Revista Religión

¿Puede un evangélico protestante rezar el Rosario?

Por Diegoserranomx
Los cristianos católicos estamos plenamente convencidos, por los propios testimonios y experiencias vividas, del poder que tiene la oración del Santo Rosario, y de cómo éste nos acerca de una manera muy especial a nuestro Señor Jesucristo, al hacernos meditar a través de los 20 misterios sobre los eventos más especiales e importantes que vivió nuestro salvador Jesús desde su nacimiento hasta su gloriosa resurrección y ascensión al cielo. 

Lamentablemente, ante los fuertes prejuicios contra la Virgen María que se promueven en la gran mayoría de las denominaciones protestantes hoy en día, muchos hermanos evangélicos se rehuyen a rezar el Rosario por incluir el "Ave María". 

En este punto hay que señalar que las posiciones radicales contra la Virgen son en realidad bastante modernas, pues en el protestantismo clásico, a pesar de todas las diferencias con la Iglesia católica, nunca existió una animadversión contra la Madre del Señor como la que existe ahora entre los grupos más radicales del protestantismo moderno. 

Tan solo hay que recordar que ya estando separado de la Iglesia católica, Lutero seguía expresando un gran amor y devoción por María, a quien consideraba Madre de Dios y Madre de todos los cristianos, e él mismo incluso elaboró la "Alabanza Evangélica de la Madre de Dios". 

De ahí que aun hoy día, y aunque muy pocos lo saben, entre algunos de los luteranos más ortodoxos se siga conservando la costumbre cristiana de rezar el Rosario, aunque ellos lo hacen con ciertas variaciones, pero también ellos incluyen el Ave María al terminar los cinco misterios, y lo rezan en su versión conocida como "pre-Trento", es decir, sin la segunda parte correspondiente al "Santa María Madre de Dios ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, amen". En la versión "pre-Trento" del Ave María tan solo se dice la parte correspondiente al saludo angelical:"Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús".

Así que si eres un hermano protestante, que estás en el proceso de regreso a la Iglesia católica o tan solo se ha despertado en ti la inquietud y el deseo de rezar el Rosario porque piensas que éste puede traer un bien a tu vida y en tu relación espiritual con el Creador (y te aseguramos que así será), pero aún pesan sobre ti ciertos prejuicios anti-marianos, te animamos a empezar a rezarlo diariamente con la siguiente fórmula (y si eres católico, también puedes utilizarla, no como sustituto, sino como complemento al Rosario común):

Nota: Puedes hacerlo con un Rosario, y si no cuentas con él, puedes rezarlo llevando correctamente las cuentas mentalmente o con el uso de tus manos.

Paso 1: Establece una comunicación con Dios Padre Todopoderoso y ora libremente con Él, hazlo tanto como tu quieras. Platica, agradécele, preséntale tus plegarias y pídelas en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Entrega como una ofrenda de oración y alabanza por tus intenciones el siguiente Rosario:

1) Haz la señal de la cruz.

(Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.)

2) Reza el Credo de los Apóstoles como signo de reafirmación de tu fe cristiana.

(Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica (o santa Iglesia universal), la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.)
3) Reza el Padre Nuestro.
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
4) Reza tres veces el "Ave María" (puedes empezar, si no eres católico, rezándolo en su versión "pre-Trento").
(Dios te salve, María; llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, amén)

5) Reza un "Gloria".

(Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos, amén.)

Lo anterior es una especie de introducción espiritual preparatoria antes de los misterios. A continuación comenzamos formalmente con ellos.

Paso 2: Lees el primer misterio, meditas unos segundos sobre él y luego dices:

- Un Padre Nuestro.


Inmediatamente después del Padre Nuestro recitas las siguientes oraciones extraídas de la Santa Misa:

- "Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro salvador Jesucristo."

- "Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor."

- "Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, mis paz os dejo, mi paz os doy, no tomes en cuenta nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia, y conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos, amén."

- Haz 10 repeticiones de la Oración de Jesús.
("Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mi, pecador" o "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de este pecador").

- Cierras las oraciones correspondientes al primer misterio con un "Gloria" y la oración que la Santa Virgen María enseñó a los niños de Fátima:
("Oh, Jesús, señor mío, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del infierno y guía todas las almas al cielo, especialmente aquellas que necesitan más de tu misericordia, amén.")

Pasas a la lectura del segundo misterio y continúas como ya se explicó; el Padre Nuestro, las oraciones de la Misa, las 10 repeticiones de la Oración de Jesús, el Gloria y la Oración de Fátima; así hasta concluir los cinco misterios diarios.

Por último puedes terminar con unas palabras libremente hacia el Señor y cerrar con un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. 

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