Revista Ciencia

Psicología infantil para maestros

Por Davidsaparicio @Psyciencia
Imagen: Kumon

Ser maestro no es fácil, el primer día que me tocó trabajar en una escuela me acordé de todos y cada uno de mis profesores y les pasé mis respetos telepáticos. Ellos dedican su vida profesional (y muchas veces también personal) a asegurarse que los niños a los que sirven estén tan bien equipados y cuidados como cualquiera. Los maestros tienen una responsabilidad muy grande, se les paga poco y no tienen suficiente tiempo en el día para hacer todo lo que deben hacer.

En la lista de abajo se nombran tres elementos cruciales de la psicología del niño que harán más fácil la vida del maestro.

1.Toda conducta tiene un propósito y es dirigida hacia una meta. Si como adultos podemos ir más allá de lo que vemos y entender el razonamiento detrás de la conducta, tendremos más éxito ayudando a nuestros niños a entender su comportamiento y a desarrollar habilidades prosociales de afrontamiento. La conducta sirve a un propósito. Si una conducta está ayudando a un niño a sentirse psicológicamente a salvo, ¿por qué pararían de comportarse así?

El psiquiatra infantil Rudolph Dreikurs teorizó que hay 4 metas que dirigen el mal comportamiento. Generalmente podés darte cuenta cuál es la meta del niño al identificar cómo te sentís vos al interactuar con él. La clave es saber detrás de qué está el niño, y encontrar formas creativas de reemplazar los comportamientos negativos orientados hacia la meta, con los positivos. Las metas son:

  • Atención. Probablemente la meta del niño sea conseguir atención cuando te sentís irritado, o querés mimarlo o estás encantado con tu “niño bueno”.
  • Poder. La meta del niño probablemente sea poder cuando te sentís provocado, desafiado, sentís la necesidad de probar tu poder o  pensás “no podés salirte con la tuya”.
  • Venganza. Esta es probablemente la meta del niño cuando te sentís herido, enojado, pensás “cómo me pudiste hacer esto”.
  • Inadecuación. La meta del niño puede ser inadecuación cuando te sentís desesperado, pensas “qué puedo hacer” o sentís lástima.
  1. Es crucial entender el estilo de vida del niño. La forma en que una persona generalmente percibe diferentes actividades o acciones es llamada su estilo de vida. ¿Qué es lo que influencia o le da forma al estilo de vida de una persona? Su orden de nacimiento, las reglas de la familia de origen (los explícitos y los implícitos), los roles familiares y el ambiente familiar.
  • Orden de nacimiento. La posición del niño en la familia tiende a implicar ciertos roles.
  • Reglas familiares. Absolutamente todas las familias tienen reglas, incluso si no lo saben. ¿Quién era responsable de pagar las cuentas cuando eras chico?¿Quién mantenía el auto?¿Quién tenía la última palabra en las cuestiones importantes?¿Quién era más emocional?¿Quién no? Estos son los elementos que conforman las reglas familiares. En muchos aspectos moldearon tu experiencia y creencias. Cada niño viene de un hogar diferente con reglas diferentes y puede que vea el mundo de manera totalmente distinta.
  1. El cerebro es plástico. El cerebro es cambiable, moldeable. Y nadie tiene un cerebro tan moldeable como los niños. Cada experiencia crea nuevas vías neuronales y conecta a las neuronas entre sí, dándole forma a nuestra personalidad y a la manera en que respondemos a los estímulos externos.

Ese niño que entra a tu salón sintiéndose asustado y solo por causa del abuso; ese niño que es todo enojo porque su mamá se fue; esa pequeña niña que cree que nadie la quiere porque su papá se lo dijo — aquí es donde entran los maestros. Cada interacción que tenés con un niño, cada experiencia que le das, cada paseo, cada abrazo, cada vez que les decís lo especiales que son, hace una gran diferencia. Y la ciencia lo apoya.

Fuente: Psychcentral


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