Revista Política

PODEMOS, ni van a realizar el cambio institucional, ni la ruptura democrática

Publicado el 25 noviembre 2014 por Trinitro @trinitro

Pablo-Iglesias-arbol
He estado unos cuantos meses esperando antes de hacer un post sobre PODEMOS, aún así es poco tiempo para la prudencia que requiere analizar una organización que acaba de nacer y que aún no ha tenido tiempo de ejercer el poder (o llegar a él), pero la velocidad a la que están ocurriendo los cambios sociopolíticos me hacen querer dar una impresión sobre uno de los aspectos que más me preocupa de la política de partidos.

Parto de una premisa, España requiere reformas institucionales en profundidad, pero la estructura clientelar en la que está entretejido el poder político y económico en España impide que esas reformas provengan del propio “sistema” y requiere una ruptura democrática con el modelo actual.

Ante esta tesitura aparecen dos posibles opciones de ruptura democrática, la vía catalana que como todo es cuestionable y nos puede salir bien o mal (y que no entraré demasiado en este artículo), y la opción de PODEMOS como partido que pretende cambiarlo todo (o casi todo).

Quiero analizar si PODEMOS representa esta ruptura democrática con el actual sistema. No voy a entrar en elementos que se pueden criticar a PODEMOS alrededor de su ténue programa ya que son un partido muy joven y los vaivenes de algunos partidos maduros sobre su propio programa les enmarca en un contexto de debilidad programática de la oferta partidista o sobre su estructura claramente identificable con el partido que ideó Lenin, ya que los actuales partidos políticos españoles, atrapados en sus propias redes clientelares pocas lecciones de calidad democrática pueden dar. Si alguna vez entro será en futuros artículos que pudiera hacer, no en este.

Quiero responder si PODEMOS representa esa ruptura democrática que permitiría hacer esas reformas institucionales a fondo que sabemos que permitirían funcionar algo mejor a la política.

La vía de reforma constitucional de PODEMOS

Podemos al parecer ha querido optar por la vía de reforma constitucional para realizar estos cambios institucionales y esa ruptura democrática. De su retórica para-revolucionaria ha pasado a defender una opción teóricamente más “centrista” y “posibilista”, ¿es creíble esa ruptura democrática desde la hipotética reforma constitucional?

Partamos de un hecho poco controvertido. Para cambiar la constitución española en aspectos fundamentales requiere 3/5 en ambas cámaras. Y cambiar las instituciones españolas como mínimo requiere cambiar desde la ley electoral a la ley de partidos, las reglas del estado autonómico y la atribución competencial de estas, la verdadera separación de poderes judicial, la eliminación de los últimos monopolios que heredamos del franquismo, dinamitar la economía empresarial vinculada al BOE y al palco del Bernabéu, entre muchas otras cosas y difícilmente se puede hacer sin llegar a tocar la Constitución a fondo. Lo que puedes hacer son cambios de rango muy menor (por ejemplo, la ley de transparencia está muy bien, pero como no toca la red clientelar en lo más mínimo tendrás partidos disfuncionales, transparentes, pero disfuncionales).

El cambio constitucional requiere realmente esos 3/5 del Senado y del Congreso, y sólo desde unas mayorías muy absolutas (creo que sólo el PP ha podido ejercer ese monopolio del poder en toda la historia de la democracia española) puedes ejercer esa ruptura democrática desde la vía de reforma constitucional. PODEMOS puede aspirar a esos 3/5 en el Congreso si termina de autodestruirse el propio PSOE y si el PP sigue actuando como si no ocurriera nada en Catalunya, en la corrupción o en la crisis, puede ser algo parecido a un sueño erótico de Pablo Iglesias creer que puede alcanzar 3/5 + 1 de los escaños del Congreso de los Diputados y está muy por encima de lo que le dan las encuestas (algo así como el doble de diputados), y requeriría que por ejemplo todos los minoritarios desaparezcan electoralmente. Pero aspirarlo en el Senado, donde incluso el propio PODEMOS incluso imaginando que no vaya a tener problemas para presentarse en las autonómicas de 2015 y sacar un muy buen resultado, es aspirar demasiado. La propia estructura de distribución de senadores hace que la minoría de bloqueo de 2/5 esté garantizada para el PP in secula, seculorum, mucho más la capacidad de bloqueo de un PSOE y el PP juntos.

El escenario de hecho es que PODEMOS alcance como máximo 1/3 del Congreso de los Diputados, muy lejos de esos 3/5 que requiere impulsar la reforma constitucional, ya no hablemos del Senado. Cualquier reforma en esta legislatura o en la siguiente requerirá de pactos con el PSOE y con el PP, o como mínimo con el segundo. El PSOE y el PP están atrapados por sus propias redes clientelares y su propio ADN de partidos institucionales y las reformas que apoyarán no son de ruptura democrática. Ya sabemos que el PP no quiere tocar la CE para nada, y que las reformas que quiere hacer el PSOE tienen más elemento cosmético que otra cosa.

PODEMOS nos plantea un proceso constitucional reformando la Constitución Española, o nos explica como lo va a hacer y como va a conseguir las mayorías necesarias o son tan creíbles como las propuestas federalistas del PSC (recordemos que “federalismo” en catañol significa algo distinto que en castellano). O sea, igual de nulas.

Lo que es ilegal es ilegal y punto

El procés català ha representado ya una ruptura temporal con la legalidad española (durante el día de la consulta) y la construcción de facto durante una jornada de una obediencia a otra legalidad. Al menos para más de dos millones de ciudadanos. Podemos estar equivocados, puede ser insuficiente, puede que nuestras élites y redes clientelares terminen conduciendo el proceso para evitar los cambios institucionales, pero cláramente se ha abierto un elemento de ruptura democrática.

Para PODEMOS esa vía está muerta. Lo que es ilegal, es ilegal y punto. Son casi ridículas las declaraciones de Pablo Iglesias sobre las competencias de la Generalitat para hacer una DUI, aunque en un principio hicieron guiños al “procés”, luego dejaron claro que los catalanes solo pueden votar bajo la ley. No entro a discutir el contenido concreto de esta afirmación, sino que dejan claro que los catalanes no pueden iniciar un proceso de ruptura democrática (acertado o no, controlado por sus propias redes clientelares o no). Tampoco ellos optan a una vía de ruptura democrática o un proceso constituyente. La desobediencia civil no está en su programa. Ellos esperan tomar el poder y cambiar la sociedad desde el ejercicio del poder.

Con esto no digo que los catalanes seamos menos democráticos que PODEMOS, sus propias prácticas internas o los contínuos comentarios de que si llegan al poder pondrán a disposición del programa del partido las estructuras del estado dejan entrever un comportamiento ciertamente poco compatible con las democracias liberales y más con las democracias de otra cualidad de otras latitudes. Simplemente que no pretenden esa ruptura institucional sino copar el poder y aplicar su legítimo programa.

Un programa, que por cierto, han ido podando de todo aquello rupturista, incluso la ténue (desde el punto de vista de la ruptura democrática) propuesta de Renta Básica la han dejado en el tintero.

¿Es definitivamente PODEMOS una propuesta que pueda causar esa reforma institucional profunda?

Hay algunos elementos que ayudan a ubicar a PODEMOS en su justo lugar. Si las propias élites extractivas no te ven como una amenaza y te dan su visto bueno, es que no eres tan rupturista como pretendes. PODEMOS ha recibido los elogios de Ana Botín y los grandes empresarios y banqueros no ven una amenaza en PODEMOS.

Comparemos estas reacciones con las que está teniendo el club del puente aéreo y el resto de élites extractivas españolas y la alta burguesía catalana respecto al “procés catalán”. Que sí es percibida como una amenaza a los intereses de estas élites.

Realmente me resulta curioso un partido que me pide que le de un cheque en blanco con un programa de lo más ténue y que cada vez se parece más al programa electoral del PSOE, incluso pasándole por la derecha* que él cuando gobierne y tenga el poder realizará todos los milagrosos cambios institucionales que requiere el país.

Es muy distinto con el otro proceso de ruptura democrática que hay abierto en España, el catalán, donde una serie de ciudadanos se ha ido empoderando, adquiriendo capacidad de condicionar la agenda de forma colectiva y presionar al menos a una parte de las élites políticas catalanas en una dirección (acertada o no, en esto no entro), obligándoles a ofrecer un proceso de ruptura democrática y constituyente.

Podemos es sólo una promesa, de que “cuando gobernemos” no les afectarán todas las estructuras de redes clientelares y los problemas institucionales que les ha terminado afectando a todos los partidos cuando han ejercido algo de poder. Una promesa vacía basada sólo en la confianza.

"Cuando nosotros gobernemos ningún banco de inversión que especula con deuda española podrán dirigir nuestra economía" #PabloIglesiasM4

— PODEMOS (@ahorapodemos) November 12, 2014

No dudo que PODEMOS tendrá un programa con el que se diferenciará del PP, y supongo que en “algo” al del PSOE, que tienen más credibilidad y que por el momento no tienen elementos de corrupción interna. PODEMOS es una opción de gobierno de España, de aplicación de un programa (cuando lo conozcamos) diferenciado del del PP (y potencialmente del del PSOE), que no es poco. Pero no es la opción de cambio institucional que mejoraría la política de forma cualitativa.

Cuando leo las expresiones de Pablo Iglesias de que los que estamos en este proceso paremos motores y les demos el poder a ellos resulta un poco sospechoso. ¿Ahora que tengo mayor capacidad de condicionar las reglas con las que trabajarán en el futuro mis políticos un político me pide que lo deje y le ceda el poder?. Por lo que es a mí, ese argumento no me convence. Creo en la política y en los partidos, pero también conozco los límites que tienen los políticos por muy bien intencionados que sean y la facilidad de que las redes clientelares controlen gran parte de los procesos de decisión. Que PODEMOS me pida ese cheque en blanco sin pretender cambiar antes las reglas de juego de la propia política me indica que pocos cambios a fondo cabe esperar.

Además como animal político, eso de ceder el poder sin poder condicionarlo, como ocurriría en el caso de un proceso constituyente en Catalunya, me resulta bastante chocante. ¿Quieren que me desempodere, que me quite la pequeña opción de poder y cambio que tengo como ciudadano y le ceda el poder en sus manos en base únicamente a confiar en su bonita retórica de cambio?. Perdonen que yo al menos no lo compre.

* Cierto, prometí no entrar en el tema del programa, pero la poca definición y contínuas correcciones hacia el “centro” político es muy ilustrativo para el argumento que esgrimo en ese párrafo.

 


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