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Poemas de osman espinoza

Por Poetayanes @poetayanes

POEMAS DE OSMAN ESPINOZA

Osman Espinoza

TUS CADERAS

El camino hacia tus caderas
Lo he recorrido muchas veces
Y siempre me apasiona tanto
Te he besado como lo mereces
Y aun lo hago y no me canso.
De bellos paisajes es ese camino
El camino hacia tus caderas
Yo abrazado a ti y tu conmigo
Recorriendo tus montes y laderas.
Quiero de manera audaz describirlo
El bello recorrer de tu figura
Empezando de abajo puedo vivirlo
O empezando de arriba caer en locura.
Si empiezo de abajo encuentro tus pies
Dos bellos caminos hacia el éxtasis
Los acaricio como un entremés
Para llegar a la zona del énfasis
Subo tiernamente a tu muslo
Y mis manos todo acarician
Me lo como a besos sin disimulo
Y tu te aferras a mi como la flor a la brisa.
Entonces llego a tus caderas
Y abrazado a ellas empieza la fiesta
Somos a veces tiernos a veces fieras
Y en ese equilibrio esta la belleza.
Si empiezo de arriba, encuentro tu rostro
Te beso los labios y regreso a tu cuello
Me aferro a tus pechos como bebe a su calostro
Y llego a tu ombligo como un destello.
Y de nuevo estoy en ese mágico lugar
El voluptuoso país de tus caderas
Y allí es donde me quiero quedar
Y hacerte mi amor, lo que tu prefieras.

MI DESEO DE ESCRIBIR

Mi deseo de escribir
Es justo en esta débil tormentosa paz,
De ruidos urbanos, monotonías diarias,
Donde asoman a mí con fuerza las ganas,
De gritar en verso lo que pujan mis entrañas.
Me invade el deseo de escribir, expresarme,
Sin respetar prototipos ni estilos,
Pienso que es aún más infame
Congelar mi pluma y por miedo callarme.
Estoy solo, solo me acompaño,
Me abraza con cariño la brisa de la nada,
Si río, si lloro, si grito, no hago daño,
Solo escribo con mi frente alzada.
Mi inspiración es mi deseo de escribir,
He escrito a las musas, al amor,
Al sexo, a la vejez, a vivir,
A morir, a septiembre, al pudor.
No soy un poeta, no lo sé,
Tengo un compendio de poemas que pocos conocen,
Tengo en mis días un amor, que amé,
Y en mis haberes complejos, que no superé.
Pero nada importa, cuando escribo,
Solo me transporto a mi mundo,
Puedo ser un valiente fugitivo,
O un fugaz moribundo.

ABUELO

En tus arrugas converge el olvido,
De un mundo en la cúspide del recuerdo,
En mi piel plana la lujuria de lo desconocido,
Y en tus canas el éxtasis de lo vivido,
A medida que envejeces, rejuvenecen las ganas,
De querer sentir lo que no has podido,
De amar nuevamente, aquellas damas,
Que con furor encendieron tu cama.
Hoy abuelo, han declinado tus fuerzas,
Tu cuerpo no responde igual,
Pero tu alma sigue conexa,
Aquel tigre que eras, a tu nahual,
Yo, abuelo, empiezo con pereza,
Este camino injusto y desigual,
Apenas empiezo el recorrido de vivir,
Y al final del camino te veo venir.
Tomaré tus consejos de manera prudente,
Más quiero serte sincero,
Quiero vivir y conocer gente
Quiero amar y despreciar, todo lo quiero,
Pues como el sol nace resplandeciente,
también llega el ocaso como agüero,
Abuelo agradezco tu existencia,
Pues por ti coexisto, y me has dado paciencia.
 

EL ACANTILADO

Al acantilado lanzo mi plegaria,
Raudas vuelo de gaviotas la acompaña,
Rompiendo en susurros aclaman las olas,
Si tanto daño hizo, por qué aún la amas.
Es pequeño el gran vacío,
Como pequeño es el planeta
Y duele tanto lo prohibido,
Cuando ata el alma y te sujeta.
La brisa del mar me acarició enojada,
Pues la abandoné para estar a tu lado,
Y hoy vuelvo a ella destrozado, solitario,
Y la soledad pregunta: ¿Dónde habías estado?
Me abrazó el crepúsculo y me besó la noche,
El acantilado fue testigo
De que mi amor por ti fue un derroche
Pues me abandoné, para estar contigo.
La playa y el olor a sal, invaden mis entrañas,
Me dan la bienvenida,
Y estoy seguro que tú no me extrañas,
Como me extrañó la playa, ante mi huida.

RUTINA

Eres la más vil destructora,
De sueños, futuros y añoranzas,
Matas el tiempo en las horas,
Y de los humanos, su esperanza.
Atacas pasivamente, sigilosa,
Transformas la alegría en tedio,
Se pierden vidas ostentosas,
Y el amor se vuelve odio.
Eres tú, Rutina,
Quien destruyes hogares,
Y su llama divina,
Que consumía glaciares.
Los días caen cual kamikazes,
Golpeando, hiriendo el alma,
Y en ti sustentan las bases,
Que congelan la cama.
Rutina, voy a vencerte,
Porque amo la felicidad,
Porque no quiero un alma inerte,
Que muera en la vaguedad.
Rutina, aléjate de mi vida,
Porque quiero sonreír,
Porque odio la despedida,
Ya no quiero huir.
Rutina, quiero ser humano,
De pecho viril y pensamiento constante,
Quiero tender la mano a mi hermano,
Quiero hacer hoy, lo que no hice antes.
 
 
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