Por la Dignidad

La marcha por la Dignidad llevada a cabo en nueve columnas desde diferentes procedencias, a confluir en la madrileña Plaza de Colón, se saldó con más de doscientos incontrolados que atentaron contra el mobiliario urbano y los vehículos policiales, tras una manifestación en la que abundaron las banderas republicanas y la “senyera”.

Si en una determinada expresión popular multitudinaria predominasen las banderas franquistas, no faltaría la crítica correspondiente en los medios afines al progresismo militante, calificando de nazis, radicales o carpetovetónicos a los participantes, contra quienes se expresaría la mayoría de esa izquierda de Armani y Visa platino. Sin embargo, cuando prácticamente solo vemos banderas republicanas y otras preconstitucionales, ¿debemos aplaudir el talante democrático de sus portadores?. ¿Son las manifestaciones violentas, el destrozo de mobiliario urbano y de vehículos policiales una expresión de libertad?. ¿Por qué no están los dirigentes de Podemos, de IU y de otras formaciones próximas a la izquierda radical condenando este tipo de actuaciones, mientras se apresuran a rasgarse las vestiduras si ven un único símbolo franquista en una manifestación pacífica?. ¿Era necesario para defender la dignidad, este tipo de comportamiento?.

Comentábamos en este mismo espacio la necesidad de enemigo, de lucha, que tiene la izquierda; uno, mucho más tímido, creo que bastante más tolerante, no desea “echar” a nadie, no pretende meter en la cárcel a nadie que no lo merezca con arreglo a nuestro ordenamiento jurídico, y en política, deseo de corazón un ejecutivo eficaz, un buen gestor, por encima de las ideologías y de los atavismos que lastran, las más de las veces, el posible buen quehacer de los políticos de turno. Que así sea.