Revista Arquitectura

Piedra natural; patologías y defectos

Por Arquirehab @arquirehab


          La piedra, en comparación con otros materiales de construcción, presenta la ventaja de tener mayor durabilidad, por ello ha sido ampliamente utilizada en la construcción durante siglos.
         Todas las construcciones están sometidas a la acción de una serie de agentes externos que condicionan su evolución a lo largo del tiempo. Estos agentes son conocidos como factores de alteración y se definen como aquellos parámetros capaces de provocar cambios perjudiciales en ciertas propiedades, manifestándose en formas de indicadores de alteración a través de determinados mecanismos. Por tanto, estos factores de alteración condicionan el comportamiento de los materiales en una obra.
Piedra natural; patologías y defectos.          Particularizando para el caso de la piedra, los factores de alteración los podemos considerar de dos clases; por un lado, los externos, que condicionan en gran medida las transformaciones que sufren los materiales que constituyen la obra. Y, por otro, la propia estructura y los materiales de la pieza, que conforman los factores intrínsecos de alteración y que dependen de las características del material pétreo, definiendo su evolución natural.
          Entendemos por alteración el cambio de propiedades que experimenta la piedra cuando, ante variaciones del medio que la rodea, evoluciona hacia situaciones de nuevo equilibrio. Cuando la alteración conduce a una pérdida de propiedades la llamamos degradación, y cuando se incluye esta degradación en un contexto más amplio, como es un edificio o una unidad de este, se denomina patología. En este contexto, las patologías son problemas inherentes asociados al proceso constructivo y a la evolución de las propiedades de los materiales, que pueden aparecer en el edificio con posterioridad a su ejecución. Así, la piedra natural puede sufrir alteraciones originadas por diferentes factores de alteración como el ataque de distintos agentes agresores y sus combinaciones: agua, sales, organismos, acción antrópica… Los factores causantes pueden agruparse en seis apartados:

  • Factores intrínsecos.
  • Factores ambientales.
  • Factores de uso.
  • Factores biológicos.
  • Factores de tensión.
  • Factores incompatibles: tipo de material, cálculo, selección, colocación…


Estos últimos son los más susceptibles de poder ser minimizados, permitiendo detectar:

  • Defectos del material pétreo: por causas naturales, de extracción, de transporte o de colocación.
  • Elección inadecuada del material: tipo, acabado, tratamiento o uso.
  • Dimensionamiento incorrecto del producto: por desconocimiento de las características físicas o mecánicas.
  • Defectos de ejecución: mano de obra no cualificada, sistemas de colocación inadecuados (anclajes, morteros, etc.).
  • Falta de mantenimiento o mantenimiento inadecuado.


          Cada uno de los factores citados por separado o su combinación producen mecanismos que originan dentro de un edificio patologías que se pueden manifestar de diferente forma y que se conocen como indicadores de alteración, a modo de desprendimientos, roturas, fisuras, oxidaciones, deficiencias ornamentales…; pudiendo contribuir a la ruina de la obra o a problemas estéticos de muy diversa índole. Por tanto, el conocimiento y el asesoramiento previo en el uso de un producto tan noble, bello y duradero como la piedra natural en el proceso constructivo permite disfrutar de un material considerado casi eterno, pero que puede perder su valor funcional, artístico o estético debido a la alteración de sus características iniciales, producto en algunos casos de un proceso patológico predecible.
Juan José Tejado Ramos y José María Ávila Macías. Instituto Tecnológicode Rocas Ornamentales y Materiales de Construcción (Intromac).


Fuente:  Revista BIA


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