Revista Arte

Pintura renacentista

Por Alma2061
PINTURA RENACENTISTA
La expulsión del Paraíso Masaccio fue un innovador en el campo de la perspectiva y del claroscuro. La expulsión del Paraíso es uno de los seis frescos que Masaccio pintó en la capilla Brancacci de Santa Maria del Carmine, Florencia. Esta obra expresa la vergüenza y desolación de Adán y Eva al ser expulsados del Edén.
El término renacimiento describe la revolución cultural de los siglos XV y XVI originada en Italia por el despertar del interés hacia la cultura clásica y por una fuerte confianza en el individualismo. Véase Renacimiento (arte y arquitectura). Se seguía rindiendo culto a los logros de la antigüedad, pero al mismo tiempo se producía una reactivación intelectual y cultural. Por ejemplo, hacia 1427, Masaccio—uno de los grandes innovadores del periodo— realizó, en la capilla Brancacci de la iglesia de Santa Maria del Carmine, en Florencia, una notable serie de frescos que revelan su atenta observación del comportamiento humano, al tiempo que demuestran su conocimiento del arte antiguo. En La expulsión del Paraíso, su Adán y Eva están realmente avergonzados; la postura de Eva, intentando cubrirse el cuerpo con los brazos, está basada en una actitud característica de la escultura clásica, conocida como la Venus Púdica.Las iglesias y edificios seglares de Italia y los museos de todo el mundo ofrecen una gran cantidad de la pintura renacentista italiana.

6.1 Pintura renacentista temprana

PINTURA RENACENTISTALos tres filósofos El cuadro Los tres filósofos del pintor veneciano Giorgione data de 1508 y muestra su característico uso de la luz para crear una atmósfera determinada. Gran maestro del retrato, Giorgione inició un estilo de pintura que más tarde adoptarían otros artistas como Tiziano y Petrus Paulus Rubens. Esta obra se encuentra en el Kunsthistorisches Museum de Viena, Austria.
El desarrollo de los principios de la perspectiva lineal, llevado a cabo por varios arquitectos y escultores a principios del siglo XV, permitió a los pintores conseguir, por medio de la representación bidimensional, la ilusión del espacio tridimensional. Muchos de los artistas del primer renacimiento —como Paolo Uccello, Piero della Francesca y Andrea Mantegna— se valieron del empleo dramático de la perspectiva y del escorzo en su dibujo para producir la ilusión de la prolongación de un objeto o figura en el espacio. La exploración de la anatomía condujo a un mayor entendimiento de la representación de la forma humana. También se empezaba a utilizar la pintura al óleo, desafiando a la antigua supremacía del temple y del fresco. Los pintores que explotaban el potencial de la nueva técnica trabajaban superponiendo estratos de veladuras de óleo transparentes y los lienzos sustituyeron a las antiguas tablas. Algo más tarde, otros artistas, sobre todo los que trabajaban en Venecia —especialmente Domenico Veneziano, Giovanni Bellini y Giorgione— destacaron por los tonos cálidos de sus óleos.

6.2 Pintura del alto renacimiento

PINTURA RENACENTISTA
Mona Lisa La teoría más extendida afirma que La Gioconda (1503-1506), de Leonardo da Vinci, es el retrato de Mona Lisa, la esposa del banquero italiano Francesco del Giocondo. La utilización magistral del claroscuro unida a toda una serie de hipótesis sobre la identidad de la modelo y el significado de su sonrisa han convertido este cuadro en uno de los más famosos de la historia de la pintura.
Los maestros del alto renacimiento fueron Leonardo da Vinci, Rafael, Miguel Ángel y Tiziano. Paradójicamente, Leonardo sólo dejó un puñado de obras, pues dedicó la mayor parte de su tiempo a la observación científica de los fenómenos y a los inventos técnicos. Realizaba continuos experimentos con pigmentos oleosos sobre yeso seco, y a ello se debe el deterioro de los murales que han llegado hasta nuestros días, como es el caso de La última cena (1495-1497, Santa Maria delle Grazie, Milán). Rafael perfeccionó los anteriores descubrimientos renacentistas en materia de color y de composición, creando tipos ideales en sus representaciones de la Virgen y del Niño y en sus estudios de retratos de sus coetáneos. La Capilla Sixtina del Vaticano, en Roma, con sus frescos de la creación y la expulsión de Adán y Eva del Paraíso en la bóveda (1508-1512) y el gran mural del Juicio Final (1536-1541), dan fe del genio pictórico de Miguel Ángel. Un estilo de pintura colorista alcanzó su clímax en Venecia con las obras de Tiziano, cuyos retratos denotan un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Entre sus obras maestras se incluyen también representaciones de temas cristianos y mitológicos, así como numerosos desnudos femeninos, famosos en su género.

6.3 Manierismo

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El entierro del conde de Orgaz El entierro del conde de Orgaz (1586) es una obra de gran expresividad y fervor religioso basada en una leyenda del siglo XIV. El lienzo presenta una composición en dos mitades horizontales. La parte superior, en un estilo manierista tardío, muestra una fantasía y unas distorsiones mayores que las de la parte inferior, más relacionada con la época veneciana de El Greco.
Hacia 1520, surgió en Italia un estilo sofisticado y artificioso, muy intelectual, conocido como manierismo. Se confería más importancia a la complejidad y a la distorsión que a la armonía de las líneas, al color o a la composición; en el manierismo, hasta las pinturas religiosas resultaban inquietantes para el espectador. Entre los pintores de este estilo destacan Pontormo, Rosso Fiorentino, Parmigianino, Tintoretto y Bronzino. El más conocido de los manieristas tardíos es El Greco, que, aunque formado en Italia, se estableció en España. Su manera, intensamente emocional, de abordar los temas confería un fuerte sentido apocalíptico a sus obras, hasta a los paisajes, como por ejemplo su Vista de Toledo (c. 1600-1610, Museo Metropolitano de Arte de Nueva York).

6.4 Pintura renacentista del norte de Europa

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La Virgen con el Niño, de FouquetEsta tabla formaba parte del Díptico de Melun, realizado por el pintor francés Jean Fouquet para la capilla de Nuestra Señora de Melun. Fechada en el 1450, actualmente se conserva en el Real Museo de Bellas Artes de Amberes, Bélgica.
La influencia del renacimiento italiano alcanzó el norte de Europa a principios del siglo XV, pero esta renovación de la actividad artística y cultural no se basaba en la antigüedad clásica, sino que estaba más bien marcada por un gran interés hacia los seres humanos y su entorno, y a la meticulosa representación pictórica de los detalles naturales. Hablando en general, el interés por el arte antiguo y el conocimiento de la perspectiva lineal no se desarrollaron en el norte hasta el siglo XVI e, incluso entonces, no todos los artistas sacaban provecho de los descubrimientos hechos en Italia.
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Retablo Portinari Fragmento del Retablo Portinari (c. 1476, Galería de los Uffizi, Florencia), obra maestra de Hugo van der Goes y de la pintura flamenca. Pertenece al panel central del tríptico en el que se representa la Adoración de los pastores. En los dos postigos aparecen retratados diferentes miembros de la familia Portinari, entre ellos Tomás de Portinari, principal donante de la obra.
Uno de los pintores holandeses más importantes del siglo XV fue Jan van Eyck que, con la colaboración de su hermano Hubert, pintó el políptico del retablo El cordero místico (terminado en 1432, iglesia de San Bavón, Gante, Bélgica). En sus paneles hay cientos de figuras rodeadas de una gran variedad de vegetación, tan fielmente representada que se pueden identificar más de treinta especies de plantas. Entre los artistas flamencos de la época destacan Rogier van der Weyden, cuyas pinturas religiosas se centran en el drama emocional; Hans Memling, creador de figuras delicadas y llenas de gracia sobre fondos etéreos; y Hugo van der Goes, que, por encargo de la familia Portinari, pintó un soberbio retablo (c. 1476, Uffizi, Florencia) con gran riqueza de detalles. Todos estos artistas se caracterizaban por el uso de símbolos, o iconografía. El significado de los objetos no estaba en sí mismos sino que transmitían ideas abstractas; por ejemplo, una vasija de cristal simbolizaba pureza. En la Europa nórdica de entonces se entendía poco la perspectiva lineal; sin embargo, los logros de la pintura flamenca y holandesa en las técnicas del temple y del óleo no han sido superados.
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El descendimiento de la cruz, de Van der WeydenPor lo general, las obras del pintor flamenco Rogier van der Weyden tratan sobre temas religiosos. Conocido por el carácter innovador y dinámico de sus composiciones, en El descendimiento de la cruz, Van der Weyden sitúa la acción sobre un fondo plano de tonos dorados; las figuras aparecen comprimidas en un reducido espacio pictórico. El cuadro data aproximadamente de 1435 y forma parte de la colección del Museo del Prado de Madrid, España.
El pintor francés más importante de la época fue Jean Fouquet, notable retratista y miniaturista, cuya obra denota la influencia tanto del anterior arte flamenco como de la pintura italiana contemporánea. La visita que realizó a Italia en la década de 1440 queda patente en la representación de una iglesia renacentista italiana en el fondo de uno de los cuerpos de la obra devocional conocida como Díptico de Melun (c. 1450). Una de las tablas se encuentra en el Staatliche Museen de Berlín y la otra en el Real Museo de Bellas Artes de Amberes, Bélgica.
PINTURA RENACENTISTA
La Virgen y el Niño con el canciller Rolin La meticulosidad en el detalle, el estilo naturalista, las texturas de los ropajes y el interés por la tridimensionalidad espacial, evidentes en las obras de Jan van Eyck, anuncian el comienzo de la pintura renacentista del norte de Europa. La Virgen y el Niño con el canciller Rolin (1433) muestra a la Virgen con Nicholas Rolin, canciller de Felipe el Bueno, duque de Borgoña.
A principios de la década de 1500 surgieron obras maestras de pintores más interesados en el valor expresivo de sus temas que en la perspectiva, la anatomía y las proporciones correctas. Buen ejemplo de ello es el tríptico El jardín de las delicias (c. 1505-1510, Museo del Prado, Madrid), del pintor holandés El Bosco; se trata de un conglomerado surrealista de formas humanas y animales, sensualmente sugestivas, y de extrañas plantas. Otro ejemplo de la exageración de la forma humana, característica del norte en el siglo XVI, es el Retablo del altar de Isenheim (1512-c. 1515, Museo de Unterlinden, Colmar, Francia), obra conmovedora del pintor alemán Matthias Grünewald. Por contraste, otro artista alemán, Alberto Durero, el auténtico genio renacentista del norte, es conocido por su soberbia manera de representar la figura humana. Durero era un humanista, cuya curiosidad científica era comparable a la de Leonardo, y se inspiraba en el filósofo holandés Erasmo de Rotterdam y en Martin Lutero, como queda patente en el grabado El caballero, la Muerte y el Diablo (1513) y en los cuadros gemelos de Los cuatro apóstoles (c. 1526, Alte Pinakothek, Munich), obras en las que demuestra sus notables cualidades como dibujante. Otro conocido artista, alemán de nacimiento, fue Hans Holbein el Joven, recordado sobre todo por sus retratos, entre los que destacan el de Enrique VIII y el de Tomás Moro.Entre los pintores holandeses del siglo XVI sobresale Pieter Brueghel el Viejo, con sus notables escenas de la vida campesina, muchas de las cuales son comentarios satíricos sobre la locura humana. Las atractivas obras de Brueghel sobre mitos, parábolas y proverbios eran tan apreciadas en el siglo XVI como lo siguen siendo en la actualidad.

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