Revista Cultura y Ocio

Pensamientos volátiles

Publicado el 22 abril 2015 por Elinfiernodebarbusse

Pensamientos volátiles

Barbusse, aproximadamente en la época en que redactó sus Pensamientos volátiles


En el volumen segundo del compendio de monsieur Barbusse titulado Pensamientos volátiles para días de cansancio extremo, publicado por la casa Hanger e Hijos, de Leyden, sin fecha, puede leerse una curiosa batería de anotaciones a vuela pluma que su autor quiso incluir en dicha obra por tratarse de, según él mismo redacta, "inaprensibles, intrascendentes y efímeras máximas que pueden servir para trazar una biografía futura de mis inquietudes más íntimas y sociales, sin óbice del provecho que puedan obtener de éstas aquellos de mis semejantes que tengan afán en pensar deleitosamente y sin cortapisas." Los pensamientos volátiles fueron muy cultivados por mi respresentado en una determinada época, prueba de ello es el generoso número de páginas que dedicó a tales breves e inocuas -permítaseme el atrevimiento de calificarlas así- aseveraciones. He seleccionado en esta ocasión unas seis, para no empacharles en exceso su tiempo de ocio. Siempre a sus pies, E. Duvenand.
Lo peor de los llamados intelectuales de hoy es que no buscan la verdad, sino solo la parte de ella que les da la razón y, por tanto, les mantiene bien alimentado su ego, su cortedad de miras y su deshonestidad. Aun así, son aplaudidos.
Asesinar tu ego es la premisa para que te llamen idiota, pero también para ser feliz.
No puedo dejar se sentir un latigazo espinodorsal cada vez que oigo expresiones como "Poner en valor", "Como no podía ser de otra manera" y "Con la que está cayendo", por no hablar de "A día de hoy". A dios gracias existe el ibuprofeno.
No soporto a los que leen libros con la misma grotesca e improductiva voracidad con que comen patatas fritas. Luego, además, como eructos, emiten sus puntuaciones.
No por morirte más tarde, vas a estar menos tiempo muerto. Si esto que dijo Lucrecio lo repitiéramos todos lo días, nos tomaríamos menos en serio y entonces viviríamos realmente. Pero, ¿qué pasa? Pues que nadie lee a Lucrecio.

No veo series de televisión. Ni jamás las veré. No insistan.


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