Revista Opinión

Preguntas para un juez de Getafe

Publicado el 29 junio 2010 por Elhombredelpiruli
Preguntas para un juez de GetafeSeñor juez de Getafe José María Celemín, ¿sabe usted qué ocurrió en España en 1504? Cíteme tres poetas del siglo XV, ¿sabría usted decirme en qué año desembarcó en España el emperador Carlos V para hacerse cargo de la corona española?
¿Le parece que estas preguntas son difíciles? Para un español de pura cepa no deberían serlo. Son de cultura general. Le hago otras nuevas. Una segunda oportunidad. ¿Cómo? No, de eso nada, no pienso preguntarle fechas relacionadas con el constitucionalismo español porque eso usted lo ha estudiado y se lo sabe al dedillo. A los inmigrantes que vinieron a España a trabajar usted no les ha preguntado cómo se coloca un ladrillo ni cómo se arregla un grifo. No fueron preguntas relacionadas con su profesión. Ni siquiera les ha preguntado si animan a la selección española.
Está bien, para que vea que no le he tomado inquina, una pregunta de constiticionalismo: Dígame qué sucedió el año 1188. Es fácil, verdad. Claro, es que usted tiene estudios, tiene una posición social, dispone de tiempo libre para leer otras cosas, para culturizarse aprendiendo asuntos nuevos. Tiene tiempo libre para cultivarse y jugar al padle. Incluso al golf.
Otra pregunta facilona para un profesional de su nivel que trabaja en Getafe: ¿qué sucedió allí en 1924? ¿No me diga que no sabe que el primer vuelo del autogiro de Juan de la Cierva se llevó a cabo en Getafe? ¡Vaya fallo, campeón!
Pero volvamos a los inmigrantes que usted lo he pillado despistado. ¿Cree usted que los inmigrantes que vienen a España del altiplano andino, por ejemplo, disponen de tiempo para leer, para estudiar, para empaparse de lo que sucedió en este país hace dos o tres siglos? Quizá no sepan ni la Historia de su país natal. Su primera preocupación fue siempre no morir de hambre. Muchos de ellos a duras penas saben leer. Bueno ignorar ciertas cosas de la historia no es grave, le pasa a la gran mayoría de los españoles. ¿Cree usted entonces que los españoles que no sepan responder estas preguntitas son indignos de mantener la nacionalidad? Eso sí, pregúnteles por Belén Esteban, Cachuli y Bertín Osborne, o incluso por el primer baño veraniego de Ana Obregón. Seguro que no fallan.
¿Se imagina usted qué habría pasado si a nuestros padres o abuelos emigrados en Alemania para trabajar en la construcción, de carpinteros, en las fábricas de automóviles, les hubieran preguntado por la historia de aquel país?
¿Dígame la duración de la república de Weimar?
¿Qué sucedió en 1933?
Dígame tres poetas alemanes del siglo XVIII.
Imagino a nuestros antepasados sudando la gota gorda ante el juez teutón que los examina de alemanidad. Y su respuesta balbuceante: "Oiga, yo eso no lo sé pero soy uno de los mejores mecánicos torneros de Hamburgo y creo que stoy contribuyendo a la riqueza de este país y merezco que me lo reconozcan".
En suma, señor Celemín, no se empeñe. Para ser español no es necesario ser Premio Nobel, ni universitario, ni siquiera tener estudios básicos. Y si no, que se lo pregunten a los futbolistas que obtienen la nacionalidad solo por disponer de una habilidad con los pies.
Lo que se le pide a usted en su juzgado, señor Celemín, es que haga cumplir la ley sin inventarse procedimientos que no están recogidos en la legislación para tramitar la petición de nacionalidad. Parece mentira que un tipo como usted, con su preparación jurídica, su cultura, su conocimiento de la historia, del mundo y de la condición humana, aplique en su trabajo y sus decisiones jurídicas criterios que son, como mínimo, alegales.
Ha tenido que ser usted, señor Celemín, el que rompa la buena sintonía que tenía este blog con la Justicia desde hace unos días; pero claro, comprendo que tratándose de la Justicia Española era algo que no podía durar mucho tiempo.

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