Revista Ciclismo

Preparando el invierno: los rodillos más modernos

Por Rafael @merkabici

Cualquier aficionado a la bicicleta recuerda lo que eran los inviernos hace no muchos años. Horas y horas con la nariz pegada al cristal de la ventana para ver si se asomaba un rayito de sol por entre la lluvia y se podía salir a rodar aunque fuera un rato. Y, en caso de no poder hacerse eso, sufrir en el rodillo. Aquellos rodillos enormes de tres rulos, que eran tan pesados y aparatosos como ruidosos y peligrosos las primeras veces que te subías en ellos y tenías que aprender a mantenerte en equilibrio. Y, sobre todo, eran aburridos. Resultaba casi imposible mantenerse sobre ellos más allá de una hora, por mucha música o televisión que nos pusiéramos para intentar entretener la mente en unas sesiones de entrenamiento que acababan siendo poco efectivas de tan tediosas.

Los rodillos de tres rulos aun se aparecen en las pesadillas aburridas de más de uno...

Los rodillos de tres rulos aun se aparecen en las pesadillas aburridas de más de uno…

Por eso, la aparición de los rodillos vinculados al ordenador, que simulaban recorridos concretos y reales por diferentes tipos de carreteras y terrenos fue aplaudida con entusiasmo por parte de todos los buenos aficionados. Ya no habría que pasar minutos aburridos sobre el rodillo, sino que ahora podríamos hacer pequeñas carrera con otro gran número de usuarios vía Internet, subir los puertos más importantes del Tour de Francia gracias a los simuladores, o picarnos con nosotros mismos de cara a batir nuestros records particulares en tramos concretos.

Las ventajas de este tipo de rodillos sobre los anteriores son muy evidentes. Lo que se consigue, de hecho, es una experiencia completa de simulación con la que podremos recorrer, por ejemplo, los últimos cincuenta kilómetros del Tour de Flandes o ascender el mítico Tourmalet. Incluso existe la posibilidad de descargarnos nuestros propios recorridos habituales, vía GPS, y constatar nuestros adelantos o atrasos con respecto al ciclista de carne y hueso que recorre esas carreteras habitualmente.

Estar en un rodillo cada vez se asemeja más a una salida convencional.

Estar en un rodillo cada vez se asemeja más a una salida convencional.

Pero además Internet ha dado una vuelta de tuerca más a este tipo de rodillos, incorporando nuevas posibilidades que los hacen aun más atractivos a ojos del practicante de la bicicleta. De un lado existe la posibilidad de descargar mapas y tramos concretos de la red, simulando así espacios concretos de la geografía real sobre nuestro rodillo, algo que nos resultará muy útil, por ejemplo, para conocer nuestro grado de preparación de cara a algún reto. Pero además podremos competir sobre un tramo cualquiera, por ejemplo la subida a Alpe d´Huez, con otros cientos de miles de usuarios del mismo rodillo, echando carreras virtuales en los que los ciclistas virtuales que les representen competirán contra nosotros mismos por llegar antes que nadie a la cima. Incluso podremos retarnos a nuestro yo “fantasma” de otros días para ver si vamos más rápido o más lento que en anteriores ocasiones de entrenamiento.

Todo ello, como vemos, deja muy atrás aquella figura aburrida del ciclista haciendo rodillo solo en su garaje, escuchando música o viendo la tele para dejar que el tiempo pasara. Hoy en día los rodillos ponen a nuestro alcance toda la geografía para disfrutar también en invierno de nuestro hobby preferido.


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