Revista Opinión

Prohibido llorar

Publicado el 18 junio 2015 por Mario
Ya lo he expresado alguna vez: uno de los momentos más épicos de la historia de la humanidad siempre me ha parecido aquel, en mitad del Atlántico, cuando los tripulantes de los navíos que arribaron en América empezaron a sufrir la escasez de alimentos y comenzó a surgir la duda ¿serían correctos los cálculos sobre la circunferencia de la tierra? ¿Llegarían a tiempo a las Indias antes de que se terminaran los víveres o morirían de inanición en medio del Océano? Ya no había vuelta atrás porque el retorno les condenaba a una muerte segura, no quedaba otra que seguir adelante y descubrieron un inesperado continente de por medio lleno de tesoros.
Anoche, trabajando en la última entrevista que hice a Kiko Amat, a propósito de su último libro Chap Chap, me di cuenta que el tema central que vertebra toda la conversación, es el de mantenerse firme en tu propósito y evitar los lloriqueos. Espero entregarla pronto para que podáis leerla y que en la revista me den el suficiente espacio para no tener que cortar demasiado porque, (y puedo prometer que no fue a propósito: salió así) en muchas ocasiones, te das cuenta de cómo el periodismo se transforma en un ejercicio de psicoanálisis. Y no solo del entrevistado. Se habla mucho de toda la tradición literaria británica basada en cachondearse de las desgracias pero también de esa actitud, digamos de virilidad, de llegar al bar después de perder el trabajo y de que la que era tu chica se haya largado y soltar: "no pasa nada, muchachos... aquel curro era una mierda y ella un poco golfa. Pedidme otra cerveza, por favor".
En los últimos tiempos he conocido a muchas personas pasando por momentos difíciles ¿quién no, verdad? Y es cierto que no hay actitud más inútil que la lamentación: es paralizante y además, estoy convencido, ahuyenta la buena suerte. Hay situaciones realmente jodidas pero precisamente, me doy cuenta, que son estas las que hacen aflorar mayor cantidad de generosidad y solidaridad entre los seres humanos. Evidentemente, siempre hay cobardes que huyen pero yo es que a esos no los considero humanos... Y porque como muy bien expresa Kiko en un momento de la entrevista: "El día que nos pongamos todos a llorar esto va a parecer Mujercitas".

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