Revista Cultura y Ocio

Puerto Escondido, de María Oruña

Publicado el 14 septiembre 2015 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza

Puerto Escondido, de María OruñaPuerto Escondido
María Oruña
432 Páginas
Editorial Destino

Un inglés español regresa a Cantabria para abrir un hotel en una casa de su propiedad, pero todo se complica cuando, entre los muros de la obra, aparece un bebé emparedado. Ni qué decir tiene que eso oculta un misterio del pasado. De pronto, en el apacible pueblecito de Suances empieza a aumentar la mortalidad entre la población anciana...

Lo primero que tengo que decir es que este género literario no es mi favorito. Cuando empecé a leer la novela pensaba que sería más "mainstream", pero en realidad, es un policial puro y duro con un toque de culebrón e historia familiar de secretos muy en la línea de lo que está de moda en best sellers actualmente. Eso quiere decir que hay numerosas escenas (para mí aburridas) de policías, forenses y jueces hablando de lo suyo, con mención a técnicas de investigación, procedimientos, etc. Eso sí, no se le puede quitar mérito a la autora. Se ve que ha buscado mucha documentación sobre el tema, aunque a veces lo exponga con cierto tonillo didáctico.

La novela se desarrolla en dos tiempos distintos, uno la actualidad, otro, los días de la guerra civil española y la posguerra. Como ya se puede uno imaginar, la historia del pasado es la que explica la del presente y se nos va narrando a modo de "diario" (falso diario, porque estos no son así en absoluto, pero bueno, perdonamos el artificio), por un misterioso personaje que se adivina sobre la mitad. El autor del diario parece conocer todo, no solo lo que le atañe a él, y nos incluye datos sobre el desarrollo histórico y ¡hasta diálogos! De vez en cuando, apela al lector (en segunda persona), lo cual crea una sensación de extrañeza. Si es un diario (entiendo que empezado a escribir en el tiempo en el que transcurren los hechos), ¿ya lo redacta sabiendo que lo van a leer otros o para que lo lean? Si lo escribe en el presente para dejar constancia de los hechos, ¿por qué lo llama diario, no serían más bien unas "memorias"?

La parte del pasado revela una historia llena de tópicos sobre la dura vida de posguerra, sobre todo para las mujeres. No falta de nada: maquis que se tiran al monte, sirvientas liadas con los señoritos, amores adolescentes clandestinos, crímenes, casualidades imposibles (lo del acantilado y el asesinado, demencial), deseo de escapar del hambre y la pobreza... Todo ello contado con un estilo que varía entre el intento poético, el melodrama, y la prosa plana e informativa.

La línea de acción del presente nos mezcla la investigación policial sobre el bebé encontrado y otros muertos llevada a cabo por la teniente Redondo (¿Homenaje a Dolores Redondo?) en los pueblos de Suances y alrededores, con las tribulaciones de Oliver, un inglés español cuya participación casi siempre se limita a ser interés romántico de la primera. Como sucede en muchas novelas de este tipo, localizadas en idílicos pueblecitos y bonitos paisajes, la autora no nos ahorra descripciones detalladas con ánimo de "folleto turístico", que añaden páginas a la obra. Comillas, Suances, Santillana del Mar... solo falta meter "el hombre pez" de Liérganes.

Hay que reconocer que la obra está bien construida en lo técnico, algo sorprendente en una autora primeriza. Las investigaciones policiales parecen bastante bien llevadas, con rigor narrativo, así como el enlace entre las diversas tramas, lo cual es muy meritorio. La trama amorosa, por previsible que sea, es discreta y contenida. En general, los ingredientes están bien medidos y utilizados. Sin embargo, una vez se resuelve el caso y conocemos lo que pasó, la historia parece muy poco creíble y rocambolesca, casi delirante (en todos los sentidos de la palabra). La identidad del asesino y su tópica confesión final donde se jacta de lo hecho y explica con lujo de detalles lo que hizo y cómo, así como las justificaciones para sus crímenes, me han parecido un tanto "extrañas". La autora, bien es cierto, apoya la delirante conclusión con teorías psiquiátricas y policiales, incluso aludiendo a casos reales (al final), pero a mí me sigue chirriando.

La prosa es correcta, con frases más elaboradas que la media, y con algún ramalazo poético. La lectura es muy ágil, pese al número de páginas y a la abundancia de párrafos descriptivos. Parece bien editado el libro en lo técnico y con cierto rigor en cuanto a los modos de actuación de la policía (aunque para mi gusto hay demasiados policías). Se nota en algunas partes que la propia autora detecta inverosimilitudes y trata de corregirlas con una justificación más o menos inteligente (la razón de que Oliver colabore con ellos, etc). Eso demuestra que ha pensado bastante sobre la trama y que es perfeccionista.

En cuanto a los personajes, no me ha parecido atractivo ninguno. La teniente es algo plana, así como Oliver, aunque tenga algún pequeño toque humorístico. El problema es que la autora tiene claro cómo son sus personajes pero no nos los "muestra" en acción, sino que nos los describe: fulanita era amante del orden y de tal y cual, etc. Eso hace que no llegue tanto al lector. Parece que la historia tendrá continuidad ya que el inglés también tiene "secretos" familiares que involucran a un hermano perdido.

En resumen, una obra bien construida técnicamente, rigurosa con el tema que trama, aunque la historia para mi gusto sea tópica y, en algunos aspectos, muy descabellada. Gustará más a los amantes de la novela negra mezclada con las tramas de historias del pasado que al final implican a todos los protagonistas...

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