Revista Opinión

Pobre respuesta de mexicanos contra la pobreza

Publicado el 17 septiembre 2016 por Jamedina @medinaloera

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Hace unos días nos enteramos de la tragedia ocurrida en Tlajomulco, donde una señora que había sido abandonada por su esposo, mató a sus dos hijos y se suicidó porque lo poco que ganaba en una maquiladora no le alcanzaba para cubrir los gastos familiares.

Tragedias como ésta y otras peores se han sucedido desde tiempos remotos en nuestro país debido a la pobreza, a la extrema pobreza, sin que el Estado ni la sociedad hayan encontrado hasta hoy la fórmula adecuada para acabar con esta incalificable desgracia.

Admitamos, por principio de cuentas, que este problema no es exclusivo del gobierno, sino de la sociedad entera, porque de una forma u otra todos somos responsables del mismo. Si los problemas sociales llegan al extremo de la tragedia es porque de alguna manera todos lo hemos permitido.
Lo que hemos hecho
Hay mucha gente que ayuda a los pobres, de esto no cabe la menor duda, y lo ha hecho siempre. Existen empresas privadas y organismos no gubernamentales que los apoyan sobre todo en aspectos de salud y educación, pero claro, con una cobertura muy limitada. Las necesidades son bastante superiores.

Asimismo, muchos particulares hacemos lo que podemos para aliviar el dolor de la gente necesitada. Cualquiera puede ver a los automovilistas que entregan monedas a quienes imploran la caridad pública en los cruceros de la ciudad o por lo menos los apoyan comprándoles algo de lo que ofrecen en venta. Igualmente, hay gente que trata de ayudar cuando algún mendigante llama a su puerta. En otras palabras, aunque mínima, sí existe conciencia social sobre el problema.

A su vez el gobierno, con todo y sus políticas erráticas y desarticuladas, tampoco se ha desentendido totalmente de la situación. Desde hace muchos años mantiene una serie de programas, a través de diversas dependencias, para apoyar a los pobres en sus necesidades fundamentales como son la salud, la alimentación y la educación. Sin embargo, volvemos a lo mismo: su labor es muy insuficiente. La pobreza crece y se acentúa a grado tal que la desigualdad económica y social en México ha llegado a límites peligrosos, que ponen en riesgo la gobernabilidad misma.
Lo que falta
En estas circunstancias, y sabiendo de antemano que hay esfuerzos aislados, públicos y particulares, para aliviar la pobreza, que hoy alcanza a más de la mitad de la población mexicana, lo que urge es articular, coordinar todas las iniciativas públicas y privadas en favor de los pobres, para lograr mejores resultados.

Es necesario un Programa Nacional Contra la Pobreza que sin burocracia, sin presupuestos extraordinarios y más aún sin tintes políticos, se encargue de articular todas las acciones de gobierno y sociedad contra este flagelo, al que es indispensable dedicarle la atención necesaria.

A través de este programa podrían lograrse acciones efectivas para apoyar a los pobres: en primer lugar para saber cuántos son, dónde viven, por qué lo son, cómo se les puede ayudar de acuerdo a su circunstancia y luego obrar en consecuencia.

No permitamos más tragedias de pobreza.
Javier Medina Loera es periodista.
javiermedinaloera.com


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