Personajes

(Escrito el 18 de mayo de 2010, tres días después del último concierto de Gustavo Cerati quien nos ha dejado definitivamente hoy. Un personaje ejemplar, un personaje a seguir, un personaje en toda su dimensión, a él dedico esta publicación)

Hay el que se queja de todo, aquel humano que su participación constante es un reclamo ante una determinada situación. Su andar en la vida es que nada está bien hecho, mejor aún, nada está hecho a la manera que esta persona lo haría. Hay quien cae mal, hay quien no, pero su razón de ser es la de quejarse una y otra vez independientemente de que tenga la razón o no. Proponen muchísimo, pero siempre después de un gran set de quejas que hasta pudiéramos llegar a aprendernos de memoria.

En un aire similar, el pesimista, aquel que está plenamente seguro que todo saldrá peor de lo que el mismo es capaz de pronosticar. En el diccionario la palabra esperanza pertenece a una lengua muerta, aunque se defina prevenido emana en cada acto un pesimismo que enferma, que molesta y desagrada. Es capaz de quitarle los ánimos a cualquier ser humano sin siquiera cruzar una palabra.

No falta el egoísta, que se siente dueño de todo y no entiende que los demás no compartan las cosas pero es inhumano que se le solicite compartir. No solo en lo material, en lo sentimental, en cada vínculo humano se destaca por exigir como la ley y en ausentarse a la hora de tener que dar. Suelen brillarles los ojos cuando le hablan de propiedad, pero aquel brillo se esfuma cuando se acompaña de la palabra compartir.

También forma parte el alegre, el que intenta ponerle la fiesta a la vida. El que valora los instantes y momentos con el añadido de que la alegría es un interesante ingrediente para superar cada día de obstáculos que nos presenta el mundo. No necesariamente es chistoso ni tiene porque hacer el ridículo, encuentra la manera de que la sonrisa sea un efecto contagioso en quienes le rodean.

Aparece aquel que está dispuesto a ayudar, ese ser que encuentra en los demás la alegría de vivir, dado que valora el aporte que puede entregar sin siquiera preguntarse por sí mismo. Está pendiente todo el tiempo de los demás, tanto que a veces logra que no estén pendientes de él mismo, porque prefiere seguir centrado en proveer a los demás de todo cuanto le sea posible para seguir con la consiga de vida: Dar.

El sabelotodo siempre hace presencia porque debe dar su aporte de conocimiento o experiencia, procura no caer mal dada la “inmensa acumulación de conocimiento” que posee pero a veces no lo logra. Siempre tiene respuestas, siempre tiene algo que decir y algo que aportar, aunque raye en lo fastidioso.

La esperanza es su escudo y logra sembrarla inclusive en aquellas almas más escépticas, porque se alimenta de detalles y energías positivas, asumiendo que éstas procuran la mejor situación posible para toda actividad o existencia. Aunque pudiera en algún momento perder la esperanza, su deber ser le impide dejar de propagarla porque entiende que debe seguir alimentando al mundo de dicha vibra, logrando de alguna manera alimentarse de vuelta cuando realmente se haya perdido.

Aunque la gente le ve pasar, logra pasar desapercibido. Aquel ser que prefiere no ser identificado o percibido en toda situación posible, prefiere pasar con más pena que gloria porque siempre debe ocuparse de otros asuntos que nadie sabe a qué van, pero que siempre le mantiene ocupado.
Como los anteriores, encontraremos muchos más y no precisamente en nuestros grupos de amigos o familiares sino más bien dentro de nosotros. Todos tenemos un quejón, un pesimista, un egoísta, un alegre, uno que solo procura ayudar, un sabelotodo, un pregonero de esperanza, un desaparecido, y tantos otros seres que vemos en los demás pero también habitan en nosotros.

No vale la pena entablar la discusión de cuales son malos y buenos, no hay discusión, más bien el acuerdo de que de alguna manera todas estas personas salen a relucir en situaciones, momentos o etapas de nuestras vidas, como si fueran un vestido que el alma utiliza para enfrentar las cosas que se avecinan.

Efectivamente en algunos casos, algunas de estas personas tienen un poderío que le definen y le señalan como tal, eso es innegable, de nosotros queda la posibilidad de ayudarlos en el caso que no le facilite la vida o de auparlos en el caso que le permita siempre encontrar el camino deseado.
Es raro encontrarse con varios en una misma situación, en una misma respuesta, en un mismo pensamiento, pero créanme que todos son capaces de opinar y en el fondo nosotros terminamos dándole más voto a unos que a otros. Por ahí definimos las cosas y por ahí creamos la fama que tengamos y que se relacionan con estos personajes que deambulan dentro de nosotros.

Habrá quien esté de acuerdo, habrá quien no, pero nunca procure poner a estas personas de acuerdo porque no es posible lograrlo, cada percepción o forma de responder genera cierto equilibrio en nuestras vida, un equilibrio que se ha vuelto una constante búsqueda de la vida.
El equilibrio es, que estas personas se lleven entre sí, procurando lo mejor para todos los seres humanos que rodean nuestras vidas, incluyéndonos.
Mi agradecimiento eterno y toda la bendición posible para que le sonrían al mundo y a todos los que les quieren, entre quienes humildemente me incluyo… ¡Pura Vida!