Revista Política

Punto de inflexión socialista

Publicado el 10 junio 2014 por Fthin @fthin

La disonancia cognitiva es una teoría desarrollada por León Festinger que define la “tensión y ansiedad producida cuando alguna decisión, creencia o comportamiento propio es incorrecto y se contradice con alguna otra creencia al respecto“. Básicamente, supone el malestar que resulta de creer una cosa y hacer justamente la contraria. Creer una cosa y hacer lo opuesto.

Ese será el estado de ansiedad que mejor se ajuste a la situación que vivirán los miembros del Partido Socialista ante la próxima votación de la Ley Orgánica de Abdicación del rey Juan Carlos. El oficialismo del aparato ya ha marcado su línea de blindaje a la monarquía, pero los diputados socialistas tienen ante sí la oportunidad histórica de demostrar que ese republicanismo de salón, del que hacen gala sus dirigentes, es algo más que una mera pose. Además, tienen la obligación política y moral de reconciliarse con sus bases, éstas sí republicanas de convicción. Todo lo que no sea así no sería comprensible.

Punto de inflexión socialista

Porque ese es el principal problema que tiene el PSOE hoy. No se trata de si primarias o delegados, o si Susana Díaz o Eduardo Madina (que siendo importante es algo secundario) sino de coherencia política. Algo tan fácil como comportarse conforme a las ideas que dice defender. Para tener credibilidad ya no valen las palabras, sólo los hechos.

Si en algún momento el PSOE quiere abandonar el iniciado camino de la PASOKización, debe entenderlo y hacerle frente con virulencia, atajando esta disonancia desde su origen. Para ello serán necesario cambios profundos, no sólo se trata de una cuestión de quitar unos cromos y poner otros. Hablamos de cambios que diseñen un partido abierto, transparente, autocrítico de verdad, que haga suya las demandas ciudadanas y ofrezca soluciones reales a los problemas de los ciudadanos. Debe dejar la poltrona de la autocomplaciente política de alfombra roja (mera casualidad lo de rojo) y participar de los movimientos sociales, vivir la realidad de la gente, estar a su lado y luchar por los intereses del pueblo.

Debe abandonar las maliciosas compañías clientelares de empresarios y banqueros, bajarse a la calle lejos de las recepciones institucionales y los actos oficiales, conocer las asociaciones, plataformas ciudadanas, el día a día de la gente… ¿Cómo se va a legislar sobre algo que se desconoce? ¿Cómo legislar sobre el SMI si no se sabe cómo se puede vivir con ese salario? ¿Quién puede conocer la realidad de la educación pública llevando a sus hijos a un colegio privado? ¿Cómo se va a tener la más mínima empatía con los desahucios cuando se cobra 1800 en dietas teniendo casa en Madrid? ¿Cómo es posible hablar de corrupción defendiendo los casos que aparecen en tus filas?¿Cómo criticar los recortes de Rajoy habiendo reformado la CE con premeditación y alevosía, de forma express y sin consultar a los ciudadanos, dejándola servicio de los intereses económicos priorizando la deuda por encima de las necesidades sociales?…y así todo.

Los ciudadanos y sus militantes de base, que poco o nada tienen que ver con el aparato, solamente demandan un poco de coherencia y convicción en las actuaciones y decisiones políticas. Actuando así, el resto viene sólo. No es tan difícil. Y la primera piedra de toque que tienen para demostrar que la enésima refundación es posible pasa esta semana por la votación de la mencionada Ley Orgánica. Será un punto de inflexión clave que marcará el devenir electoral del partido.

A pesar de que me gustaría ver como aparecen algunas voces que se reivindican, algún acto de dignidad y valentía política que haga frente a la disciplina de partido y la línea que ha trazado, no tengo grandes esperanzas. Porque la teoría de la disonancia cognitiva dice que “cuando nos damos cuenta de tal incomodidad o tensión producida, las personas tendemos inconscientemente a recuperar el equilibrio para reducir la disonancia. Y para reducirla, podemos comportarnos o argumentar a favor de la decisión tomada, para darnos tranquilidad y convencernos del por qué de esas decisiones”. Y el partido socialista como elemento orgánico y necesitado de aliviar esa tensión/ansiedad (aunque no sea de forma inconsciente en este caso sino de forma totalmente consciente e interesada) vemos como va tomando forma la justificación para no votar contra la LO. Han aparecido voces con argumentos delirantes que dicen que el PSOE no es republicano sino constitucionalista (¿?) o lo último de Felipe González que, en su afán de justificar lo injustificable, ha afirmado que “ “Los socialistas no somos republicanos, siempre hemos sido accidentalistas”.

psoe

Se puede entender que éstas son respuestas que intentan radicar la ansiedad que supone votar contra tus principios. Lo que no comprenden las personas que hacen esas prácticas, que favorecen los intereses del continuismo de los poderes económicos, es que lo único que le puede quedar al PSOE en estos momentos para intentar volver a ganar la confianza del electorado es precisamente eso, la vuelta y reivindicación de los principios socialistas y de izquierdas, abandonados tanto años atrás. Todo lo demás son análisis interesados de una élite más preocupada en conservar su sillón y status que en dar respuesta a los ciudadanos y diseñar un futuro posible para el propio partido. Quedarán retratados para la historia.


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