Revista Comunicación

Periodistas a comisión

Publicado el 24 marzo 2014 por Josesanclemente
Hace algún tiempo que sigo la evolución digital de los medios norteamericanos, como si en sus ensayos de laboratorio y pruebas con lectores-humanos pudiésemos encontrar la vacuna que inmunice a los diarios españoles, sobre todo a las cabeceras de papel, que se están apagando mientras transitan con pánico a lo digital.
Aquí los "muros" y barreras más o menos franqueables parece que se van a ir imponiendo con cautela en los grupos de comunicación clásicos con el consabido riesgo para el crecimiento de la audiencia.
Allí, en EEUU, me ha preocupado como algunos diarios digitales en abierto, incluso otros semigratuitos, están incentivando el crecimiento del número de sus visitas y de páginas vistas. La fórmula consiste en pagar el artículo o la crónica periodística por el número de clics que éstos obtienen.
Cita David Carr en su artículo del domingo 23 de marzo en la edición internacional de The New York Times, que medios como The Oregonian o The Daily Caller, entre otros, ensayan fórmulas para pagar un sueldo base a sus periodistas y un variable en función del número de entradas que obtienen sus artículos.
¿Pasaremos del tanto a la pieza al tanto por clic en España? El precio de las colaboraciones periodísticas al igual que el salario medio de los redactores en nuestro país ha descendido sustancialmente en los últimos años, producto de los fuertes ajustes que vienen realizando las empresas periodísticas sumidas en una crisis, publicitaria, de ventas y financiera, colosal.
Pero ¿Es esa una buena solución para que aumente la audiencia de un medio? ¿Y para que aumente la retribución del periodista-comisionista?
El periodista se podría ver abocado a tratar los temas más populares y con mayor proyección comercial, titulando bajo la espada de Damocles de la métrica de la red y quizás se relegarían aquellas crónicas de interés que requieren esfuerzo en investigación, pero que no tienen tantas entradas de los lectores en general. Miles de trampas en titulares, fotografías y vídeos que podrían resultar  aparentes y engañosos, pero atractivos para muchos lectores podrían llenar las páginas de muchos diarios.
La fórmula podría ser un incentivo para degradar más el periodismo y la información que reciben los lectores.
Los reportajes de The Oregonian han tenido varios premios Pulitzer de periodismo y seguramente no tuvieron tantos clics como para que el reportero hubiera podido ganarse un extra que le permitiera cenar en un restaurante.

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