Revista España
Después de la solemne misa, cantada por la capilla, al no interrumpido repique de campanas y los aturdidores acordes de la potente trompetería de los órganos, se ordenó y se puso en marcha la procesión, encabezada por la Guardia Civil y timbaleros a caballo, vestidos a la federica. Seguíanlos un sinnúmero de cruces, mangas parroquiales precedidas por la de la Catedral, gonfalones y estandartes de gremios y cofradías, siguiendo luego la custodia, alhaja la más estimada y valiosa de la Catedral, mandada labrar por el ínclito Cisneros al maestro Enrique de Arfe, que la terminó en 1524, y pesa diez y siete arrobas, por cuyo motivo es conducida en un fuerte carretón, conveniente y ricamente revestido.Publio HurtadoExtremadura en Toledo. Impresiones de turista (1920)