Revista Opinión

PSOE, un proyecto de futuro

Publicado el 24 marzo 2012 por Rbesonias

PSOE, un proyecto de futuroImagine porun momento, estimado lector, que es usted militante del PSOE y que en pocosmeses debe participar en un proceso de elección de candidato a la Secretaría desu Agrupación Local y la posterior formación de una Ejecutiva que lidere elpartido en la ciudad. ¿Cuál sería a su juicio la forma más justa y democráticade llevar a cabo este proceso? Imaginemos a un militante hipotético, quequisiera ser parte activa y participativa dentro de su partido. ¿Qué modelo dereflexión, debate y elección de candidatos preferiría?

Unaposibilidad podría ser la clásica y más extendida: dejar pasar el tiempo yesperar a que llegue la Asamblea, en la que los militantes que lo deseenejercerán su derecho al voto. Entre tanto, bajo cuerda, en oscuros rincones,los candidatos irán buscando sus apoyos y simpatías. Otraopción sería reunir al mayor número de militantes que tengan voluntad dereflexionar y debatir sobre el futuro de su Agrupación y formar un proyectopolítico de futuro, construido con las aportaciones de todas y todos aquellosque deseen participar. ¿Cuál de estas dos estrategias le parece a usted que esmás encomiable y respetuosa con la militancia, cuál más democrática y justa? Notengo dudas de que el lector ya ha elegido, mucho antes de hacer la pregunta.El sentido común se impone en nuestra conciencia, pese a que no pocos baronesestén dispuestos a evitar que la lógica tome asiento en estos asuntos.Cualquiercandidatura que sea lo suficientemente sólida debiera estar avalada no solo porel beneplácito de las urnas, sino tener previamente musculatura democrática, esdecir, haber pasado por un proceso de reflexión, debate y toma de decisiones encomún. Hasta ahora, cuando un candidato se presentaba a la Secretaría Local, lohacía avalado por una ciencia infusa: por su cara bonita o por el apoyosoterrado de fuentes superiores. El nombre del candidato precedía a losproyectos políticos, a las ideas. El militante era tomado como un mero votantepasivo y no como agente activo en el proceso de construcción del programapolítico de su partido. Esto provocaba que las Ejecutivas entrantes fueranconcebidas como monarquías ilustradas que dirigían los designios de laAgrupación, sin contar con la militancia para nada más que pegar carteles,ejercer de interventores en comicios o votar cuando el calendario oficial loexigía. Poco a poco, la propia militancia se fue creyendo su papel secundariodentro del partido, observando con perplejidad el libre albedrío de suEjecutiva. Muchos de los que antaño solían llenar las Asambleas, fueron poco apoco desencantándose, convencidos de que fuerzas externas a su voluntaddirigían con mano derecha los designios de la Agrupación, sin tener en cuentalas opiniones y propuestas de la militancia. La inercia dentro del partidoha sido desde hace décadas construir los proyectos políticos sobre la base deliderazgos previos, y no en virtud de un proceso inductivo que a partir de undebate colectivo dé como fruto la elección de determinados representantes. Estalógica se hace aún más patente en los Congresos Federales, Regionales yProvinciales, donde los delegados no saben realmente a quién y qué estánvotando, y asisten a los procesos de elección guiados por una mano externa quedirige su voto a través de alianzas difusas, vendidas como lealtad al partido.Tú me apoyas en el Congreso, yo no te pongo la zancadilla para que te presentesa la local. Tú me otorgas confianza, yo te aseguro un puesto en primera fila.Lareciente debacle electoral ha provocado un efecto refrescante y vindicativodentro de las Agrupaciones Locales. La militancia socialista se ha rearmadofrente a pasividad de antaño y está dispuesta a ejercer un liderazgocompartido, dispuesta a ejercer de agente activo dentro de la vida política desus sedes. No está dispuesta a seguir siendo ninguneada por los órganos dedirección del partido y desea que los procesos de elección de candidatos nosean solo formalmente democráticos, sino que desde su origen cuenten con lamilitancia como protagonistas directos de la construcción del programa políticode su Agrupación. Esto implica que la presentación de candidaturas debe serconsecuencia y no causa del proyecto político que la sostenga. Elliderazgo debe ejercerse de abajo arriba, empezando por la apertura de unproceso de reflexión y debate sobre el futuro de la Agrupación, al que ha deseguir la elaboración conjunta de un programa político construido por todas ytodos los militantes. De este proyecto se derivará posteriormente un reparto deroles políticos, y no antes. Los nombres de aquellos que sean considerados comomejor preparados para ejercer la función de representar este proyecto colectivodeben determinarse a posteriori. De lo contrario, el candidato corre el peligrode convertirse en una mera marioneta en manos de intereses ajenos a lasnecesidades de la Agrupación y, pese a poseer la legitimidad formal de lasurnas, ejercerá su liderazgo sin contar con la militancia.Estodebe cambiar y existen numerosos militantes que están dispuestos a que así sea.Quieren ejercer una autoridad compartida, siendo voz y no solo voto dentro delas decisiones internas de su partido. Están hartos de candidatos vacíos decontenido, pusilánimes e indolentes, que ejercen su liderazgo como un merofuncionariado o, peor, como una plataforma para tener un sueldo suculento. Todoproyecto político dentro del PSOE que se precie de ser sólido, dinámico,responsable y con futuro pasa por la condición necesaria de contar primero consu militancia como agentes activos en la construcción del mismo. Es la hora dela militancia, del trabajo colectivo en sedes y barrios, de la reactivación deltejido social en busca de un socialismo real, a pie de calle, al lado delciudadano que peor lo pasa. Se acabaron los pactos de callejón, la lealtadpolítica entendida como amiguismo sectario, esa política sin transparencia quetanto daño ha hecho al partido, a sus votantes y al conjunto de la ciudadanía.* Este artículo fue publicado el 24 de marzo de 2012 en el diario Extremadura.

Ramón Besonías Román

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