Revista Viajes

Postales perdidas

Por Viajaelmundo @viajaelmundo

Hay lugares que están atrapados en mi libreta. De ellos no he dejado ninguna constancia en este blog, porque están escritos a mano, con desorden y sincronía esperando no sé qué. Como esas líneas, también hay imágenes, de esas que parecen no encajar en ningún lugar, pero que son ellas mismas una historia. Esas son mis postales perdidas, aunque algunas realmente se perdieron cuando no pude recuperar la información de ese disco duro que se llevó tres años de mis viajes. Hacer de estas fotos una suerte de postales, es como viajar nuevamente. Se las dejo aquí y me las dejo a mí misma como un recordatorio absoluto de sentarme a vaciar las historias y escribirlas como se debe. Van a aparecer sin ningún orden, así como se vienen a la mente los recuerdos.

Carora

Carora, Lara, Venezuela. Noviembre 2015. A Carora lo recuerdo con brisa suave, con calles que quedaban solas para lucirse con los reflejos del atardecer. Ven, para caminar por las calles de piedra, para llevarte a la iglesia y escuchar la noche.

Chuao fachada

Chuao, Aragua, Venezuela. Agosto, 2015. Durante tres años hice fotos de tendederos, pero las perdí todas y esta fue la primera que tomé para comenzar una nueva recopilación. Hay mucha vida ahí, puesta al sol

Chuao peluqueria

Chuao, Aragua, Venezuela. Mayo, 2016. Había que estar listos antes que los diablos comenzaran a danzar en Chuao. Mejor ahí afuera, que no hace tanto calor.

Diablos2

Chuao, Aragua, Venezuela. Mayo 2016. Los diablos danzando a las cuatro de la madrugada; entrando a las casas y volviéndose fiesta. Y uno detrás de ellos, buscando historias

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Isla Larga, Puerto Cabello, Venezuela. Marzo 2016. Mi tía Yaya tiene 71 años y usa bastón porque sus piernas ya no son fuertes. Sin embargo, su espíritu y su memoria están intactas. Volvió a este sitio que la llenó de recuerdos; caminó por su orilla, fue al barco hundido, nadó e hizo varias paradas de mano dentro del mar. Los viajes tienen sentido cuando van más allá del simple hecho de moverse de un lugar a otro

irlanda

Quién sabe dónde, Irlanda. Abril 2014. No recuerdo el nombre de lugar y sé que está anotado en alguna parte. Fue esa una primavera fría y caminaban por ahí con los ocho grados a cuestas. Un mar helado que nunca llegaba más arriba de los tobillos. Al menos ese día, así como lo recuerdo

Isnotu

Isnotú, Trujillo, Venezuela. Abril 2016. Me conmueven los actos de fe, el agradecimiento infinito. Volví al santuario del doctor José Gregorio Hernández veinte años después que yo misma fui a pagar una promesa y dejar algo posado en sus pies

Jajo1

Jajó, Trujillo, Venezuela. Abril 2016. Eran poco más de las seis de la mañana y las montañas ya se habían despertado. Solo brisa, sin ruidos. Solo lejanía y frío

Jajo2

Jajó, Trujillo, Venezuela. Abril 2016. Las calles de piedra, el andar lento de los pueblos andinos, la mirada curiosa, el sol cayendo con lentitud al final de la tarde. Esa fue mi primera impresión de Jajó, en esta calle, frente a la plaza

losroques

Carenero, Los Roques, Venezuela. Marzo, 2015. No me gustan los gatos, pero sí me gusta fotografiarlos y he entendido que esa es mi manera más sensata de acercarme a ellos. A ella le daba curiosidad mi cámara y a mí, su manera de hablar conmigo sin pronunciar palabra

Manzanillo2

Manzanillo, isla de Margarita, Venezuela. Junio 2016. La faena, el ir y venir. Seis horas viendo ese mar y seis horas ellos lanzando la red y esperando

New Orleans

New Orleans, Luisiana, Estados Unidos. Mayo, 2015. Realmente, estaba a las afueras de la ciudad, en Oak Valley y sus robles centenarios. No quise escribir por esos días porque me peleé con la historia y la belleza del lugar. Luego, lo olvidé. Es una de las plantaciones más conocidas, tierra trabajada durante años por los esclavos

Paramo

Parque Nacional Sierra La Culata, Mérida, Venezuela. Abril, 2016. La temperatura bajó, bruscamente, a seis grados justo antes de comenzar a llover. La brisa hacía respirar acelerados, pero había que hacerlo con calma. Otra vez, más de veinte años sin ver este paisaje que recordaba amarillo por los frailejones de aquellos días de agosto de 1991

San Pedro

San Pedro, Lara, Venezuela. Abril, 2016. No, no quiero sacar la cámara del bolso. No, no quiero caminar. No quiero hablar. Voy a la esquina y vuelvo. Hace frío. Quiero volver, pero ahora no quiero estar aquí. Una foto, otra más. Me quiero ir.

SantBarbara

Santa Bárbara, Zulia, Venezuela. Abril, 2016. Hacía tanto calor, tanto, que lo que más recuerdo son los colores de sus calles, de su puente. Había más, claro. Pero a mí me gustó este ritmo de colores bajo los cuarenta y cinco grados de hastío

ventanas

Puerto Colombia, Choroní, Venezuela. Enero, 2016. ¿Cuántas ventanas más vas a fotografiar? Todas, si es posible. Detrás de esas ventanas hay historias, gente que se asoma y espera. Me gustan las ventanas y su invitación constante a explorar

zapatos

Patanemo, Carabobo, Venezuela. Noviembre, 2015. Camina, carga la mochila y sigue por ese sendero, son treinta minutos o quizá menos. Ojalá llueva, ojalá empiece pronto. Sigue, camina, carga la mochila y sigue


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