Revista Ciencia

¿Puede la psicopatía no ser un trastorno mental sino una adaptación evolutiva?

Por Davidsaparicio @Psyciencia

La psicopatía se caracteriza por un “comportamiento antisocial, impulsivo, manipulador e insensible”. Muchas de sus características definitorias caen, actualmente, bajo los criterios diagnósticos del Trastorno Antisocial de la Personalidad en el DSM-5. A pesar de la creencia generalizada entre la comunidad científica de que la psicopatía es un trastorno mental, investigadores han propuesto una perspectiva alternativa, con mentalidad evolutiva: que la psicopatía es, en cambio, una estrategia de explotación social de la historia de la vida mantenida por una selección negativa dependiente de la frecuencia.

La visión evolutiva de la psicopatía postula que “el comportamiento arriesgado, oportunista e insensible” característico de los psicópatas habría aumentado el éxito reproductivo en entornos ancestrales. Estos rasgos habrían surgido cuando era necesario que promuevan la aptitud física. Por ejemplo, en condiciones de una alta proporción de cooperadores a psicópatas, los individuos psicópatas podrían explotar la confianza y la cooperación de otros para mejorar sus oportunidades reproductivas. Los rasgos psicopáticos en tales condiciones se habrían visto favorecidos por la selección.

Una hipótesis comprobable con respecto a este debate es hasta qué punto los individuos psicópatas (frente a los no psicópatas) muestran signos de perturbaciones del desarrollo neurológico. Una medida indirecta de tales perturbaciones es la lateralidad (zurdo/diestro/ambidiestro), ya que no ser diestro indica problemas de desarrollo neurológico. 

Un metanálisis reciente, en el que participaron más de 2 millones de personas, encontró que aproximadamente el 11 % de la población era zurda. Se cree que el sesgo por ser diestro proviene de presiones de selección a lo largo de nuestra historia evolutiva. Hay asimetrías tanto estructurales como funcionales en el cuerpo humano, y la lateralización del cerebro (es decir, las funciones neuronales son más dominantes en diferentes hemisferios del cerebro) es una de esas asimetrías. Dado que el hemisferio izquierdo del cerebro controla el lado derecho del cuerpo, el dominio de la mano derecha puede ser un subproducto de la asimetría funcional genéticamente determinada de la lateralización del cerebro para el procesamiento del lenguaje del hemisferio izquierdo y/o las habilidades motoras finas.

Para otro metanálisis, los investigadores se centraron en la lateralidad como indicador de las perturbaciones del desarrollo neurológico (Pullman et al., 2021). No ser diestro se ha asociado con bajo peso al nacer, complicaciones en el parto, estrés prenatal y exposición prenatal a hormonas, lo que sugiere que puede estar asociado con la interrupción del desarrollo cerebral pre y perinatal de estructuras cerebrales críticas. Por ejemplo, en comparación con los grupos de control sanos, es más probable que las personas con esquizofrenia y depresión sean zurdas.

Este metanálisis solo incluyó estudios que: se realizaron en inglés, incluyeron una muestra identificable de participantes en su mayoría adultos, tenían al menos 10 participantes en cada grupo, usaron una medida validada de psicopatía (pero no trastorno de personalidad antisocial), midieron la lateralidad y contenía suficiente información estadística para el cálculo del tamaño del efecto. Además, la no diestra se definió como zurda, mixta o ambidestreza, medida con preferencia de mano autoinformada, preferencia de mano al escribir o inventarios de mano validados”. El metanálisis incluyó 16 estudios de 25 informes individuales publicados entre 1985 y 2017, con un total general de 1818 participantes.

Qué encontraron

  • Pullman y sus colegas no encontraron apoyo para el modelo de trastorno mental de la psicopatía, y el metanálisis proporcionó apoyo parcial para el modelo de psicopatía de historia de vida adaptativa. 
  • No hubo diferencias en la tasa de personas que no eran diestras entre los participantes de la comunidad con una puntuación alta (vs. baja) en psicopatía. Y aunque no hubo diferencia en las tasas de no diestros entre los delincuentes psicópatas (vs. no psicópatas), hubo una tendencia a que aquellos con puntuaciones más altas en la dimensión interpersonal/afectiva de la psicopatía tuvieran tasas más bajas de no diestros, mientras que aquellos con puntajes más altos en la dimensión conductual tenían tasas más altas de no diestros. La dimensión conductual de la psicopatía puede ser conceptualmente más similar al trastorno de personalidad antisocial y la delincuencia persistente a lo largo de la vida. 
  • Por último, no hubo diferencias en las tasas de no diestros entre los pacientes de salud mental psicópatas (vs. no psicópatas).

Los autores señalan varias limitaciones. Hubo una pequeña cantidad de estudios primarios que examinaron la relación entre la psicopatía y la lateralidad; como tal, el bajo poder estadístico podría impedir el descubrimiento de cualquier diferencia de grupo que exista. Además, los autores no pudieron abordar la variable de confusión de la comorbilidad con la psicopatía; es posible que los individuos psicópatas tengan otras enfermedades mentales (no determinadas en este trabajo), lo que podría confundir los resultados. Curiosamente, la tasa de comorbilidad de la enfermedad mental con la psicopatía tiende a ser más baja que la de otros trastornos mentales, lo que es coherente con la perspectiva de la adaptación. Por último, las muestras incluidas estaban parcial o totalmente compuestas por mujeres; sin embargo, el modelo adaptativo de psicopatía pertenece a los hombres y puede no extenderse a las mujeres. Por lo tanto, el trabajo futuro debería examinar la relación entre la psicopatía y la lateralidad en los hombres específicamente.

Referencia bibliográfica: Pullman, L. E., Refaie, N., Lalumière, M. L., & Krupp, D. B. (2021). Is Psychopathy a Mental Disorder or an Adaptation? Evidence From a Meta-Analysis of the Association Between Psychopathy and Handedness. En Evolutionary Psychology (Vol. 19, Número 4, p. 147470492110404). https://doi.org/10.1177/14747049211040447

Fuente: Psypost


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