Revista Medio Ambiente

¿Por qué te levantas tan temprano?

Por Valedeoro @valedeoro

trigo y sol

Sigo trabajando en mi hábito de madrugar. Desde que lo convertí en mi hábito clave, he tenido muchas oportunidades de observarme a mi misma. He podido sacar algunas conclusiones que hoy voy a compartir contigo:

Actitud por experiencia: ¿Qué te hace sentir bien después de haberlo hecho?

Hay ciertas actividades que no te apetecen por si mismo, sino por la sensación que tienes al haberlas concluido: la sensación después de una hora en el gimnasio es genial, a pesar de que casi no fuiste por el frío. Y la sensación de terminar tus tareas importantes antes de que se levante el resto del mundo es muy poderosa, por muy acogedor que te haya parecido la cama anteriormente.

No me levanto temprano porque me gusta en sentido literal. Me levanto temprano por las oportunidades que me ofrece y por la sensación de logro que siento a las 8 de la mañana, ya bien encaminada para disfrutar del día sin estrés.

Productividad por objetivos: No improvises en horarios desfavorables

El hecho de levantarme temprano sólo me hace sentir bien si realmente aprovecho este tiempo. Si no he podido avanzar en mis objetivos, suelo tener sensación de haber desperdiciado una oportunidad. Pasarme dos horas por la mañana leyendo correos y navegando por Facebook en definitiva no es una alternativa digna para disfrutar de una mañana lenta.

Así que para que valga la pena madrugar, tengo que sacarle provecho a estas horas matutinas: tengo que tener claro de antemano qué haré cuando me levante. Esa decisión no es una decisión que puedo improvisar, ni tomar a las seis de la mañana, cuando mi fuerza de voluntad se esconde debajo de la almohada. Es una decisión que tengo que tomar la noche anterior, a veces hasta el domingo anterior.

Planificación consciente: ¿Qué me puede avanzar en mi camino?

Los domingos decido qué avances quiero hacer esta semana, y decido de forma provisoria en qué día resolveré qué cuestión. Esta decisión no es inmovible, sino que me ayuda a no perder el rumbo en mis andaduras, porque créeme, si existe una alternativa para distraerme, iré a por esta alternativa.

Cuando no defino exactamente lo que quiero hacer, acabo dándole vueltas al tema sin resultados concretos. La clave está en definir los resultados que busco: ¿Una entrada para el blog? ¿El hilo conductor para un nuevo curso? ¿Cinco emails de mentoring respondidos?

Es curioso como el simple hecho de tener un plan de acción me ayuda a concentrar mis energías para poder descansar después. Es genial poder cerrar el ordenador sin sentirte culpable ni insegura si te estarás perdiendo algo, porque sabes que por hoy ya has añadido tu grano de arena.

PD: Dentro de poco será mi cumpleaños. Para esta ocasión te ofreceré la oportunidad de crear conmigo, personalmente, tu propio plan estratégico. Los detalles las podrás leer el domingo en el boletín de las Reflexiones Minimalistas. Si no lo recibes todavía, ¿qué esperas?


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