Revista Psicología

Psicología Ambiental: Cuando te desconectas de la naturaleza

Por Psicoabreu Psicólogos Málaga Psicoabreu @psicoabreu

La psicología ambiental se encarga entre otros aspectos de recoger la interacción de las personas con su entorno y son muchos los beneficios que se encuentran en la interconexión de los seres humanos con la naturaleza.‎ Hoy vemos cómo ocurre esta conexión y qué sucede cuando la perdemos.

naturaleza

La naturaleza y las personas

Estos beneficios de los que estamos hablando son múltiples tanto para la salud mental como para la salud física y, aunque es así en todas las edades, desde los más pequeños a los más ancianos, estos beneficios se pueden ver especialmente en los niñ@s.

Pasar más tiempo rodeados de naturaleza, interaccionar con la tierra, el aire, el, agua, los animales y la vegetación mejora las alteraciones del estado de ánimo. La naturaleza nos ofrece un lugar que permite liberar la atención, sin que esta tenga que ir dirigida a ningún estímulo concreto lo cual ayuda a ampliar el campo de percepción y preservar energía.

Se ha demostrado que los seres humanos con contemplar al día unos minutos espacios verdes se adaptan mejor, están más sanos, poseen mayor capacidad de concentración y sufren menos estrés.

Beneficios de la naturaleza

Entre los numerosos beneficios que nos proporciona la naturaleza a nuestra salud física y mental encontramos:

  • La luz solar. Es la mejor fuente de vitamina D, beneficiosa para el calcio de los huesos y para el corazón. Asegura el mejor funcionamiento de los intestinos y del hígado y regula los impulsos del hambre, la sed y el sueño. Ayuda a prevenir enfermedades autoinmunes, resfriados, asma… ya que refuerza tanto el sistema nervioso como el inmunitario. Se aconseja pasar al menos 15min al aire libre para que este nutriente esté en nosotros de forma adecuada.
  • Refuerza el sistema inmunitario. Estar en contacto con la naturaleza puede ayudar a reforzar el sistema inmunitario y entre los múltiples beneficios de tener un sistema inmunitario fuerte, (que tan bien habría venido recientemente con la pandemia), también se reduce la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares. Para reforzarlo también es importante cuidar la alimentación, la higiene del sueño, hacer ejercicio moderado y tener un buen manejo emocional, donde la terapia juega un papel importante.
  • La naturaleza por su efecto restaurador de la atención y calmante, (acompañada de terapia), puede beneficiar en el tratamiento de TDAH ( trastorno por déficit de atención e hiperactividad), y otros trastornos emocionales, de la conducta y abuso de sustancias.
  • Eleva la capacidad de concentración y de atención.  Los/as niños con TDAH presentan un nivel de concentración y atención más elevado si se encuentran en contacto continuado con la naturaleza.
  • Incrementa la actividad cerebral del hemisferio derecho que se encarga del desarrollo de la creatividad y el manejo emocional entre otros aspectos.
  • Mejora el desarrollo neurocognitivo. Se produce un refuerzo de la armonía de las funciones cerebrales mediante el contacto con la naturaleza.
  • Mejora la condición física ya que mediante el contacto con la naturaleza se sale del sedentarismo que prima hoy día en la sociedad.
  • Una relación temprana con la naturaleza ayuda a desarrollar la empatía.
  • Ayuda en la mejora académica.
  • Reduce la fatiga mental y el estrés, aumentando también los niveles de concentración.
  • Estimula la sensibilidad.
  • Favorece la toma de conciencia con el cuidado del medio en el que vivimos.
  • Proporciona mayor claridad mental y un afrontamiento más eficaz del estrés.
  • Las actividades al aire libre reducen el riesgo de enfermedades mentales, e incrementan el bienestar y la autoestima.

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Consecuencias de estar desconectados

El ritmo de vida que llevamos, la cada vez mayor desconexión y realización de planes en entornos naturales y el aumento de las actividades en interior con luz artificial y medios electrónicos, son algunos de los factores que se pueden relacionar con la fatiga mental.

¿En ocasiones sientes que te cuesta concentrarte, se te olvidan cosas o  sientes la «cabeza colapsada»?

Puede deberse a la fatiga mental. A veces sucede que no recuerdas si le has contado algo a una persona, qué tenías que comprar en el supermecado o dónde has puesto las llaves del coche, o te sientes abrumado por la lista de cosas que tienes que hacer. Estas son algunas de las cosas que a veces suceden cuando nos encontramos fatigad@s mentalmente. ‎‎

Puede aparecer ‎‎cuando nos encontramos ante situaciones de presión y estrés prolongado. Este cansancio mental extremo, además de manifestarse mediante pensamientos, también puede hacerlo mediante el cuerpo en forma de debilidad física o enfermedades.‎‎

El ritmo acelerado de vida que a menudo llevamos puede dar lugar a esta fatiga que se manifiesta también mediante la disminución de claridad mental, dificultad para la concentración y problemas de memoria.‎

Algunos síntomas de fatiga mental:

  • Falta de claridad mental
  • Leves problemas de memoria
  • Apatía y/o falta de motivació
  • Irritabilidad
  • Dificultad para encontrar la palabra adecuada
  • Dificultad en al concentración y focalización
  • Sentimiento de estar desubicada
  • Problemas de sueño
  • Cansancio general
  • Dolores musculares y/o de cabeza

Los síntomas de la fatiga mental son señales de que algo no estamos haciendo de forma sana.

Fatiga mental y dispositivos electrónicos

Todos los factores y situaciones mencionadas anteriormente que ayudan a la aparición de la fatiga mental se ven incrementados por el uso continuado de dispositivos electrónicos.

A menudo sucede que se usan las pantallas como medio de evasión, como una forma de desconectar y como entretenimiento en el día a día, pero mediante las mismas continuamos recibiendo estímulos e información bombardeante que no dejan a nuestro cerebro descansar.

Más que un uso responsable, consciente y controlado de estas herramientas, nos encontramos con un abuso por parte de la población.
Aunque todos/as pasamos hoy día un número elevado de horas frente a pantallas (tv, mvl, tablets, ebooks) y a todos nos afecta, especialmente les sucede a los más pequeños y adolescentes. Podemos ver este movimiento en todas partes: parques, transportes públicos, centros comerciales, clases, en casa etc. La mayoría pasamos mucho tiempo conectados a las pantallas.‎

abuso de dispositivos electrónicos

¿Qué excusa te pones?

“Estoy agotada después de un largo día, acabo de llegar a casa y necesito ponerme un ratito en el sofá a echarle un vistazo al móvil para relajarme. “

“Estoy cansadísimo y agobiado, voy a jugar al ordenador para desconectar un poco.”

“Los niños están muy agitados, voy a ponerles los dibujos y que paren un poco.”

¿Te sientes reflejada/o? De ser así esto no es beneficioso para conseguir esa relajación que buscas y especialmente no ayuda con las sensaciones que produce la fatiga mental.

Con estos métodos ponemos el foco fuera de nosotros mismos, de esta forma por un momento dejamos de sentir aquello que nos desagradaba. Pero, al no adentrarnos en lo que nos sucede ni desconectarnos de nosotros mismos para no sentir lo que nos desagrada, no profundizamos ni tomamos conciencia. Además, con el uso de las pantallas en momentos de agotamiento, le seguimos dando a nuestro cerebro más trabajo en vez de reposo, lo cual es contraproducente.

Alternativas a las pantallas

Hay múltiples alternativas como dar un paseo por la naturaleza, ver el mar, sentir el aire en la cara o el sol en el cuerpo. Hacer ejercicio al aire libre o sencillamente sentarnos a disfrutar del paisaje. Estas alternativas nos ayudan a poner el foco dentro de nosotros mismos/as, ayudando a bajar el nivel de estrés y tensión que acumulamos y a despejar la mente.

Nos suele costar mas darnos cuenta de que estamos agotados mentalmente que físicamente y esto nos lleva a ponernos en situaciones prolongadas de una carga mental y/o emocional perjudiciales. De hecho, el exceso de luz artificial provoca palidez, apatía, tendencia a la depresión, bajada del sistema inmunitario y fatiga mental.

A fin de cuentas, perder el contacto con la naturaleza es una forma de perder el contacto con nosotros mismos, ya que se trata de  desconectarnos de algo muy esencial como especie y esto tiene sus consecuencias.

¡Me siento así! ¿Qué hago?

El primer paso es cuidarnos a todos los niveles. Para ello una opción importante a tener en cuenta es acudir a terapia. El profesional podrá acompañarte y ayudarte a identificar y calmar este flujo de pensamientos atropellados que no dejan espacio para el descanso mental/emocional.

Y, una vez dado el paso, comenzar a ordenar y priorizar aspectos indispensables como:

    1. Darle importancia a la actividad física
    2. Introducir la meditación en tu rutina diaria.
    3. Llevar una alimentación y nutrición adecuada.
    4. Cuidar el sueño y el descanso.
    5. Aumentar el contacto con la naturaleza. 

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Como hemos visto, el apresurado ritmo de vida y la desconexión con el medio natural pueden producirnos numerosos inconvenientes para llevar una vida plena y sana. Como una de las consecuencias está la fatiga mental, que puede producir frustración e incomprensión. Con ayuda profesional puedes ser capaz de reconocer estas circunstancias y tomar mayor conciencia de lo que te está llevando a actuar y sentir de este modo para gestionarlo de una forma saludable y adaptativa.


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