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Ponte las pilas y despista a tu monotonía: tu armario

Publicado el 19 septiembre 2011 por Valedeoro @valedeoro

Si quieres lograr ser realmente bueno en alguna actividad, tienes que practicarla regularmente. Pero la fuerza de la voluntad por sí sola muchas veces no es suficiente. Si consigues cambiar el sistema y organizar el contexto de forma más favorable, entonces es más probable que lo consigas. También puedes inspirarte en las otras soluciones de esta serie.

No tengo nada que ponerme
El armario es uno de esos rincones en la casa que tienen una influencia impresionante sobre el humor. La frustración del “no tengo nada que ponerme” frente a un armario lleno puede literalmente arruinarte el día.

Julia ya no sabía ni cuanta ropa tenía. Tenía un armario empotrado enorme a su disposición, pero el caos dentro le quitaba todas las ganas de vestirse. No sabía cuánto tenía ni qué exactamente. Solo sabía que quería reconquistar su armario para que sus mañanas dejaran de ser tan estresantes.

La cruda realidad: tu armario es un escaparate de rebajas

Si no tienes nada que ponerte, la solución lógica es ir de compras. Sin saber qué es exactamente lo que buscas, te llevas una nueva prenda por su buen precio, porque la vendedora era tan simpática, porque tu amiga también ha comprado algo o porque lo podrás utilizar en un evento concreto (real o imaginario. De esta forma Julia había acumulado un número impresionante de prendas. Muchas se había puesto una vez, otras llevaban todavía la etiqueta. Como tantas mujeres, Julia acababa siempre utilizando el mismo 20-30% del contenido de su armario.

El sistema exterior: calidad y uso

Primer analizamos qué tipo de ropa necesita Julia y qué le hace sentir bien. Julia ya había ido a una asesora de imagen, así que sabía que le favorecen los colores fríos (verdes y azules). Como doctora en una clínica privada también necesita ropa cómoda y elegante de color blanco. Basádonos en sus prendas favoritas supimos que prefiere el material natural ya que no había ni una prenda sintética.

Vaciamos el armario basado en el sistema del “armario minimalista“, pero con la diferencia de que al vaciarlo, apartamos toda la ropa que no combinaba con los colores de Julia o que tenían más del 80% de material sintético. Aunque había prendas nuevas con estas características, Julia ahora sabía que nunca se las iba a poner. Además apartó las prendas duplicadas y las blancas que no iban con su aspecto elegante de doctora jefe.

El mantenimiento del orden detrás de la puerta

Las salidas de compras con las amigas, las ofertas de los clubs de compras y de los catálogos no son tentadores. Sin una estrategia para mantener el equilibrio en el armario el caos volverá. La solución para Julia tiene tres puntos de apoyo:

  • Su tarjeta de crédito está personalizada con los colores que le van bien. Así tiene un recordatorio visual a la hora de la compra.
  • Como prefiere colgar su ropa, ha limitado el número de perchas. Cuando las perchas están llenas y compra algo nuevo, algo parecido tiene que salir.
  • Cada 6 meses, cuando cambia la temporada, reserva un fin de semana para una revisión completa del interior de su armario. Las prendas que no se ha puesto durante estos 6 meses las lleva a una ONG.

Me ha confesado que se ha vuelto mucho más exigente a la hora de comprar. Si no es su color o si la textura no le gusta, no se la lleva a casa. Y las mañanas ya no la estresan.

¿Tienes algun rincón pendiente que parece llenarse por si solo? ¿Qué requerimientos puedes definir para reducir la complejidad de tus decisiones a la hora de decidir qué poner en ese lugar?


Imagen: melodramababs / flickr


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