Revista Cultura y Ocio

Personajes de la novela policíaca

Publicado el 22 junio 2015 por Ana Bolox @ana_bolox

La novela policíaca se caracteriza, entre otras de sus muchas particularidades, por tener un grupo de personajes muy especiales que no aparecen en otros géneros novelísticos.

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En toda historia detectivesca necesitamos un detective, un asesino, una víctima, una serie de sospechosos y luego, además, un pequeño grupo de personajes secundarios que alimenten la trama. Y no sólo hay que crear estos personajes de manera convincente, como en cualquier otra novela, sino de forma que entre todos tejan una complicada red en la que el lector tropiece y no sea capaz de llegar como vencedor al final del juego que se establece entre él y el escritor.

El detective

Antes siquiera de escribir la primera letra de tu novela y antes incluso de planificarla, debes tener muy claro el tipo de detective que vas a utilizar. Y cuando hablo de tipo de detective no me refiero a su carácter, personalidad o naturaleza, sino a cuál de las tres posibilidades de detective que te ofrece una novela policíaca:

1. Un policía.

2. Un detective privado.

3. Un detective aficionado.

Cada uno de ellos cuenta con sus pros y contras (de los que hablaremos en una futura entrada), y, por supuesto, la elección que hagas afectará de forma notable tanto al tipo de novela que escribas como a su devenir.

La víctima

¿Cómo elegirla? Sí, la pregunta no es baladí.

Casi siempre, cuando se nos ocurre la idea para una nueva novela policíaca, tenemos elegida a la pobre víctima desde el principio de los principios. Sin embargo, ¿cómo podemos estar seguros de que es la adecuada? En ocasiones, por más que nos empeñemos, la realidad acaba por demostrarnos que el desgraciado personaje al que habíamos elegido como víctima no es, en realidad, el afortunado que ha salido ganador en el reparto de papeles. Entonces, hay que volver atrás, quizá cuando ya se lleva escrita una gran parte de la novela, y comenzar de nuevo.

Afortunadamente, hay algunas formas de asegurarnos de que nuestra elección es correcta. O, de no serlo, descubrir dónde está el error, por qué es un error y qué otro personaje llevará el boleto ganador para convertirse en víctima.

El asesino

Lo mismo puede decirse de nuestro asesino. Quizá desde el principio lo hemos visto muy claro y, cuando llegamos al final de nuestra novela, nos damos cuenta de que el pobre es tan evidente que no engañaría a un niño.

En el momento en que escribo esta entrada, me encuentro en pleno proceso de reescritura de la segunda entrega de mi serie Carter & West, Quadrivium. Una novela que  estoy rehaciendo por completo. En realidad, es una novela que escribí hace dos años, cuando aún me movía por las pantanosas aguas de la novela policíaca con poca pericia. Después de aprender mucho sobre este género, y de incluso elaborar una par de talleres de novela policíaca, decidí que tenía que cambiar al asesino. De repente, mi cerebro lo vio claro. Todo eso que había aprendido me llevó por derroteros inesperados y la nueva Quadrivium será, desde luego, muchísimo más complicada para el lector (así como para nuestros queridos Carter y West), y también con mucha mayor carga social y emocional.

Conocer de antemano los secretos de la elección y creación de estos personajes hará de nuestras novelas no sólo historias más interesantes, sino también historias bien cimentadas desde el principio.

En lo que se refiere a nuestro taller en concreto, si el asesino y la víctima de una novela policíaca son las ruedas directrices que orientan el misterio, el detective es el motor, es decir, es quien hace que la historia se mueva y es también el conductor que va a guiarnos durante el camino que recorra la investigación hasta llevarnos a ese final inexorable de toda novela policíaca en el que se produce la revelación, esto es, el descubrimiento de la identidad del asesino.

Taller de novela policíaca I

Los sospechosos

En toda novela policíaca debe haber al menos tres sospechosos (entre los cuales debe encontrarse el asesino, naturalmente) y la elección de estos personajes tampoco puede realizarse al azar. Existen una serie de parámetros que deben tenerse en cuenta y estudiarse con cuidado a la hora de seleccionarlos, además de que cada uno de ellos debe presentar al menos uno de los tres mecanismos que utilizará nuestro detective para descubrir al culpable: motivo, medio y oportunidad.

Luego, además, asignarles algún secreto jugoso que complique la investigación y que incluso dé lugar a una subtrama puede enriquecer bastante nuestra historia.

Los personajes secundarios

Supongo que debe de dolerles ese adjetivo que siempre les acompaña. Lo de secundarios, cuando sin ellos la novela quedaría a medido vestir, debe de resultar humillante, pero lo cierto es que ése es su nombre y así hemos de referirnos a ellos.

Un buen grupo de personajes secundarios, perfectamente individualizados y a los que se ha de asignar una función en la historia es imprescindible para que nuestra novela se sostenga en lugar de avanzar tambaleante a lo largo de las páginas.

Tal y como hemos mencionado en los casos anteriores, es una tarea ineludible para el escritor la de elegirlos con esmero y siempre con un objetivo presente para cada uno de ellos

Uno tras otro, los personajes de la novela policíaca requieren de un trabajo que va mucho más allá de su mera creación y caracterización. Son piezas de una maquinaria muy delicada en la que, al menor problema, toda nuestra edificación se viene abajo, como la casita de paja que el cerdito perezoso construyó.

Así pues, la creación de estos personajes es una tarea afanosa y al mismo tiempo delicada. En el mecanismo de relojería que supone la construcción de una novela policíaca, cada elemento debe estar perfectamente pensado para que encaje en el lugar que le corresponde, y los personajes son una de las piezas más sutiles de crear y con las que el escritor arriesga gran parte del funcionamiento de su novela.

Taller de novela policíaca I

En efecto, la elección adecuada de todos estos personajes y una caracterización cuidada supondrá un valor precioso para nuestra novela detectivesca además de facilitarnos enormemente la cuadratura del círculo que supone crear el rompecabezas al que tanto el lector como nuestro detective habrán de enfrentarse.

Hablaremos con mayor detenimiento de cada uno de estos personajes en futuras entradas. No te las pierdas, intuyo que te resultarán de ayuda. Mientras tanto, si este artículo te ha resultado de interés, te agradeceré muchísimo que lo compartas en las Redes Sociales :-)

Fotografía: FreePho, Javier Bedrina.

Fuente:  Taller de novela policíaca I, Ana Bolox

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