siempre tiene ese filtro que lo hace ver nuevo. En la película pude ver eso reflejado tanto en el desarrollo del protagonista como de su banda. Tanto su personalidad, sus pensamientos, creencias, la música que crea y cómo influye en los que están a su alrededor me lo demuestran.Pero, aunque Conor parezca un prodigio al que todo lo que escribe suena a hitazo, no se hizo solo. Brendan, su hermano, confidente y hasta mentor, es el representante de una generación de jóvenes frustrados por las mentiras del mundo. Primogénito de una pareja disfuncional e inestable, es él quien impulsa a su hermano a seguir, le brinda todo su conocimiento musical y de la vida. 
También tenemos a la mente musical, Eamon. Junto a Conor, se convierten en un dúo dinámico, a lo Lennon y McCartney. Eamon es el cerebro detrás de toda la música y sin él, Conor no hubiese llegado lejos. Además, es un peculiar chico con un gusto un tanto extraño por los conejos.Finalmente, la musa. Raphina parece ser una joven fuerte y decidida, hasta salvaje, se podría decir. Pasa de ser la primera inspiración de Conor a ser su compañera de sueños. Ella misma se maravilla por este chico que, a pesar de ser obvio que quiere impresionarla, tiene potencial. Primero lo ve como un juego, aunque poco a poco entiende que esto puede llegar a ser algo grande. Pero, todos los personajes que se muestran fuertes y seguros al principio tienen un secreto, un dolor interno, y Raphina no es la excepción.
En resumen, si, como yo, sos un amante de los ’80, de su música, su estética y de las cosas buenas y malas que pasaron en ella, esta película es para vos. 

Augusto.