Revista Solidaridad

Personas sin hogar se agreden

Por Enriquerichard
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Fotografía de Ara.cat

El día 6 de este mes el periódico Ara.cat lo contaba: en Barcelona, en la plaza del Duc de Medinacelli un joven magrebí había sido apuñalado por un compañero suyo y había sido hospitalizado en el hospital del Mar. El artículo termina diciendo: Uno de ellos, que como el resto tampoco quiere enseñar la cara ni decir cómo se llama, sí pide que quede por escrito el problema de fondo que sufren todos y que explica éste y otros enfrentamientos: “No tenemos trabajo”.

No es la primera vez que acciones como ésta se producen en esta plaza. Todos los martes Puri y yo pasamos por esa plaza y conocemos a muchos de los marroquíes y argelinos que viven allí y duermen por los alrededores. Son personas que no solamente no tienen trabajo desde hace mucho tiempo, sino que no tienen posibilidad de encontrarlo porque tampoco tienen papeles para poderlo conseguir. Hace tiempo que tiraron la toalla porque nadie les da soluciones. Algunos trabajaron y la crisis los echó del mundo laboral y perdieron el derecho a trabajar legalmente, porque legalmente no tienen derechos.

La calle es su hábitat, el alcohol, su consuelo; falso consuelo para los que estamos en el otro lado, tenemos nuestra casa y somos legales.

Unos veinte años nos dijeron que tenía el agredido. Antes que la noticia saliese, nos lo habían contado a nosotros y nos habían dicho su nombre y nos habían pedido que fuésemos al hospital para acompañarlo. Confían en nosotros, aunque nosotros poco podemos hacer con las personas a las que este sistema les ha colgado el sambenito de “ILEGALES”.

No; no es la primera vez que la agresividad contenida se dispara en esta plaza. Algunas veces la prensa se hace eco, otras muchas, ni se entera ¿para qué, si no hay soluciones, si no se buscan soluciones? Como mucho durante algunos días habrá un mayor control por parte de las policías o los echarán de la plaza y de sus alrededores, pero, al tiempo volverán a reunirse, porque se necesitan mutuamente. Se necesitan para salir de su soledad y compartir lo que les queda de común: su lengua, su tierra, sus recuerdos, su pobreza, su exclusión… y el vino… y saldrá la rabia contenida, quizá encubierta en 10 euros que no han repartido o por un cartón de vino que se bebió el otro…, o contra nosotros que no les damos la solución: “con las palabras no se vive…”

Algunos no pueden levantarse: la calle se les cayó encima y ya no saben/no quieren salir de ella. La calle se los comió y el vino hizo el resto. Enfermos, casi sin fuerzas, deambulan pidiendo en el vino que no se les alargue la existencia.

Para nosotros lo que ocurre en la plaza del Duc de Medinacelli no es la reseña en un periódico de una pelea entre borrachos. Para el Equipo de Calle de Arrels Fundació la plaza del Duc de Medinacelli son las personas que desde hace ya muchos años siguen viviendo en la plaza, porque esta sociedad les ha quitado la oportunidad de salir de este mundo. Un mundo violento y agresivo que no gusta y que de vez en cuando nuestros periódicos lo sacan para denunciarlo y remover sentimientos, pero que no provocan soluciones.

El Equipo de Calle nos hemos convertido en observadores impotentes de tanta injusticia.

Enrique


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