Revista Ilustración

Philae aterriza o la sonda de Neil Young

Por Davidrefoyo @drefoyo
Philae aterriza o la sonda de Neil Young


Los objetos se anidan dentro de un espacio indescifrable

atraídos por una extraña fuerza
que los científicos denominaron amor

Philae fue diseñada a tu imagen y semejanza:

más de una década nadando contracorriente,
analizando los entes gravitatorios y las circunstancias,
tomando datos y cargando las baterías
-paneles solares mediante, jódete Cañete-
para, finalmente, conseguir un aterrizaje.

Uno.

Los periódicos no ocultaron la problemática
y la gente en la calle
o los amigos en casa
coincidieron en la dificultad,
en el pequeño paso para el hombre
y el resto de leyendas inspiracionales.

Neil Young piensa en otro disco,

otro álbum basado en la longitud de onda,
en el cableado interestelar,
en Houston, Castilla.

Fuiste sonda y cometa,

tardamos toda una carrera espacial en lograrlo
y, por fin, nos hicimos la foto.

Quizá al borde del cráter, quizá en medio de la urgencia

pero estamos acoplados.

Un viaje mágico a través del cosmos.

Más de una década de estudio, de convergencia,

de pequeñas casualidades
y aterrizajes sin apenas ensayos.

Voy a dejar aquí estas zapatillas, dije.

Compra un cepillo de dientes, respondiste.
300.000 kilómetros por segundo en una sola dirección.

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