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Prisionero en Mauthausen. Atrapado en una pesadilla eterna.

Publicado el 18 febrero 2011 por Crowley
Prisionero en Mauthausen. Atrapado en una pesadilla eterna.
En el transcurso de la II Guerra Mundial, y debido a la triste afinidad de pensamiento político entre Alemania y España, nuestro país se convirtió se convirtió en base de operaciones de centenares de espías del bando alemán. Espías que, por mucho que insistió el bando de los Aliados, Franco no sólo nunca entregó, sino que los mostraba con orgullo (Recordemos que "gente" tan peligrosa como Hans Lazar, de origen judío, jefe de prensa y propaganda de la Embajada alemana, se hizo con el control de los medios de comunicación patrios y se asentó en Madrid, donde las más altas esferas se peleaban por tenerlo sentado a su mesa).Esta relación de fraternidad entre dictadores, hizo que el campo de concentración de Mauthausen fuese un destino idóneo para españoles contrarios al régimen o peligrosos para el mismo.
El campo de Mauthausen, calificado de Grado III, era en realidad un complejo de subcampos (cuatro subcampos principales de Mauthausen, Gusen y 50 subcampos más) que hicieron de él, el más grande de Europa y en donde los prisioneros, empleados como esclavos, fabricaban munición, armas, minas e incluso aviones (como el Me 262). En el momento de su liberación (en todo el complejo unas 9.000.000 de personas), había unos 85.000 prisioneros y se calcula que murieron allí unas 250.000 personas (la gran mayoría gente ilustrada, miembros de clases sociales altas de paises invadidos por Alemania y enemigos de sus aliados, como en el caso de los españoles).
A lo largo de los años, hasta 7.300 españoles pasaron por allí. La mayoría de ellos eran republicanos que habían cruzado la frontera española tratando de huír del régimen franquista en los últimos meses de la Guerra Civil (recordemos también que cuando a Franco se le preguntó qué hacer con los prisioneros españoles, éste dijo que no existían españoles al otro lado de la frontera y es por ello que los prisioneros procedentes de España llevaban, como distintivo, el triángulo azul que les clasificaba como apátridas).Prisionero en Mauthausen. Atrapado en una pesadilla eterna.
El cómic, "Prisionero en Mauthausen", de  Javier Cosnava y Toni Carbos y editado por Edicions de Ponent, nos relata la vida de Juan Placambó, veterano de al Guerra Civil, quien tras fallar en una misión tras las líneas enemigas, es detenido y enviado a un campo de concentración de Mauthausen. Una vez allí, tendrá que llevar a cabo los oscuros propósitos que los soldados de las SS le encomiendan, por mucho que no entienda la locura que allí reina. Locura que acabará con la vida de millones de personas. La obra está inspirada en hechos reales, si bien Juan Placambó no existió como tal, con ese nombre, sí que es cierto que, al igual que Juan Nadie, encarna un arquetipo, un personaje recurrente que no es sino el reflejo de todos aquellos seres desesperados y anónimos que poblaban los campos de exterminio. Aquellas sombras errantes con piel de hombre que se veían "obligados" a ayudar a los nazis con tal de preservar su vida. Vivir a cualquier precio, era la máxima en esas situaciones. Y ojo, que no lo critico. Faltaría más. Que es muy fácil decir ahora eso de "pues yo no lo hubiese hecho", "yo no me hubiese vendido", "yo hubiese preferido morir que servir a los nazis y acabar con mis compatriotas", que estoy absolutamente seguro que todos, todos, en esas circunstancias extremas, hubiésemos actuado de la misma manera. O peor. ¿O no?.Prisionero en Mauthausen. Atrapado en una pesadilla eterna.
Aunque Placambó no es un ser corpóreo, de carne y hueso que podamos encontrar en los libros de Historia, sí que son reales los otros dos nombres que protagonizan la historia, los nazis Paul Winzer y Franz Zieris, que aparece aquí como Faust Ditrich zur Linde (en claro homenaje a Goethe y Borges).
La colaboración de la GESTAPO con los servicios secretos franquistas es algo fácilmente comprobable para cualquiera que tire de hemeroteca.
Es así, por medio de ese intercambio de "ayuda", como llega hasta España Paul Winzer, miembro de la GESTAPO y de las SS. Winzer se asienta en Madrid es el encargado de interrogar a miembros de las Brigadas Internacionales alemanas que caían prisioneros, así como de la estrecha vigilancia de los miembros de la Legión Cóndor. Gracias a su "buen hacer",  adquiere gran notoriedad y se le dan, desde Alemania, poderes absolutos. No tardaría mucho en ser director del campo de concentración nazi de Miranda de Ebro.
Por otra parte,  Franz Ziereis, pasará a la historia por ser el comandante del campo de concentración de Mauthausen-Gusen en el momento de su liberación. Nacido en el seno de una familia humilde de Múnich, y harto de pasar largos períodos de su vida sin ocupación laboral, decidió alistarse al Reichswerh (el ejército alemán). Después de cumplir su contrato de 12 años, recibe una oferta para ser primer teniente de las SS, llegando a ser el líder de la "Cabeza de la Muerte" de las SS, la 22ª Hundertschaft.
Siguiendo órdenes de sus superiores, y ya recuperado de la herida de rodilla que le tuvo alejado de los campos de entrenamiento durante 2 años, se hace con el puesto de comandante del campo de concentración de Mauthausen, en 1939.
Una vez liberado el campo por parte de Los Aliados, el 5 de mayo de 1945, escapó con su mujer y con su hijo. 18 días después, soldados estadounidenses lo encontraron en su particular refugio de caza en Austria. Trató de escapar de ellos disfrazado de tirolés, pero resultó gravemente herido en el tiroteo que se produjo y murió en el hospital. Su cuerpo fue colgado en la verja de entrada del campo de Gusen I.
Y así es como deberían haber acabado, como mínimo, todos aquellos malditos bastardos nazis. Muertos.

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