Revista Sociedad

Pilar Rahora defensora de la telebasura y su bolsillo en su artículo en La Vanguardia.

Publicado el 18 noviembre 2011 por An_tonio

Pilar Rahora defensora de la telebasura y su bolsillo en su artículo en La Vanguardia.Pilar Rahola defensora de la telebasura y su bolsillo en su artículo "Parar La Noria" en La Vanguardia, donde asegura que todos los que criticamos La Noria somos unos intolerantes y unos fascistas por el simple hecho de criticar las ganancias multimillonarias de ciertos señores y contertulios removiendo mierdas y acercándolas al ventilador televisivo.
Ella muy acostumbrada al gallinero fácil y al griterío inútil acusa a internet de dictar las doctrinas contra Tele5, como si a Tele5, ejemplo práctico de calidad televisiva - esto es ironía vayamos a liarla- no se ganase las enemistades segundo a segundo. Es fácil, rebajar el nivel intelectual televisivo cada sábado noche y ahondar en el insulto de la intolerancia y el franquismo a quien no ve con buenas ojos las prácticas televisivas del todo vale. Querida Rahola, haztelo mirar.....y si es por dinero, seguro que en Saber Vivir ¿te gusta la metáfora? encontrarías acomodo rápido. Un beso y ya sabes el lema de la casa:  Un libro se suicida cada vez que pones Tele 5.
Aquí abajo os dejamos el artículo de Rahola en La Vanguardia para que nadie nos acuse de tocar de oído.
Parar La Noria.
El concepto de boicot me parece, en general, una forma de fascismo. Y cuando ese boicot se dirige contra un medio de comunicación, las alarmas se disparan, porque detrás de un boicot no palpita la defensa de la libertad sino, la fuerza de la intolerancia, capaz de conciliar miedos, prejuicios y estigmas contra un objetivo escogido, como si fuera una brutal cacería. El boicot a La noria es paradigmático de lo que significa esta nueva inquisición que habita en internet, donde el que chilla más en una red social puede distorsionar la realidad. Y si no, al caso. La realidad es que La noria es un programa de éxito que ha conseguido aunar desde crónica social o divertimento rosa con duros debates políticos y enconadas entrevistas. Por supuesto no todo lo que hace es del gusto de todos. Pero su grandeza es que ama tanto la libertad de expresión que cualquiera de los que colaboramos hemos expresado críticas en directo al programa, sin sufrir ninguna censura, lo cual es bastante insólito en el panorama televisivo. Para muestra mi propio botón. Personalmente no me gustan nada los productos negros, aquellos que escarban en la zona oscura de la sociedad, crímenes, violaciones, abusos, y yo nunca pagaría a un personaje de este mundo para contara su película. Por ello mismo fui crítica con la entrevista a la madre del Cuco, allí, en directo, sin red, como deben ser las críticas libres. Pero es mi gusto personal, lo cual difiere de la mayoría de los ciudadanos que consumen este tipo de temas con pasión desorbitada.
Y por ello mismo todas las televisiones dedican horas enteras a hablar de crímenes, tanto las que se llevan la mala reputación como las que van de santonas y se permiten afear a los demás. Esa madre es la misma que se había paseado con las mismas condiciones por Antena 3 y por Cuatro, y nadie gritó por las esquinas de internet. ¿Será que hay gritos que nacen en algunos intereses nada vírgenes? Y puestos a definir la basura televisiva, me parece más basura un debate político donde dos tipos que deben resolver el paro de cinco millones de personas no permitan una sola pregunta. ¡Eso sí que es periodismo basura! Lo cierto es que esto apesta, primero porque es un ataque en toda regla a los millones de televidentes que ven el programa. Segundo, porque los intereses que hay detrás del boicot no están nada claros. Y tercero porque abre un precedente peligroso. ¿Qué será lo siguiente, la quema pública de personas? ¡Ya está bien de doble moral! La televisión no es una cátedra universitaria, pero tampoco es el mal de esta sociedad. Y, desde luego, hay mucha más honestidad en un programa que enseña sus cartas a pelo que en según qué inquisiciones nacidas al albur de intereses opacos. No nos engañemos. Estos boicots no son la expresión de las buenas maneras. Muy al contrario, son la expresión más eficaz de la intolerancia.
Artículo en La Vanguardia de Pilar Rahola el Día  17/11/2011


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