Revista Cine

Por un puñado de títulos -segunda parte-

Publicado el 26 enero 2010 por Cinefagos

 Por un puñado de títulos -segunda parte-

Bueno, lo prometido es deuda y aquí os traigo la segunda parte del  post: ”Por un puñado de películas“, un buen  titular  que tengo que agradecer a un gran compañero (gracias Snake). Un  post que quiero dedicar desde Tierra de cinéfagos a homenajear con escrupuloso  respeto, merecidísima justicia  y rabiosa firmeza a nuestro viejo amigo el Western. Que por  desgracia, de una  forma tan  incomprensible  como desafortunada se encuentra desde hace ya unos cuantos años arrinconado y desterrado  a una indigna, injusta y triste indiferencia. Tanto por parte de las  desagradecidas  y ambiciosas productoras que se muestran atareadas como hormiguitas en una pastelería.  Rebuscando en los cajones de la ignorancia y la pereza las provechosas  fórmulas alquimistas de re-fabricar  rentables y explotados productos literarios, remakes sacrílegos e innecesarios o heroicas  historias de viñeta.  Todas ellas, claro está, ideadas por talento ajeno.  Cómo por la tediosa y gritona televisión que llena las horas de vacía e inopia programación  con “pasmosas” y degradantes  patrañas de “personajecillos” escandalosos  sin historia alguna, con la  única virtud de  hablar sin decir absolutamente nada  y que extienden la mano para llenar sus bolsillos con la misma facilidad  que muestran para soltar su poco cultivada lengua, despotricar sobre memeces intrascendentes y meterse en camas ajenas (eso está bien, ¿para qué negarlo?). Que tiempos aquellos en los que en el cine de tu pueblo o ciudad se proyectaban  sesiones dobles con  el esperado intermedio (creo que la última sesión doble que vi en el cine de mi ciudad fue La jungla de cristal junto con Cinema Paradiso). Y en la televisión gozábamos de ciclos temáticos  dedicados a todo tipo de géneros cinematográficos. ¿Donde estas “Chicho” Ibáñez Serrador? ¡Vuelve por compasión!

Y sí, lo admito, verdaderamente estoy un poco preocupado por la dirección que está tomando nuestro amado cine.  Ejemplos recientes: Spiderman parece que debido a envidias producidas por el caprichoso  éxito conseguido por inocuas pero solventes  sagas de historias  vampíricas crepusculares, repetirá curso y volverá al instituto después de haberse graduado sin honores tras una tercera parte, que sin ser mala del todo no cumplió con las expectativas creadas por los más exigentes. Está visto que ahora para triunfar tienes que ser insustancial, guapo y adolescente. LIBRO DE INSTRUCCIONES: Los feos y treintañeros o de superior  edad que tengan predilección por los westerns o cine recomendado para mayores de edad o clásico en general  diríjanse al horno y seguidamente  abran la llave del gas, a continuación metan la cabeza en el interior del mencionado y esperen hasta que en sus oídos suene música celestial ( Aleluya de Hendel o Litros de alcohol) pues parece que será la solución menos dolorosa ya que no tenemos cabida en el presente ni en el futuro del cine. Hace poco leí una entrevista a Ángel Sala (director del Festival de Sitges) que profetizó  una serie de sucesos que son tan evidentes como alarmantes. Se están cociendo en Hollywood multitud de remakes de grandes films de la historia del cine pero todos ellos estarán  dedicados a conquistar  al público juvenil, llamados “ teenagers “o sea adolescentes que por razones evidentes son los consumidores de cine más apreciados por los buitres de la especie “Gypaetus Carroñerus Hollywoodensis” o lo que es lo mismo productoras de cine sin escrúpulos ni memoria  .Este hecho pronostica que ya no hay lugar en este mundo de papanatas  para carrozas como el  que escribe esto  o similares especímenes que muestren  fervor por las “viejas” pelis de  vaqueros, vampiros feos que se quemen con el sol o demás especies que no cumplan con los cánones  de la trivial y amnésica actualidad. Mi más sentido pésame a dichas raras especies perseguidas y abocadas a  una forzosa extinción.  Bueno he Soltado mi recurrente rollito y ya estoy más desahogado. Ahora  sin más dilación ni insulsas pérdidas  de tiempo vamos a lo que nos interesa, hablar de cine. Pero no solo de cine, sino del  más carismático y obsequioso de los géneros cinematográficos. Esa clase de género delante del cual irremediablemente uno tiene  que inclinarse con justa devoción, hacer una reverencia y quitarse el sombrero (o en este caso, por el tema que nos atañe mejor nos lo dejamos puesto). Y si de cine del Oeste es de lo que hay que hablar  sería para mi impensable, bochornoso e imperdonable  no incluir en esta pequeña lista de  “joyas “alguna obra del gran Clint Eastwood.  Tranquilos pues  no he sido nunca un rácano y evidentemente no empezare a serlo  ahora. Por supuesto no me inclinaré por tan  solo una película del genial autor. Por el mismo precio os regalaré dos grandes obras de este brillante actor y cineasta ¿Que le voy  hacer? Soy así de espléndido. Eso es por la admiración que tengo a esta “leyenda“ viva del séptimo arte. Y como ya habréis  podido  intuir los más avispados, por la imagen  con la cual inauguro el post y la primera obra de la que me dispongo a hablar  no es otra que “El fuera de la ley “ ( 1976 ). Dirigida y protagonizada por ese genio llamado Clint Eastwood que afortunadamente aun  camina entre nosotros con 80 “tacos “que cumplirá el próximo mes de Mayo. Y el hombre  lejos de jubilarse y dedicarse a jugar a la petanca, al mus o a visitar las obras del Paseo de la Castellana, sigue en la palestra y lo que es más importante regalándonos con asiduidad cine de altísima calidad.

Por un puñado de títulos -segunda parte-
  
Por un puñado de títulos -segunda parte-

El “Fuera de la Ley”  es un  incomprendido western, gozoso y de una  gran personalidad.  Cómodo, fácil de engullir y visualizar. De  impecable  elaboración  tanto en el apartado de la técnica como en  la faceta artística. Con una  creíble historia (muy manejada y estrujada, pero eficaz) de venganzas personales.  Es una homérica  aventura que transcurre en bellísimos parajes. Con  lucidos y realistas tiroteos y grandes interpretaciones muy verosímiles. Pero de forma incomprensible esta obra fue según la mayoría de los críticos de la época,  puritanos e influenciables, un film mediocre. La violencia tan natural y patente que emanaba  el film puede que fuera el motivo  causante (seguramente) de que esta película se encontrara  tan relegada y mal vista por gran parte de la vigilante y “beata”  crítica de la época, que menospreciaron de forma  injusta  esta gran obra. Ya que hasta entonces el cine del oeste era artificialmente demasiado limpio, pomposo  y amable, salvo contadas  excepciones como las brillantes obras de Sam Peckinpah.  El western hasta entonces  siempre había manifestado cierta sutileza (realmente poco creíble)  en el trato de dicha violencia pero en la década de los setenta  se requerían cambios que aportarían  una mayor  credibilidad  , realismo y agresividad al género y por suerte así sucedió, y ahora en la actualidad este film goza del merecido prestigio y respeto que le fueron  negados entonces. La película  tiene un ritmo trepidante de principio a fin y nunca llega a decaer en sus casi 135 minutos de duración. La historia como ya he mencionado es innegable que es algo violenta pero también encierra valores muy humanos, como la familia, la amistad, el honor, la soledad y rechazo al  racismo. En un principio Philip Kaufman (guionista de En busca del arca perdida) fue el encargado de dirigir la película pero por decisiones digamos técnicas fue apartado de la dirección y relegado al papel del que ya procedía, el de guionista. Siendo sustituido por Clint Eastwood que tomó las riendas de la dirección, con gran acierto y fortuna. En el reparto del film se encuentra también la actriz Sondra Locke con la que Eastwood empezaría una relación amorosa durante el rodaje de “El fuera de la ley”  y que acompañaría al actor en múltiples films (Ruta suicida, Duro de pelar, Bronco Billy, Impacto súbito y La gran pelea). La relación amorosa terminó en 1989 de una forma escandalosa  que llevó a los dos intérpretes en numerosas ocasiones a visitar los juzgados. Sondra Locke escribió un libro en 1998 llamado irónicamente “ The good, the bad, and the Very Ugly” donde sacaba a la luz todos los trapos sucios del genial cineasta acusándolo de mujeriego, machista, insensible y muchísimos más calificativos  nada agradables. Incluso  relataba en el libro que la forzó a abortar varias veces y a someterse a una operación de ligamento de trompas. En fin,  dejemos estas escabrosas curiosidades y sigamos hablando del film. En el reparto podemos encontrar también al actor” indio” Chief Dan George que interpreta a Lone Watie un personaje que estaba inspirado en un General de origen  Cherokee que perteneció al ejercito Confederado y que fue el último oficial en rendirse al ejercito de la Unión en la Guerra Civil Norteamericana. El General se llamaba Stand Watie. La banda sonora del film credada por Jerry Fielding fue nominada a un Oscar de la “sagaz” academia. En definitiva, si lo que queréis es pasar un buen rato disfrutando de un western sin tregua, este film cumple con creces su cometido, puro entretenimiento.

Por un puñado de títulos -segunda parte-

Dejemos por un instante al gran Clint Eastwood para hablar de otra leyenda viva del séptimo arte, el brillantísimo intérprete y realizador Robert Redford  que protagoniza de una manera más que talentosa el film “Las aventuras de Jeremiah Johnson“ ( 1972 ) dirigida por Sydney Pollack. Este interesante film se aleja visiblemente de los estereotipos del western más clásico, es más yo me atrevería a señalar que no es un western. Evidentemente la inmensa mayoría la clasificarían como tal pero la única semejanza que guarda este film con dicho género es la época en la que está ambientada. Simplemente eso, sin duda alguna muchos encontraran más paralelismos con el género y seguramente los hay pero  esta obra no estaba pensada ni enfocada en esa dirección. Este film es un épico y ecologista drama de aventuras con un claro mensaje de auto-superación, tan crudo como vital.  El film está atiborrado de hermosura visual y narrativa  que desprende belleza y poesía en cada uno de sus fotogramas y que está cargado de mensajes  que merecen un análisis tan profundo como introspectivo. Como la lucha de un hombre contra sus miedos y limitaciones, contra los elementos de la generosa pero cruel naturaleza, en una tierra de una dureza brutal (las preciosas pero letales Montañas Rocosas) donde la muerte es simplemente la mejor salida, la soledad y el silencio son tus peores enemigos y la locura te susurra suavemente al oído  cada amanecer. El respeto a uno mismo y a unos valores alejados de la cómoda sociedad tan falsa como autocomplaciente  son los pilares en los que se sustenta el argumento de este film, que puede parecer un tanto sociópata. Robert Redford mereció ser encumbrado a lo más alto por su excepcional interpretación casi a capela de un soldado federal que después de la Guerra Mexicana se encuentra perdido, desorientado  y decide emprender una vida ermitaña  de solitaria existencia persiguiendo sin éxito apartarse de la sociedad y de los apegos emocionales que comporta inevitablemente la socialización   Esta elocuente obra de la que sí puedo decir con seguridad que merecía más de lo que recibió está plagada de grandes dosis de aventura y de personajes carismáticos que sin ser muchos ni muy habladores llenan por completo de entretenimiento y sensibilidad los 107 minutos que tiene de metraje el film que está colmado  de preciosas historias muy humanas y racionales.( en ocasiones no tan racionales) El magnífico guión escrito por John Milius y Edward Anhalt basado en la obra literaria homónima  escrita por Vardis Fisher esta maravillosamente ejecutado, y la gran fotografía dirigida por Duke Callaghan es de una belleza casi perfecta. Si buscáis westerns de tiroteos, forajidos y peleas en un Saloon evidentemente en este film no los encontrareis pero si lo que perseguís  es un film de aventuras con mensajes sentidos y rabiosa belleza aquí lo hallareis a raudales, una obra MAESTRA.

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Hablemos ahora de un clásico de clásicos, un western con todas las de la ley. “El tren de las 3:10” (1957) basada en el libro de Elmore Leonard. Está brillantemente dirigida por Delmer Daves y protagonizada por Glen Ford, Van Heflin, Leora Dana y Felicia Farr. Esta gran obra al igual que algunas que ya he mencionado en los dos posts (Por un puñado de Películas) fue bastante menospreciada en la época en que fue realizada pero por suerte y legitimidad  con el paso de los años ha ido haciéndose con justicia  un hueco  entre la lista de los mejores westerns de la historia del celuloide. En el apartado visual el film  es digno de alabanza al igual que la forma tan inteligente  en la que está narrada la historia que es endiabladamente briosa y dinámica  logrando  enganchar al espectador en la sinopsis  desde el primer minuto de metraje. Las actuaciones de los dos protagonistas que  son maravillosas y  extraordinarias se convierten en un lujoso duelo interpretativo entre los dos actores principales (Glen Ford y Van Heflin ) que inflan completamente  la cinta con su talento y sobriedad.  La banda sonora interpretada por Frankie Laine  es sinceramente  esplendida y acompaña perfectamente a la narración. El argumento del film gira en torno a un ranchero(Van Heflin) agobiado por las  deudas económicas  que tiene con un terrateniente sin escrúpulos. Dichos apuros económicos  harán peligrar tanto el sustento de su familia como la propiedad de su rancho pero milagrosamente se le presentará la oportunidad de guiar a un grupo de hombres que pretenden entregar a un peligroso forajido y  con ello cobrar una sustanciosa recompensa. La misión se convertirá en una odisea llena de obstáculos y peligros ya que la temible banda del forajido estará al acecho y probará por todos los medio liberar a su  jefe.

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Recientemente (en 2007 fue estrenada en EE.UU, aquí tuvimos que esperar un poco más) hemos podido disfrutar de un remake de esta gran obra y digo disfrutar porque es de los pocos casos en que un remake hace justicia a la obra original. El film actual puede que no llegue a superar al clásico pero sin duda alguna goza de una calidad admirable y es un remake más que digno (que tomen nota muchos cineastas de lo que es un remake). Por un momento aparquemos el tema que nos atañe( el western) e intentemos analizar el significado de la palabra “remake”.La  traducción literal de este anglicismo tan irritante   sería  algo así como rehacer o volver a confeccionar algo que ya está hecho. Bueno no soy un erudito en la lengua materna de Shakespeare pero más o menos ese sería su significado. Ok  pues aclarado esto vamos al ajo de la cuestión, normalmente si se pretendiera “re-fabricar “algún producto, la finalidad de todo este trabajo  sería evidentemente para mejorar dicho producto ¿No? Al menos eso sería lo más comprensible. Si no fuese tal el propósito de dicha tarea, estaría fuera de toda lógica “retocar “algo que ya de por sí ha dado buenos resultados  y goza o ha gozado de cierta calidad. EJEMPLO: a mí me encanta  Dalí y me gusta pintar. Pero que me guste no quiere decir que esté capacitado ni tenga la licencia para garabatear en un lienzo y luego bautizarlo impunemente como “La persistencia del tiempo” (es el cuadro de los relojes blandos). Y en el hipotético caso de que yo fuera un maestro de la brocha existe un valor humano un tanto olvidado pero que vale la pena recordar que se llama RESPETO. ¿Os suena esa palabreja? El respeto a la obra original, el respeto a la imaginación y el más importante; el respeto a uno mismo para no hacer el ridículo intentando aprovecharse del talento de otro y ahorrarnos así la frustración que produce saber que no se está a la altura y que evidentemente se carece del talento para crear una obra digna y original.  El mundo  del cine requiere cambios, ideas, E V O L U C I O N E S, dejemos el papel de calco y enfoquemos nuestros esfuerzos en crear, que para destruir ya están Uwe Boll con su enfermizo  fetichismo para   con los videojuegos o la Coixet (por nombrar solo dos, pues hay tropecientos)  con su desdoblamiento de personalidad, a veces olvida que es la Coixet y pasa a ser una copia barata, pretenciosa e insustancial de Wong-Kar-Wai.   Sí, sé que la comparación con la pintura es muy debatible pero he elegido esta forma de explicarlo para que sea más fácilmente entendible.  He hecho esta breve manifestación para dejar claro que hay ciertas cosas que deberían caer por su propio peso, o sea, ¿Remakes? Sí, claro, pueden hacerse, pero con respeto e intentando que los resultados no parezcan una odiosa e irreverente parodia de la obra original y que al menos hagan justicia al film en el que están basados. ¿Queréis un solo ejemplo de  cómo nunca debería hacerse un remake? Ok ahí va: en  la esquina derecha, campeón de campeones, con pantalón rojo  y guantes de ladrón (copia plano por plano a la obra original) con cero patatero en talento, inquietante falta de originalidad y  con una asombrosa carencia de amor propio y de escrúpulos está  “Psycho” dirigida por el inefable, pero a veces agradable (pocas, muy pocas),  Gus Van Sant y que es un remake de “Psicosis”, verdaderamente insultante e innecesario. Después de hablar de esta aberración  retomemos la temática western y  sigamos hablando  del remake de “El tren de las 3:10”  . Dirigido con solvencia por James Mangold y protagonizado por Christian Bale y Rusell Crowe. Sinceramente este film me sorprendió gratamente y es digno sucesor de la obra original, os recomiendo encarecidamente los dos films. Visionadlos en orden cronológico y veréis que indudablemente son dos obras diferentes  con la misma historia, con una enorme calidad interpretativa y lo más plausible es que  ambas son  escrupulosamente respetuosas con el espíritu intemporal del western. Moraleja: Obra original y remake pueden coexistir en el espacio tiempo gozando uno y otro de calidad y sin necesidad de que el espectador tenga que vomitar irremediablemente después del visionado del remake.

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El segundo western de Clint Eastwood  que quiero recomendar en esta lista  es “Sin perdón” (1992). El guión de este film es de David W. Peoples,y fue escrito a finales de la década de  los 60 pero incomprensiblemente durante más de veinte años fue pasando de mano en mano sin que nadie mostrara demasiado interés hasta que   Francis Ford Coppola se hizo con los derechos, que al poco tiempo vendió a Eastwood. Esta obra está  dirigida y protagonizada por el genial cineasta  que está estupendamente acompañado en el reparto por los siempre carismáticos y eficaces  Morgan Freeman, Gene Hackman y Richard Harris (que curiosamente estaba sentado en su casa viendo “Infierno de Cobardes” cuando recibió la llamada de teléfono  para participar en el film). En esta obra encontraremos todos los componentes necesarios que debería tener cualquier western clásico que se precie pero además está maravillosamente  aderezado con   una innovadora mirada, revitalizante, fresca y claramente desmitificadora. Eastwood  con su particular  talento y demostrando una estimable gracia pretende con humor mostrarnos  una virtud de la que muy pocos hacen gala, reírse de sí mismo, más concretamente  de esos personajes de duro a los que nos tiene acostumbrado y que tantas veces ha interpretado con evidente brillantez. El realizador se convence y logra convencernos consiguiendo de forma entretenida   auto parodiarse relatándonos con soltura una historia cargada de valores morales, que pese a la época en la que están narrados siguen siendo de rabiosa actualidad. Valores tales como el respeto a los mayores, el amor a la familia, la esperanza puesta en la juventud, el valor de la amistad, el desencanto con la fallida justicia y muchos más. De una forma meritoria y agradable el realizador logra desconcertarnos con palpables mensajes  de índole  tan  social e intemporal como  realista y  hacernos participes de una historia tan dramática que incluso llega a ser un poco cómica. Y  que encierra en su argumento tinturas del viejo cine de aventuras y desprende  visibles  apologías a la desmitificación  de la tan frívola  como mega-gastada figura del   héroe de novela barata. Estableciendo premisas tan simplonas y arcaicas  como  que los ”Revolvers“ solo tenían seis balas en el tambor (si, si, de verdad de la buena) y que los superhombres solo existían en los libros, en la imaginación de los niños  o en las leyendas que iban circulando y creciendo de boca en boca.  Descubriéndonos con este mensaje una verdad  frustrante, trágica y tristemente realista que intenta con acierto alejarnos del estereotipo del pistolero indestructible que durante tantos años nos habían vendido en miles de producciones, que por otra parte fueron y siguen siendo necesarias para hacernos soñar con historias espectaculares de ficción que nos aparten aunque solo sea por un momento de nuestra rutinaria  vida. Una de las muchas  moralejas que encierra  este film es que   tanto las historias que idolatraban a estos seres legendarios como los protagonistas de las tales tienen fecha de caducidad y el paso del tiempo degrada a todos por igual, ya sean pistoleros de leyenda o “insulsos” granjeros.   Este film es un claro homenaje a realizadores como Don Siegel, Sergio Leone , John Ford, Anthony  Mann ,Howard Hawks  o  Fred Zinnemann.  Clint Eastwood interpreta a un granjero viudo con dos hijos pequeños y que está  completamente dedicado al trabajo y a una vida familiar pero que en realidad esconde un pasado de pistolero y asesino despiadado. Un día aparece en su granja un misterioso joven que parece conocer a la perfección las aventuras pasadas  del personaje interpretado por Eastwood y le propone un negocio que el granjero no podrá rehusar. Hacer justicia vengando a una prostituta que ha sido marcada y vejada por dos personajes desalmados que desgraciadamente han salido impunes del delito cometido. La propuesta será aceptada por el granjero que volverá a enfundarse la pistolera y dejará aparcada por un tiempo su vida de trabajo y de sacrificado padre de familia para volver a su antigua vida de pistolero. Este film recibió 4 Oscars de la “sagaz” academia: Mejor película, mejor director, mejor actor secundario (Gene Hackman), mejor montaje (Joel Cox). Una verdadera obra maestra.

 

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Para terminar el post hablemos  de “Dos hombres y un destino” (1969) dirigida por George Roy Hill y protagonizada por Paul Newman y Robert Redford interpretando  los papeles de Butch Cassidy y Sundance Kid respectivamente. Este film fue el primer trabajo que realizaron juntos la fructuosa triada formada por  Newman-Redford-Hill la segunda y última obra en la que compartieron cartel los dos actores y el director  fue la magnífica “El Golpe” (1973).Dos hombres y un destino es un western esplendido basado en hechos reales. Que logra mantener la tensión desde el primer minuto hasta el último. Los personajes están excepcionalmente interpretados y dibujados, Butch es un simpático bocazas, seductor, algo golfo  y muy agudo  en cambio Sundance es un hombre silencioso, cabal, respetuoso y muy observador. Precisamente esas diferencias entre ellos hacen que exista una química casi perfecta entre los personajes que evidentemente también se ve beneficiada por la buena sintonía  entre los dos brillantes intérpretes ( eran grandes amigos). La bella actriz Katharine Ross acompaña muy decentemente  al dúo Newman-Redford. El film está plagado de suspense, acción, humor y sobretodo de unos diálogos realmente simpáticos, inteligentes y cargados de ironía . Todas estas virtudes resultarían inútiles sin el magnífico trabajo realizado en los apartados técnicos. Tanto en la loable fotografía de Conrad Hall(Los profesionales) como en la no menos talentosa banda sonora. Ganadora de un Oscar, dirigida por Burt Bacharach que junto con Hal David compusieron la canción “Raindrops keep fallin’on my head” interpretada por el cantante  B.J. Thomas y que sonaba en una de las escenas más admiradas y parodiadas de la historia del cine. La inolvidable escena en que Newman  monta en el manillar de su bicicleta a Katharine Ross. El film está repleto de grandes dosis de acción y aventura, y como cualquier western que se precie también contiene una interesante  historia llena de emocionantes mensajes cargados de valores como la amistad, la lealtad, el amor y por supuesto en esta obra también se encuentra la trágica e ineludible muerte. En definitiva una obra sencillamente maravillosa que no  olvidareis con facilidad.

Sayonara! 

Fdo: Harry Powell  

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