Revista Opinión

Perdóname

Publicado el 16 julio 2013 por Pisabellina
Me saludas con una amplia sonrisa, me envuelves en tu calidez... pero no puedo terminar de pensar que todo esto es lamentable. Te respondo con una sonrisa ensayada, pero auténticamente feliz de verte, a pesar de la auténtica tristeza que provocas en mí. Procuras cada cuanto hacer algo por mí, y nunca de mala gana. ¿Cuánto durará esta fachada, esta tensión? Pareciera que competimos constantemente por quién deja más asuntos sin resolver. No conozco tus motivos, pero los míos son el tenerte a mi lado en buenos términos, ya que a mi lado prácticamente nunca estás... realmente no quiero desperdiciar ese pedacito de tiempo discutiendo cosas en las que nunca estaremos de acuerdo. Tú siempre encuentras una buena razón (excusa) para todo, y yo soy incapaz de refutar. Es frustrante, y sólo me enoja y entristece aún más. Tu ausencia está clavada en mi pecho desde quién sabe cuándo, y cada cierto tiempo el puñal se hunde más y hace que mi herida duela intensamente. Instensos son mis sentimientos por ti, pero están apagados... desanimados. A veces me pregunto cuántas veces al día mi recuerdo cruza tu mente, y enseguida doy con la respuesta: cada vez que te busco, y las motivaciones para hacer esto cada vez son menos. Me da un poco de lástima cuando oigo tus palabras bonitas, porque sé que son sinceras y que juras que bastan para hacerme feliz y alimentar lo nuestro. Te quiero aquí, conmigo, ahora; no una poesía barata que no me da certeza de absolutamente nada. Tú disculpa, realmente aprecio los gestos pero se le puede decir a cualquier otra persona. En cambio, hay cosas que únicamente puedes hacer por y para mí, y tampoco implican una inversión de grandes sumas de dinero... ya sabes que me da pena abusar de ti de ese modo. Sólo quiero sentir que aún me amas, y lo único que logro sentir es un cierto cariño especial, nada apasionado ni muy profundo. Todo esto es desesperante, un día de estos me ahogaré con mis propias lágrimas, que más miserables y estúpidas no pueden ser. Y lo son aún más cuando realizo que tu no tienes motivos para derramar ni una sola. Cada vez eres más feliz y cada vez te alejas más de mí. ¿Coincidencia? No lo creo. Ya ni siquera sirvo de soporte ni apoyo, porque cada vez me derrumbo más y también es notorio como te animas y relajas con otros. Yo te estreso y te incomodo, y suelo preguntarme si por eso desapareces todo el tiempo. Yo pensaba que tus ocupaciones eran el motivo, pero resulta que tienes bastante tiempo libre que usas para tu entretenimiento. Espero que lo estés disfrutando mucho, jamás desearía lo contrario. Nunca sé dónde estás, ni menos lo que haces. También me pregunto el momento exacto en que te di permiso para que abusaras de mi confianza, no pensé que te sentías tan a gusto. Lo único de lo que tengo certeza es de cuánto me deseas, pero no se si eso me hace sentir mejor o peor. Entre más me deseas, más crece tu deseo en general, y más deseas a otras personas. De hecho, con lo delgado que está este hilo que nos une, no me siento nada bien con eso. No pienses que te estoy echando la culpa de toda la mierda. Esta sensación, la cual no es únicamente provocada por mi situación contigo, me ha llevado a un aislamiento disimulado pero existente. Ya no me ocupo de nada, ni de mí... así que tampoco de ti, aunque tampoco me has manifestado molestias al respecto (como lo hacías antes). Me he callado la boca para mantener esta paz superficial y falsa, para seguir viendo tu hermosa sonrisa. Sin embargo, ahora sólo queda hacer cuenta regresiva para ver cuándo va a estallar esta bomba. Nada de esto es correcto, sé claramente que debí seguir intentando expresar mis sentimientos aunque crea que mucho no te importa. Soy tan cobarde, pero en mi mente no para de latir cierto pensamiento: estarás mejor sin mí. Ya te lo he dicho, pero no te miento cuando lo hago. Tú sigues y seguirás creciendo, independizándote, alcanzando metas y rodeándote de personas que te importen. Yo me estanqué hace tiempo en el mismo lugar, y no quiero amarrarte mientras veo cómo resuelvo mi vida  aunque quiera gritar por tu ayuda, es algo egoísta... sobre todo porque quieres convencerte de que me necesitas, cuando objetivamente no es así. Es muy probable que algún día tengas que desprenderte de mí para poder alcanzar la felicidad, y es lo último que quiero hacer... pero por ti, ¿qué no haría?  Creo que llegado al borde de la obsesión. Quiero pruebas de tu amor, quiero que seas feliz, quiero estés aquí, quiero que te vayas, quiero darte un puñetazo que te sacuda. Realmente odiaría contaminar la maravillosa persona que eres. Perdóname, creo que lo confundí todo aún más. 

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas