Revista Religión

¿Por qué Benedicto XVI eliminó a la mula y al buey de los nacimientos?

Por Miguelangelgc @miguelangelgc
4.12.12

¿Realmente Benedicto XVI eliminó a la mula y al buey de los nacimientos?

Original de: Miguel Ángel García Calderón ¿Por qué Benedicto XVI eliminó a la mula y al buey de los nacimientos? 
El veinte de noviembre [de dos mil doce] en la Sala Pío X del Vaticano el cardenal Gianfranco Ravasi [presidente del Pontificio Consejo para la Cultura] leyó unas palabras de Benedicto XVI bajo el marco de la presentación de su libro La infancia de Jesús el cual completa su trilogía sobre la vida de Jesús de Nazareth.
Finalmente puedo entregar [...] el libro prometido desde hace largo tiempo sobre los relatos de la infancia de Jesús. [...] es una antesala a los dos volúmenes precedentes sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazareth
Dos años antes de ser electo como papa el sacerdote alemán expresó su deseo de elaborar un textocomo parte de un utópico legado teológico aunque al ser electo como sucesor de Pedro tuvo que segmentar su anhelo para cada minuto libre que pudiese robar a su cargo.
Desde que presentó el primer volumen [el trece de abril de dos mil siete] aclaró que sus libros serían presentados como teólogo y no bajo la potestad del pontífice [abriéndose así al diálogo además de aceptar que podría contener errores doctrinales]; cuatro años más tarde [el diez de marzo de dos mil once] presentó el tomo intermedio.  Pocos días antes de las vísperas navideñas de dos mil doce -veinte de noviembre- cerró la trilogía con el tomo más pequeño [en cuanto a número de páginas] y ni su autor y mucho menos la Santa Sede pudo imaginar el impacto que éste generaría. 
El tercer libro no tendría por qué haber causado revuelo más que entre sus futuros compradores pero la prensa internacional se encargó de hacer eco de citas mal interpretadas buscando, con sus encabezados, generar polémica fruto de ignorantes reporteros en asuntos religiosos.
El papa afirma que no hubo ni buey ni mula en el portal de Belén sentenció el diario El País de Madrid. En el pesebre de Jesús no hubo ni mula ni buey afirmó el sitio web de la Revista Quo en México. Ni mula ni buey: el papa pone patas arriba el portal de Belén tituló el diario Las Provincias de España. 
La CNN en su edición norteamericana difundió que El libro del papa desafiaba las tradiciones navideñas mientras que en el Reino Unido el Daily Mail tituló que el Nuevo libro de Jesús difunde que no hubo animales junto a la cuna. Por su parte el diario El Universal de México en un tono un poco menos dramático mencionó que en los Evangelios no se habla ni de buey ni asno en el pesebre.
Ante éstos extraños titulares de prensa el lector se pregunta: ¿qué dijo entonces el líder de los católicos para generar tal impacto?
En el primer capítulo se habla sobre la genealogía del Mesías cristiano mientras que el segundo profundiza en la Anunciación a María e Isabel. En el tercer capítulo del libro encontramos las líneas referentes al acontecimiento en Belén.
  En el cuarto capítulo los relatos de la infancia son analizados y en el epiologo se recoge la escena del niño Jesús que se pierde en el Templo de Jerusalén.
El pesebre -escribió Ratzinger- es donde los animales encuentran su alimento. Sin embargo, ahora yace en el quien se ha indicado a sí mismo como el verdadero pan bajado del cielo, como el verdadero alimento [...]
Él -Jesús- es el alimento que el hombre necesita para ser persona humana -sostiene el pontífice- que a su vez le da al hombre la vida verdadera, la vida eterna. El pesebre se convierte [...] en una referencia a la mesa de dios a la que el hombre está invitado para recibir el pan de dios.
Pero lo anterior, amable lector, no es todo. Las líneas que siguen fueron, en gran parte, las responsables de la lluvia de críticas al pontífice alemán:
[...] el pesebre hace pensar en los animales pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla [...] de animales pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento [...] han colmado muy pronto esta laguna

El papa profundiza en el profesa Isaías [capítulo primero, versículo tres] explicando que [...] el buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no me comprende.

De acuerdo a los manuales del buen periodista un título tiene que sintetizar y atraer; resumir en pocos caracteres lo más importante de la nota y seducir con el mismo a ser leída.
Claro está que el boom internacional causado por la prensa con relación a la presentación del libro lo único que pretendió fue incitar a la lectura pero de una manera mal informada.
La agencia católica de noticias ACI Prensa resalta sobre el hecho lo siguiente:  
Cualquier creyente de a pie sabe [...] que hay varios elementos decembrinos que no son esenciales para la fe y que los evangelistas, por ende, pasaron por alto: la fecha del nacimiento, el nombre de los reyes magos entre otros son solo aspectos bonitos que así como la mula y el buey forman parte de la tradición -o herencia- cristiana ¿Cómo llegaron, pues, los animales al portal -o cueva- de Belén?
El libro de Benedicto XVI menciona a Isaías aunque no explica el por qué los primeros cristianos incrustaron en los nacimientos a dichos seres vivientes ya que lo único relevante para el creyente -y fundamental para la fe- es el nacimiento virginal del hijo de dios.
San Justino [Padre de la Iglesia] en el siglo II interpretó el pasaje de Isaías [Is 1,3] considerando con su exégesis que al momento del nacimiento de Cristo el pueblo de Israel sí había reconocido a su señor y por ende junto al pesebre -ahora sí- estarían dichos animales. 
Es probable que cuando Francisco de Asís recreó el Belén en el siglo XIII -comenzando con la tradición de poner nacimientos/belenes en la temporada decembrina- se apoyara en la enseñanza patrística incluyendo en su proyecto a la mula y al buey como símbolo de que el nuevo Israel -la Iglesia- sí conoce a su señor El teólogo protestante Peter Stuhlmacher comenta que quizá la iconografía del nacimiento también se vio influenciada por otra cita: Éxodo veinticinco versículos del dieciocho al veinte en los cuales se habla sobre el Arca de la Alianza:  
Harás [...] dos querubines -karibus: iconografía babilónica, genios de figura semi-humana y semi-animal- de oro macizo, que ocuparán los dos extremos [...] Estarán con las alas extendidas [...] uno frente al otro
Las figuras, de acuerdo a la interpretación, indican, esconden y custodian la presencia divina. El pesebre -retomando- representa de alguna manera una nueva Arca de la Alianza en la que dios misteriosamente es custodiado [por dos seres].
Así pues, los Padres de la Iglesia interpretaron los textos pre-evangélicos como una profecía hacia el nuevo pueblo de dios: la Iglesia. Ésta estaba constituida a partir de gentiles -no judíos- y  judíos; ambos eran ante dios [de manera simbólica] como bueyes y asnos, sin razón ni entendimiento pero que al llegar el nacimiento del niño Jesús éste les abrió los ojos. 
Para comprender un poco mejor el pensamiento de los primeros cristianos retomo una cita de Orígenes [data del siglo III] que escribió:    El buey es un animal puro mientras que el asno es impuro [...] El pueblo de Israel no conoció el pesebre de su Maestro -refiriéndose al pueblo elegido- mientras que un animal impuro llegó desde los gentiles -refiriéndose a los no judíos que fueron los primeros en aceptar el mensaje de Jesús-.  
Algo que es curioso resaltar es el hecho de que posterior a san Francisco en las representaciones medievales de los nacimientos ambos animales tenían rostros casi humanos quienes de manera simbólica se inclinaban ante el misterio del niño dios. Como conclusión podemos decir que los animales no surgieron como fruto de la imaginación o mero complemento sino que fueron incrustados como una reinterpretación de los textos del Antiguo Testamento
Lo triste es que al creyente de hoy no se le enseña el sentido teológico -espiritual- de los personajes de los belenes y cuando oyen o leen algo que atenta contra lo tradicional la idea les genera conflicto o malos entendidos.  
Ratzinger enfatizó en algo: ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno. Y es que éstos nuevos querubines brindan protección, guardan y abrigan la presencia divina; ambos ayudan -esa es la intención- al feligrés a centrar su atención en lo que para ellos es lo más importante: el hijo de dios.  
Lo triste es, como concluye en su podcast del veintisiete de noviembre Alejandro Bermúdez [director de ACI Prensa], que la mayoría de los enviados de prensa en Roma son solo periodistas y no expertos en asuntos religiosos y por eso cuando una figura como el papa no dice nada nuevo con respecto a la teología -pero quizá sí desconocido para un gran mero de creyentes-  argumenta que quien lo dice [el papa, un sacerdote, teólogo, etc.] atenta o difama la doctrina tradicional. 
Imagen de cabecera obtenida de kashna Para fundamentar el anterior texto me basé en los artículos del Huff Post: Pope has not cancelled christmas y Pope insists virgin birth is historial truth in lasted book. Las citas del texto de Benedicto XVI las obtuve del diario El Universal y de una nota de ACI Prensa. Por su parte, el artículo ¿Qué pasa con los belenes? me sirvió para elaboral la explicación de las citas de J. Ratzinger. nuevo libro papa, mula y buey, benedicto xvi animales nacimiento, por qué el papa  quitó mula y al buey, la infancia de jesús, jesús de nazareth, nacimientos, origen de los belenes

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