¿Por qué es tan adictivo el tabaco?

Resulta cuanto menos curioso, los nefastos resultados que acompañan al repetido órdago de: Voy a dejar de fumar. Al respecto, multitud de estudios y estadísticas no hacen más que poner de manifiesto el escaso éxito en la consecución del objetivo. En cierta medida bien es cierto, que el fracaso a nuestro propósito podría achacarse a razones de tipo personal, tales como: un escaso nivel de voluntad, sacrificio o constancia para mantener la posición (De las que no hay que desdeñar su importante contribución). Aunque, a día de hoy está más que confirmada la relación entre: la extrema dificultad para abandonar el consumo de tabaco con el número de sustancias dopantes o potenciadores no naturales que lo componen.
Estas a mi juicio, son algunas de las causas fundamentales de su poderosa adicción:
Ingredientes y causa principal. La nicotina su "ingrediente" más adictivo tan sólo tarda en llegar al cerebro 6 segundos, y sus efectos son vertiginosos: se produce una descarga de adrenalina, causando a su vez un incremento de la glucosa que intensifica nuestro ritmo cardiaco, presión sanguínea y respiración, mientras que se libera dopamina en las regiones del cerebro responsables del control de la motivación o el placer, provocando por así decirlo, una breve sensación de éxtasis. Una reacción similar a la que provoca el consumo de cocaína o heroína; de ahí el tan nombrado: "placer al fumar". Sin embargo, de igual modo la nicotina de manera casi simultánea ofrece también un efecto sedante, afectando al sistema nervioso del consumidor.
Por lo que concierne al resto de sus componentes y a pesar de ser un producto de consumo habitual,en ningún momento se especifican el número y denominación de las sustancias que lo forman, resultando ser las siguientes algunas de las relevantes: Amoniaco, Arsénico, Butano, Metano, Cadmio, ...
Además según un estudio llevado a cabo por el Harvard School of Public Health (HSPH), desde 1997 a 2005, y entre los fabricante de la industria tabacalera más reconocidos. Tras analizarse las muestras de cada marca en el Departamento de Salud Pública de Massachussets, se demostró un aumento de nicotina en los cigarrillos, de hasta un 1,6% anual. Razón, a todas luces esclarecedora, en torno al interés más que evidente de no permitir el retroceso en el consumo de su producto.

Fuente. www.Portalríogallegos.com

La tolerancia inicial. La adaptación biológica provocada en el organismo, tras haber inhalado la primera calada de un pitillo no hace otra cosa que preparar al cuerpo para la posterior dependencia, debido esencialmente al alto nivel de tolerancia mostrado para su consumo. Tratándose de una sustancia con un alto grado de estimulación, y en potencia causante de una adicción similar  a la originada por la cocaína o las anfetaminas.
La dependencia social, es decir, el consumo del mismo va unido a la puesta en práctica de actividades que nos resultan agradables, y que psíquicamente asociamos con la vinculación necesaria del tabaco en su realización. De tal manera que el cigarrillo se convierta en un hábito complementario en el desarrollo de nuestro quehacer habitual.
En consecuencia, visto lo visto, y sabiendo que se trata de una adicción lejos de considerarse un hasta cierto punto controlable vicio o mala costumbre. La solución al tabaquismo pasa por un riguroso control estatal, centrado primordialmente en depurar al producto (más allá de subidas de precios disuasorias con objetivo de carácter recaudatorio), así como un inexcusable esfuerzo capital por parte del consumidor.