Revista Belleza

Port Aventura

Por Negraflor @NegraFlor_Blog

Más actividades de las vacaciones: Port Aventura. No sería digno de mención en otro caso, pero es que no había vuelto a pisar el parque desde que me despidieron, el 13 de octubre de 2004 (hay fechas que no se olvidan). Pero teníamos unos cuantos vales 2×1 que aprovechar, y además habíamos visto los anuncios de la apertura de Sésamo Aventura, así que teníamos excusas más que suficientes para dejarnos caer por allí. Fuimos en grupo: once en total, contanto a los peques.

Tuvimos la gran suerte de que el día estaba medio encapotado, el sol no apretaba, y el parque no estaba lleno hasta los topes, así que no había grandes colas en las atracciones. Donde más tuvimos que esperar fue en Furius Baco, en la Mediterránea, y no llegó a quince minutos. Tenía ganas de probar la atracción, Furius Baco: una montaña rusa que alcanza los 135 km/hr en tan sóo 3,5 segundos. No está nada mal, ¿verdad? Soy de emociones fuertes, así que me gustó mucho la atracción; aunque claro, en los 55 segundos que dura el recorrido (850 metros) tampoco te da tiempo a nada.

Lo que nos preocupaba era que los peques pudieran subir a cuantas más atracciones mejor. Así que después de que Chocolatina Mayor pudiese subir a los Grand Canyon Rapids, en Far West, -fue la única de los tres peques que pudo subir, por altura, y acompañada de un adulto-, nos fuimos a los autos de choque infantiles, para que pudieran subir los tres peques. Aquí tienes la prueba de cómo lo pasaron.

También pudieron subir en el Carrusel, que les encantó, por supuesto. Subieron también al Tomahawk, menos Chocolatina Menor -es que hay sensaciones que ella no necesita-. También entramos en Sésamo Aventura, pero eso te lo contaré mañana.

En la China, se subieron a las Tea Cup, las tazas. Bueno, nos subimos casi todos… y bajamos mareados como sopas, de tantas vueltas que le dimos a la taza dichosa. Evidentemente, las Chocolatinas y su amiguito M., iban en otra taza, y bajaron tan frescos. Pero como a los que subimos en la misma nos va mucho hacer el loco, nos pusimos a darle vueltas a aquello y… bueno, qué te voy a contar. Aprovechamos que estábamos en China para subir a otro clásico, claro: el Dragon Khan. Impresionante, como siempre.

Después de eso, estuvimos en México; los peques pudieron subir en Los Potrillos, donde repitieron los tres infinidad de veces; también subieron a Las Canoas. Y mientras los peques se lo pasaban pipa en los potrillos, nosotros nos subíamos al Kon-tiki Wave, el barco de toda la vida de DiorY sólo dos fuimos los valientes que nos atrevimos a subir al Hurakan Kondor: una caída libre de 100 metros a 115 km/hr en tan sólo 3 segundos. En dos palabras “im-presionante”… y adictivo. Me encantó. Y no subí más veces porque ya era de noche, los peques estaban cansados y había que irse.

En definitiva, fue un día agotador, pero lo pasamos genial, y valió la pena volver.


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