Revista En Femenino

¿Por qué lo llaman obsesión cuando quieren decir deseo?

Por Matronaonline

Se habla a menudo de los efectos negativos del estrés en la búsqueda del embarazo. Incluso se llega a mencionar la obsesión por conseguirlo en algunas ocasiones. Vamos primero a aclarar términos.

Las obsesiones son ideas persistentes que son experimentadas como intrusivas e inapropiadas y que causan marcada ansiedad o angustia. Dan la sensación a quien las padece de que el contenido de la obsesión le es extraño, no está dentro de su control y no es la clase de pensamiento que esperaría tener.

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Las obsesiones más frecuentes son pensamientos repetidos sobre la contaminación (contaminarse al darle a alguien la mano) dudas repetidas (preguntarse constantemente si se ha cerrado bien la puerta de casa), la necesidad de disponer las cosas en un orden determinado (experimenta angustia intensa cuando los objetos están desordenados o asimétricos), impulsos agresivos (necesidad de herir a un hijo)… Los pensamientos, impulsos o imágenes no son simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real (como el dinero, trabajo o estudios) y es improbable que estén relacionados con problemas reales.

Pueden llevar mucho tiempo (no permitir pensar en otra cosa durante más de una hora al día), o interferir significativamente en la rutina normal del individuo, en su labor ocupacional, actividades sociales o en sus relaciones de amistad con otros. Las obsesiones frecuentemente dificultan la realización de tareas cognitivas que requieren concentración, como puede ser leer o realizar operaciones numéricas.

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Sí, es perfectamente posible que una mujer se obsesione con un embarazo que no llega, pero ¿cuántas veces se le dice a una mujer que busca embarazarse que está obsesionada? ahora que hemos visto lo que es una obsesión, ¿no pensáis que es excesiva esa acusación?

El estrés elevado modifica el patrón hormonal en la mujer, llegando a producir hasta la desaparición de las reglas o ciclos menstruales irregulares y también afecta al transporte del óvulo fecundado hasta el lugar de implantación. Es típico que esto ocurra en deportistas de élite y ciertas enfermedades como la anorexia nerviosa.

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En el hombre, un estrés crónico puede llegar a detener completamente la producción de espermatozoides (se han hecho estudios para confirmarlo en presos en el corredor de la muerte) y, cuando no llega a ese extremo, baja su número y su calidad. Y el estrés en ambos puede llegar a anular la libido y causar impotencia, con lo cual se complicarían las relaciones coitales en búsqueda del embarazo.

Sobra explicar que de nada sirve decirle a una pareja que busca “cuando dejéis de pensarlo, llegará”, porque difícilmente tendrán una obsesión o un elevado estrés como el que he mencionado. Hay muchas parejas que fomentan esta creencia con “pues nosotros el mes que dejamos de pensarlo, ¡lo conseguimos!” claro, y si lo hubieran seguido pensando… ¡lo hubieran conseguido igual! o comentar que cuando a una pareja la citan para fertilidad, antes del tratamiento, se quedan, “porque habían dejado de tener presión” por lograr el embarazo de manera espontánea. No digo que no haya parejas que realmente tengan ese nivel de estrés, pero no se puede generalizar. La mayoría de esas parejas si hubieran retrasado su consulta de fertilidad, lo habrían conseguido igualmente.

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Visto todo esto, queda claro que cuando hablamos de obsesiones y estrés que afecten a la fertilidad de una pareja sana, no hablamos de tonterías. Hablamos de estados emocionales y psicológicos bastante alterados. Generalmente cuando estos factores afectan a la capacidad de concebir, lo hacen ligeramente, pero unidos a otros factores que dificultan la concepción: alteraciones hormonales, edad avanzada, etc.


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