¿Por qué es tan difícil dejar de fumar?

Quizá ya algunos estéis atravesando el difícil proceso de dejar de fumar. Otros puede que continuéis postergándolo, con la excusa del “ya lo dejaré” o el “pero si fumo muy poco”.

Los que se han animado a hacerlo, se estarán dando cuenta de que es una tarea más complicada de lo que pensaban, pues a lo largo del día les apetece una y otra vez echarse aunque sea un cigarrito.

Esto es así porque la nicotina, como cualquier otra droga, le ha creado a su organismo una dependencia. Dicha dependencia se manifiesta de dos formas: una física y otra psicológica.

La primera de ellas se explica en términos químicos, pues nuestro cuerpo aún se resiste a dejar de ingresar esa cantidad de sustancia que nos originaba un falso placer. La otra se refiere al acto de fumar en sí mismo, como acompañante o acción fuertemente asociada a determinados eventos o situaciones (fumar con los amigos, fumar al despertarse o fumar al tomarse una copita)

Si estás luchando por lograrlo, queremos enumerarte algunos de los posibles síntomas que experimentarás durante este período pero que poco a poco seguro irán disminuyendo. Estos son: un estado de ánimo depresivo, insomnio, irritabilidad, ansiedad, dificultades de concentración, inquietud y aumento de peso. Todos ellos son síntomas propios de la abstinencia, aunque no tienen por qué aparecer tantos.

Piensa que a nuestro cuerpo no le gusta que le quiten lo que era suyo, y tratará de “engañarte” a toda costa para que vuelvas a caer en la tentación. Pero si eres capaz de superar el primer mes, que suele ser el más difícil, ya lo tendrás muy encaminado. Podemos asegurarte que el esfuerzo merecerá la pena.