Revista Cultura y Ocio

¿Por qué manda Occidente (por ahora)? (2)

Por Tiburciosamsa

Occidente comenzó la carrera con ventaja, no porque los occidentales fueran más listos, sino porque el núcleo original occidental estaba mucho más favorecido en cuanto a recursos naturales que las otras seis regiones donde se desarrolló la agricultura. De las 56 especies de plantas con los granos mayores y más nutritivos y que son domesticables, 32 crecían salvajes en el núcleo occidental; en Asia Oriental, sólo seis. Otra ventaja: pasar del trigo salvaje al trigo doméstico sólo requirió una mutación. Pasar del antepasado del maíz, una planta de granos pequeños y duros, al maíz actual, requirió varias docenas. De las 14 especies de mamíferos que hemos domesticado, 7 vivían en estado salvaje en el núcleo occidental, frente a 5 en Asia Oriental. De los cinco animales domésticos más importantes (la oveja, la cabra, la vaca, el cerdo y el caballo), sólo el caballo no se encontraba en la media luna fértil. Con estas ventajas, no es raro que Occidente tomase la delantera, como tampoco lo es que Oriente asumiese un digno segundo puesto. Comparado con, por ejemplo Nueva Guinea, que carece de mamíferos domesticables, también Oriente tenía ventajas comparativas, aunque no tan grandes como las de Occidente.

Morris tiene una visión unidireccional de la Historia: toda la Humanidad sufre la presión de la climatología y la geografía y toda la Humanidad se mueve por los mismos imperativos (codicia, pereza y miedo). Por consiguiente, el progreso nos va llevando a todos por la misma senda. Lo que varían son las velocidades. Tomemos el neolítico. Tanto Oriente como Occidente alcanzaron los siguientes hitos: domesticación del perro, domesticación de las plantas, construcción de grandes templos, construcción de fortificaciones defensivas, domesticación de los animales, sacrificios humanos, agricultura intensiva, invención de la cerámica, creación de grandes asentamientos humanos y enterramientos lujosos (lo que indicaría los inicios de la diferenciación social). Variaron el orden y el tiempo en los que se alcanzaron esos hitos. Generalmente, pero no siempre, Occidente los alcanzó 2.000 años antes que Oriente, pero ambos los alcanzaron. Morris no lo menciona, pero es de suponer que este esquema también se repetiría en las otras cinco regiones donde la agricultura se desarrolló independientemente.

Los primeros estados empezaron a aparecer en Occidente en el IV milenio. El enfriamiento que se produjo a partir del 3.800 a.C. significó que las lluvias en Mesopotamia disminuyeron y se hicieron más irregulares. Emigrar no era una opción porque la media luna fértil ya estaba superpoblada. Los mesopotamios optaron por congregarse en ciudades y cooperar para construir grandes sistemas de irrigación. Ello implicó una mayor división social y el nacimiento de la escritura, una necesidad en una sociedad que se había vuelto más complicada. Un fenómeno similar se dio en el valle del Nilo, que también se vio afectado por los cambios en los patrones de las lluvias. Para el 2.500 tanto el valle del Nilo como Mesopotamia habían sido unificados por dos grandes imperios, el de los faraones y el de los acadios. Y sin embargo, para finales del tercer milenio, Occidente había zozobrado.

Este período de caos coincidió con un período de sequedad que llevó a las sociedades occidentales al extremo. El sistema de realeza divina creado por los faraones y por la dinastía sargónida en Mesopotamia ya no bastaba para controlar unas sociedades más complejas y que estaban en crisis. Los sacerdotes y los nobles ya no obedecían a los reyes. Las migraciones causadas por un clima más seco, vinieron a complicar la situación. El resultado fue la fragmentación de ambas regiones en varios estados.

Sin embargo, todos estos trastornos no perjudicaron el crecimiento de Occidente, según lo mide Morris: para el 2000 a.C. el grado de desarrollo social de Occidente era un 50% mayor de lo que había sido en el 3000 a.C. Morris lo atribuye a que Occidente se expandió a una nueva periferia. Los pueblos que habitaban esta periferia poseían una ventaja: tenían caballos contra los que egipcios y mesopotamios estaban mal preparados. Así el segundo milenio vio el ascenso de los hurritas, los hititas y los hiksos. También vio la creciente importancia del comercio. De pronto el Mar Mediterráneo, recién incorporado al núcleo occidental se convirtió en una baza geográfica clave y habitar cerca de grandes ríos perdió importancia relativa.

Mientras tanto China había entrado el neolítico con 2.000 años de retraso, día más o menos, con respecto a Occidente. Entre el 2.500 y el 2.000 a.C. empezaron a surgir proto-estados, en los que los antiguos chamanes habían conseguido convertirse en las élites gobernantes. Entre el 1.900 y el 1.700 surgió la primera auténtica ciudad, Erlitou. Los arqueólogos discuten si pudo haber sido la capital de la dinastía semimítica de los Xia. Como en Mesopotamia, Erlitou también tuvo sus problemas con sus vecinos bárbaros, los shang, que la acabaron derrotando hacia el 1.600 y comenzaron a expandirse aplicando métodos que la más refinada Erlitou había desarrollado primero. Los shang a su manera y de forma autónoma replicaron el sistema de dinastías divinas perfeccionado por egipcios y mesopotamios.

Para el 1.250 Occidente había alcanzado los 34 puntos de desarrollo social, tres veces más que en el 5.000 a.C. El consumo energético del egipcio y del mesopotamio medio era de unas 20.000 kilocalorías diarias. Las mayores ciudades tenían poblaciones de unos 80.000 habitantes. Había una clase numerosa de escribas. Los mayores imperios podían desplegar ejércitos con hasta mil carros de guerra. Y en ese momento, se produjo la invasión de los pueblos del mar, que trajo consigo epidemias y grandes movimientos de población. El imperio hitita desapareció, Egipto perdió sus posesiones en Asia y se replegó a África donde el país acabó fragmentándose. Asiria se hundió en la oscuridad. Para el 1000 el desarrollo social de Occidente había retrocedido a los niveles en los que se encontraba 600 años antes. Occidente necesitaría 500 años para recuperar los 24 puntos de desarrollo social que había tenido en 1300. No existe hasta ahora una explicación clara de qué fue lo que puso en marcha las invasiones de los pueblos del mar, aunque Morris sospecha que hubo algún episodio de cambio climático detrás, más una ley que define de esta manera: “La paradoja del desarrollo social- la tendencia del desarrollo a generar las mismas fuerzas que lo minan- significa que mayores núcleos crear mayores problemas para sí mismos.” Para los optimistas Morris tiene un consuelo: sociedades mayores y más complejas, también son capaces de respuestas más efectivas y refinadas a los problemas que se les plantean.

Los dolores de cabeza que los pueblos del mar dieron a egipcios y mesopotamios en China fueron los zhou del norte los que se los dieron a los shang. Los zhou traían la nueva tecnología de los carros de guerra y su victoria se debió a una combinación de ejércitos más potentes y la división de los shang. Pero la sustitución de los shang por los zhou no fue acompañada de ningún colapso en Oriente. Esto ayudaría a Oriente a acortar distancias con Occidente. En lugar de un retraso de 2.000 años, su retraso se mediría ahora en unos pocos cientos de años.

Tanto Occidente como Oriente crecieron durante el primer milenio a.C. En el 700 Occidente superó la barrera de los 24 puntos y en el 500 lo hizo Oriente. Para el siglo I a.C., Occidente había superado la barrera de los 35 puntos y Oriente no iba muy a la zaga. Morris afirma que ambos consiguieron un elevado grado de desarrollo social sin nuevos colapsos, porque cambiaron de estrategia; ambos optaron por la creación de Estados organizados en lugar de los Estados laxos que habían existido hasta entonces. Este nuevo modelo de Estado requería una mayor centralización, una burocracia, unos ejércitos permanentes… Es un modelo de Estado que requiere de muchos más recursos, pero también es un modelo capaz de generar muchos más ingresos. El modelo de Estado laxo se basa en estructuras feudales y descentralizadas. Es poco costoso, pero poco productivo y resulta inherentemente inestable, ya que mucho depende de los individuos.

A comienzos de nuestra era Occidente estaba unificado bajo el Imperio Romano y Oriente bajo el Imperio Han. En ambos imperios se empezó a experimentar tímidamente con nuevas fuentes de energía: el carbón, el gas natural, el agua y el viento. Desde el 200 a.C. la Tierra había entrado en un período cálido de inviernos más suaves, que hizo que la agricultura fuese más productiva en lugares tan variados como Inglaterra, Francia y Manchuria. Tuvieron lugar entonces los primeros contactos indirectos entre Roma y China.

Y cuando todo parecía que iba muy bien, se jodió el invento. Entre el 200 y el 500 d.C. las temperaturas bajaron un grado. Hubo repetidas epidemias en Roma y en China, que Morris atribuye a que entre las cosas que intercambiaron cuando entraron en contacto, estuvieron los microbios propios de cada región. Y de remate, aparecieron los bárbaros, que se estaban pelando de frío en el norte y buscaban latitudes más acogedoras y saqueables. Tanto Oriente como Occidente retornaron a estados más laxos, a economías menos complejas y a sociedades menos refinadas.


Volver a la Portada de Logo Paperblog