Uno de los principios de la felicidad en cualquier contexto vital es la autonomía personal. Existen situaciones de dependencia que pueden producirse como consecuencia de algún problema de salud. Sin embargo, no es saludable caer en situaciones de dependencia cuando no existe un motivo justificado para esta relación.
Hay muchos frenos emocionales de la autonomía personal: el miedo, la soledad negativa y las expectativas equivocadas de la realidad. Existen personas que no llevan a cabo ciertas actividades en soledad porque sienten que no las disfrutarán tanto de este modo como si estuviesen acompañadas.
Lo cierto es que ver una película en el cine en soledad puede ser una experiencia enriquecedora que te aporta unos matices distintos a cuando disfrutas de esta experiencia en compañía de amigos.
Lo más importante desde el punto de vista de la felicidad es hacer la mejor gestión posible de las circunstancias que tenemos para crear nuevas condiciones. Es decir, puede ocurrir que en determinada etapa de la vida una persona sienta que tiene pocos amigos con quienes quedar.
En ese caso, desde el punto de vista de la inteligencia emocional, es mucho más saludable que la persona sea proactiva para disfrutar de actividades sociales de una forma independiente en lugar de quedarse en casa compadeciéndose a sí misma.
Existen decisiones que generan una cadena de consecuencias. Al tomar la iniciativa de disfrutar de forma autónoma de actividades cotidianas como acudir a un museo, ir al teatro o salir a dar un paseo, la persona se da la posibilidad de interactuar en entornos sociales en los que puede establecer nuevas relaciones sociales. Es decir, la persona hace un esfuerzo para salir de su círculo de comodidad y se da la oportunidad de conocer gente nueva.
Una persona puede experimentar cierto vértigo emocional y miedo cuando tiene que afrontar un reto al que no está acostumbrada. Sin embargo, una vez que lo ha afrontado obtiene el mejor de los premios: la sensación de seguridad, la confianza en uno mismo y la alegría. Hacer ciertas actividades en solitario puede resultar poco habitual para algunas personas, sin embargo, el hábito de la costumbre también aporta una mayor naturalidad a este hecho cuando el protagonista, o la protagonista, se da la oportunidad de disfrutar en primera persona esta experiencia.
Y entonces, descubre esa agradable sensación de estar en compañía de uno mismo, disfrutando de espacios de silencio en los que surge el diálogo interior de la libertad. La felicidad es tener la capacidad de ir más allá de los propios límites para descubrir que esos límites, en muchos casos, son puramente mentales (ideas irracionales que no remiten a un concepto lógico objetivo).
¡No siempre podemos cambiar las circunstancias, pero siempre depende de nosotros lo que hacemos con ellas!
Olga Albaladejo y Maite Nicuesa para 3Contigo Coaching.
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