Revista Cocina

Pollo a la meneses

Por Carmentxu

Ingredientes: pollo (imprescindible), zanahorias cortadas en rodajas finas, tenacidad, tesón a voluntad, cebolla picada, aceite, sal, un chorrito de cognac (no vale cualquier bebida con graduación: tiene que ser específica para un buen resultado final), paciencia, buena música o, en su defecto, buenas palabras que darán un aroma único al guiso, pimienta, finas hierbas maceradas Pollo a la menesespreviamente en ironía y humor inteligente y, finalmente, una cazuela apta, con capacidad, que reparta bien el fuego por toda la base y proporcione el contexto adecuado, el marco de referencia que lo hará único. Y tiempo, el necesario, aunque no hay que dejar morir la información, quiero decir el guiso, porque si  la cocción pasa de tiempo, se pierden las vitaminas que contiene.

Ayer, mientras cocinaba (me dio por ahí en este domingo tonto), escuchaba en la radio una entrevista a Enrique Meneses. Habló de su infancia, de su adolescencia en los años bárbaros de la guerra, la de aquí, la de Europa, de cómo no tenía miedo a morir bajo las bombas y no quería refugiarse en el sótano utilizando una lógica basada en la teoría de la relatividad por la cual si se quedaba en casa sólo caerían sobre él los tres pisos superiores, mientras que en el sótano le sepultarían todos los pisos del edificio. Lógica pura. Habló de su blog, un cajón de sastre -dijo-, en el que los condimentos hacen el chup-chup necesario para cocinar una visión lúcida de la realidad que nos rodea, tan absurda y surrealista como la deconstrucción del estado del bienestar como excusa y condición imprescindible para mantenerlo. Animó a los jóvenes periodistas a tener un blog, a mantenerse alertas y no cejar en el empeño. Al final, el guiso, con tesón, productos de calidad y de temporada, sale riquísimo. Les animó a innovar en la cocina sin miedo, pero también sin perder el sentido de la proporción en las dosis, rectificando de sal si hace falta pero sin cargar las tintas, echando honestidad y decencia sin miedo y cuidando la presentación final, que la información (perdón, el guiso) ha de calar en el espíritu por los cinco sentidos. Acabó la entrevista y seguí con el guiso. Al resultado le llamé pollo a la meneses. Rico, rico.


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