Revista Coaching

¿Por qué nos queremos tan poco?

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

¿Por qué nos queremos tan poco?

Es curioso, pero pese a ser personas racionales y tratar de perseguir ser felices, estar contentos y encontrarnos bien, a menudo no actuamos de la manera más lógica en nuestra vida. Es más: una de las tareas más complicadas que se nos presentan muchas veces es precisamente la de querernos a nosotros mismos.

Siempre cuento la anécdota de la vez que realicé un ejercicio de Inteligencia Emocional que consistía en escribirme una carta de amor a mí misma. Recuerdo que me sentí incómoda, rara y además muy vulnerable. Y no es algo que me pase sólo a mí, nos suele pasar a todos. Nos cuesta muchísimo hablarnos bien, dirigirnos con amor a nosotros mismos, escucharnos y hacer cosas buenas por nosotros.

Egoísmo

El origen de todo puede estar en nuestra infancia, nuestra educación, en lo que nos han dicho o nos han hecho creer. "No está bien hablar bien de uno mismo", "si te halagas quedas como prepotente", "sólo los egoístas se ponen en primer lugar" y un largo etcétera.

Cuando una persona que lleva tiempo poniéndose en el último lugar de repente decide cuidarse y dedicarse el tiempo que antes dedicaba a los demás, sea su familia, amigos o compañeros, algunos suelen tachar de egoísta a esa persona. "Antes tenías tiempo para mí. Ahora sólo te preocupas de ti mismo".

Tal vez sea por eso que nos cuesta tanto cambiar nuestra actitud, pues sentimos que estamos siendo egoístas, cuando en realidad estamos atendiendo nuestras necesidades y dándonos ese amor que tanto nos ha faltado.

De hecho sólo regalándonos amor primero, podemos darlo a los demás. El que está vacío por dentro no tiene nada que ofrecer.

Autoestima

En muchas ocasiones la falta autoestima es lo que está detrás de nuestra falta de amor hacia nosotros mismos. Aunque hay muchas definiciones de esta palabra tan importante, para muchos la autoestima se traduce como "amor a uno mismo". También se traduce por aceptación, imagen interna, valoración positiva de mis cualidades y capacidades, sensación de que controlo las distintas situaciones de mi vida, de que soy capaz, de que valgo y merezco triunfar, realizarme y ser feliz.

Por desgracia muchos llegamos a la edad adulta con una autoestima poco desarrollada, con numerosas limitaciones internas, y por tanto no nos atrevemos a realizarnos, a cumplir o siquiera imaginar nuestros sueños, vivimos de manera pobre a nivel emocional y esto se traduce en una vida sin grandes aspiraciones, pues llegamos a creer de forma inconsciente que aspirar a más no va con nosotros y simplemente no nos permitimos crecer.

Beneficios de quererte poco

Sin embargo, incluso una falta de amor a uno mismo tiene sus ventajas, muchas veces ocultas. Por ejemplo, si vas por la vida sintiendo que no te quieres, es más fácil justificar algún vicio o patrón de comportamiento negativo.

La falta de amor a uno mismo puede justificar también una personalidad pasiva, que no se arriesga, no cambia, no pasa a la acción, se queda siempre en su zona de confort, quejándose de que no tiene la vida que quiere.

Otro de los beneficios ocultos de quererte poco puede ser tu necesidad de amor o conexión. Aunque suene paradójico, tu falta de amor a ti mismo puede ayudarte a que al menos recibas el amor de otros. De hecho, las personas con baja autoestima pueden presentar con frecuencia cierta dependencia emocional de otras personas como sus padres, amigos, pareja o hijos. Buscan el amor que no tienen en los demás.

Perfeccionismo

Las personas con baja autoestima también pueden presentar unas altas exigencias consigo mismas. Pueden llegar a ser personas brillantes en su trabajo u otra actividad que realizan, pero siempre se sienten insatisfechas, pues creen que no lo hacen lo suficientemente bien. Cuestionan todo lo que hacen y se critican constantemente, actitud fruto de creencias limitantes o una educación demasiado rígida.

Cómo podemos querernos más

1. Para empezar, lo que deberíamos hacer primero es detectar cómo nos tratamos a nosotros mismos: cómo nos hablamos por dentro, cuál es nuestro diálogo interior. Observar nuestras conductas diarias: ¿nos permitimos disfrutar de las cosas o nos cuestionamos todo lo que hacemos, sintiéndonos culpables después?

2. Después debemos analizar nuestras acciones. ¿En qué área de nuestra vida notamos que nos estamos tratando peor? ¿Personal, profesional, con familia, amigos? ¿Hay algo que deseamos hacer o llevamos tiempo queriendo realizar y lo posponemos siempre?

3. A continuación es importante fijarnos un objetivo concreto: cómo quiero tratarme a partir de ahora en esa área de mi vida. Se trata de imaginar la situación con el máximo detalle posible. Es recomendable poner música agradable, que nos guste, cerrar los ojos, tomar varias respiraciones profundas y empezar a soñar con ese nuevo trato que nos estamos dando. Visualizar esas actividades que amamos y que realizamos con gusto, repetirnos mentalmente frases positivas que queremos decirnos... Puede que al principio resulte incómodo, pero es necesario imaginar esa escena y comprobar si estamos a gusto con ella.

4. Por último anotar de la forma más concreta posible las distintas acciones que empezaremos a aplicar en nuestra vida diaria que se asemejen a ese estado deseado que hemos llegado a visualizar. Al final del día, podemos apuntar las veces que nos hemos tratado bien y darnos un premio (otro acto de amor hacia nosotros mismos).

5. Otra idea que funciona también son las llamadas afirmaciones positivas: escribirnos durante 21 días frases llenas de cariño y gratitud hacia nuestro cuerpo, nuestra personalidad, nuestras emociones. Puedes realizarlo al despertarte o antes de acostarte. Y es que nuestro cerebro se cree literalmente todo aquello que le decimos: sea algo bueno o no tan bueno.

Fuente http://www.larazon.es/blogs/sociedad-y-medio-ambiente/coaching-y-emociones/por-que-nos-queremos-tan-poco-JI12380786

Si quieres ver más posts de la misma categoría, haz click aqui:


Volver a la Portada de Logo Paperblog