Revista Opinión

¿Por qué suben tanto los distintos tipos de energía?

Publicado el 21 julio 2013 por Rgalmazan @RGAlmazan

Los carburantes de los automóviles jugando a bajar un día a la semana para ocultar que suben los otros seis. Precios que superan el 1,35€ el litro de gasoil y el 1,5€ el de gasolina y que, ¡oh casualidad! dicen que son fruto de la libre competencia cuando todos sabemos que es un oligopolio, donde las cuatro grandes empresas se ponen de acuerdo para ganar más, sin control, sin que nadie intervenga, aunque desde el gobierno se anuncien acciones correctivas que nunca se cumplen.

Del gas natural ya saben que subió el 8% el año pasado, por lo que todavía este año no ha subido, aunque desde las oficinas de consumidores se teme que en octubre pueda producirse un incremento importante de los precios.

El gas butano ha subido este año un 7,2%, un nuevo récord que se consiente, a sabiendas de que el gas butano es el que utilizan los ciudadanos más necesitados.

Llegamos a la electricidad, donde ya sabemos que a partir de agosto, sufriremos. un aumento del 3,2%. Un incremento que suma un exagerado, lamentable y vergonzoso 60% en los últimos cinco años. Una barbaridad que no tiene parangón en Europa, mientras que las empresas energéticas continúan obteniendo cientos de millones de euros de beneficios.

Subidas energía

La excusa es el famoso déficit tarifario. ¡Ya está bien! Ahora resulta que la gestión y los acuerdos entre las empresas de energía y los distintos gobiernos siguen la lógica capitalista exacerbada, o sea mantener en alto los beneficios empresariales a costa de todo, y repercutiéndolos en los consumidores.

Y es que se sabe que el coste de la energía representa aproximadamente un 25% de lo que pagamos. El otro 75% se va en impuestos, beneficios de las empresas y transporte y distribución. Una exageración que no tiene en cuenta, en absoluto, los intereses de los consumidores, sino los beneficios de las empresas y el Estado.

El hecho de que la energía sea un bien de primera necesidad sólo se utiliza como arma para recaudar impuestos y beneficios, y no para abaratar costes e impuestos que sería lo deseable.

Esta subida última de la electricidad se debe a una reforma que el gobierno ha pactado con las empresas energéticas y a las que no ha convocado a las asociaciones de consumidores, jugando naturalmente a favor de aquellas. Todo para ahorrar 4200 millones de euros, de los que 900 irán a cargo de la nueva subida y otros 900 a cargo de los presupuestos del Estado. Total, 1800 millones más a costa de los ciudadanos, sin comerlo ni beberlo, y con intereses opacos y perversos.

Pero además, el gobierno, no sólo se ha puesto del lado de los lobbies energéticos, sino que además ha castigado a las empresas de energías renovables, y a la vez impone un peaje a la producción casera de electricidad, lo que hace que estos lobbies de energía tradicional sigan imponiendo sus precios y condiciones y se pongan serios obstáculos a las energías renovables, que deberían ser las que recibieran más ayudas, pensando en un futuro más limpio y en una posible extinción del petróleo.

Como siempre se mira al corto plazo, condenándose el futuro con el fin de favorecer a los de siempre, sin pensar en los ciudadanos y pensando en el futuro de los políticos que toman las decisiones.

El caso de la energía es uno más, donde se ve que los distintos gobiernos están dispuestos a ayudar a los poderosos a costa de los débiles, a los grandes lobbies a costa de los ciudadanos y a apostar por el hoy –energía contaminante—, castigando el consumo de la energía renovables que son el futuro.

Hay cosas con las que no se puede jugar. Y son las de primera necesidad. Nunca se debieron privatizar las empresas energéticas y de aquellos polvos, estos lodos. Una empresa pública de energía, controlada debidamente, no cometería los abusos que hoy se les permite a estas empresas privadas, que venden un bien de primerísima necesidad a precios desorbitados.

La complicidad del gobierno no representa nada nuevo bajo el sol, porque lo que ocurrirá es que Rajoy y algún que otro ministro acabarán en el consejo de administración de uno de estos lobbies energéticos, como pago por sus decisiones, como ya ha ocurrido con González, consejero de Gas Natural; Acebes, consejero de Iberdrola; Aznar, asesor externo de Endesa; Elena Salgado, asesora internacional de Endesa; Pedro Solbes, consejero de Enel (empresa propietaria de Endesa), Narcis Serra, ex-consejero de Gas Natural Fenosa, y algunos más de menor relevancia.

Visto lo visto, ¿alguien piensa que las energéticas no mueven los hilos e imponen sus condiciones? Pues quizá algún ingenuo, pero que muy ingenuo.

Salud y República


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