Revista Cultura y Ocio

Personas como yo, john irving

Publicado el 16 septiembre 2014 por Ana Ana Fidalgo
PERSONAS COMO YO, JOHN IRVING
EL DESCUBRIMIENTO DEL DESEO
Personas como yo, John Irving, 2012

Nos forma aquello que deseamos, dice Billy Abott, el protagonista de esta novela, en el primer párrafo. Personas como yo habla del deseo y de la responsabilidad personal para alcanzar el objeto de nuestros anhelos.
John Irving es un escritor que mantiene un fructífero idilio con la industria cinematográfica estadounidense. Sus novelas no solo se convierten en best-sellers, sino que las adaptaciones de estas al cine suelen conllevar un enorme éxito, a pesar de que el mismo autor afirma no pensar casi nunca en esta posibilidad cuando escribe, con excepción de cuando concluía Las normas de la casa de la sidra, cuyo guion adaptado le hizo ganar un Oscar.
Esta vez, Irving se introduce de lleno en el tema de la defensa de las minorías sexuales, tratado desde el punto de vista de un protagonista bisexual. Pero en la lectura de esta novela se percibe una fuerza y una violencia que vienen conferidas por el trasfondo del SIDA que azota a los personajes, al percibirse desde la óptica de su silenciamiento durante la administración Reagan en Estados Unidos. Por otra parte, la cercanía con que nos golpea Irving viene de los temas sociales que trata: la adolescencia, el sexo, el aborto, las relaciones familiares, temas de actualidad política en opinión del autor, sobre todo por esa forma incómoda y dura de tratarlos, que resulta políticamente irritante para los sectores más conservadores de su país.
Posee Irving también una capacidad asombrosa para crear esos personajes secundarios que a veces aparecen en la literatura y crecen en la novela hasta superar al protagonista, configurándose como plenamente imprescindibles en nuestra memoria literaria. Esto ocurre aquí con la señorita Frost, una mujer transexual que inicia a Billy, no solo en el sexo, sino en su madurez humana y en el mundo de la literatura. De estas dos acciones: de la naturalidad y fuerza con que defiende su orientación sexual y personal en un pequeño pueblo estadounidense durante los años 50, por un lado, y de la entereza con que protege y educa a Billy, por otro, aceptando la responsabilidad de su destino, emana la categoría grandiosa de este personaje. Se trata de una auténtica heroína clásica, que lucha y sufre por mantener la integridad de sus ideales.
PERSONAS COMO YO, JOHN IRVING
En la señorita Frost descubre Billy al mismo tiempo el deseo erótico y el ansia de lectura, mostrando cómo a veces el despertar literario se despliega paralelamente al proceso de maduración personal y de descubrimiento del mundo. Billy tiene tanta necesidad de hacer el amor con la señorita Frost como de convertirse en escritor, porque ella representa para él el descubrimiento del deseo, y tanto el sexo como la literatura simbolizan para un adolescente inquieto el mundo fascinante donde todo cabe (lo desconocido, lo prohibido, lo lejano, lo inalcanzable, lo ansiado, lo que no se comprende) y donde todas las posibilidades son susceptibles de materializarse.
Hay mucho más en esta novela: el amor al teatro, la enfermedad, la muerte, el fantasma del padre... En esencia, Irving es un escritor que reconoce su debilidad por la novela decimonónica, tal vez un molde caduco en nuestra época, pero cuyo modo de transmitir las historias resulta siempre eficaz y atractivo. La grandilocuencia de Irving, su entusiasmo literario, aquí no molestan, sino que confieren una complejidad narrativa y una hondura a los personajes que vuelven la historia creíble y, sobre todo, emocionante.


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