Revista Cultura y Ocio

Qué desastre – @JokersMayCry

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas
[ Escrito con @Moab__ ]

Él se fue y en el último rincón de ese delirio inconsciente que es tu memoria de alta graduación alcohólica, se agita el recuerdo de sus besos. De caricias que son ganas de quedarse toda la mañana abrazada a las mantas entre efluvios muy humanos. Se agita… como se agitó su cabello al viento al darte la espalda y te pertrechas en el cálido recuerdo de unos ojos azules  apenas llenos de consciencia que quedaron atrás y que contemplaban con la aurora el color ceniciento de tu rostro adormecido. Mechones dorados rozan tu mente y hacen temblar tu conciencia allá donde el alcohol no llega a ahogar las penas. Desayuno, comida y cena olvidados, candelabros de velas muertas decorando manteles que se deshilachan en los cajones sin tocar la mesa. Abrazos por la espalda entremezclando bucles áureos y negros, besos tiernos al vacío de tus cadavéricas mejillas, pellizcos,  jugueteos desganados, empujones, reproches, golpe, estallido, cristales rotos, gritos, llantos, sirenas y luces de colores…Anocheció en tu mirada de rímel corrido, y en cada una de tus lágrimas de Ballantines se ahorcaron todos los judas que no quisieron morir en la caída de tus sueños de cristal. Lloras muerte y los cadáveres caen sobre la tormenta de tu copa mientras tu cuerpo se vuelve carroña frente al cristal negro de la ventana. El hielo de tu whisky se derrite, pero ya ha chocado el Titanic de tu vida sin rumbo contra él y se ahoga antes de que tu boca lo engulla con un crujido demencial de huesos rotos. Tu pintalabios derrapa en la curva de tus labios, saliéndose por tu barbilla y mejillas. Tienes un accidente precioso, besos en siniestro, palabras calladas sangrando como sangró él en la cuneta… Bebes un sorbo, un gran whisky con sabor a derrota de gran reserva baja con flema por tu garganta. Ni tú te puedes tragar lo que eres sin sesgarte la yugular. La ciudad aúlla, como aullaron las sirenas de ambulancia y policía, huele tus heridas, estás atrayendo a los lobos. A tus pies hay más promesas rotas que poemas, más vómitos que sangre por haber luchado… Las moscas empiezan a poner sus huevos en tus ojos, ojos que intentaba abrir todas las mañanas con sus frágiles manitas intentando despertarte de tu última borrachera. . Joder, qué guapa eras, al menos por fuera. De tus adentros conozco el umbral de tu coño y algún bostezo… Ahora sé que tu coño no es tan profundo como las grietas por las que menstrúa tu tristeza. Sé que eres un monstruo de Frankenstein hecho con pedazos amputados de tu pasado, con más lagunas que recuerdos de su infancia, con fragmentos de cráneo y sesos manchando tu alma, con partes de los pocos demonios que mataste al borde de tu cama deshecha en sexo tras ahogar el amor con la almohada. Ahora tu rostro es cubismo desencajado reflejado en el cristal negro de esa ventana que vela la ciudad. Quizá no sean luces esos pequeños brillos, sino mariposas haciendo hogueras con sus alas para reencarnarse en los letreros de los burdeles. O luciérnagas tintineando en el fondo de sus confiados ojos azul cielo desgastado de tanto llover inocencia truncada. Oyes el revoloteo en cada uno de sus parpadeos. ¿Recuerdas cuando tenías alas? Él nunca tuvo alas. Se las cortaste al poco de nacer con tu desidia y no pudo desplegarlas al atravesar el cristal del parabrisas. Ese día en que tuviste que elegir entre él y la botella, tú, zorra desquiciada por el lésbico beso de su boca, la elegiste a ella. Y ella, diosa depravada de los nueve círculos del infierno, decidió por ti su sacrificio. Ese día se te olvidó mientras conducías la rata de alcantarilla que eras, pero el cielo no puede borrar tu olor a cloaca. Nevaron tus plumas, cayeron columpiándose entre rizos de oro mezclados con cristales, sangre y sesos sobre el asfalto para recordarte el lugar al que perteneces. Tu pelo de deshilachada nube negra grazna intentando sacarte los ojos, tu piel ladra las caricias de las manos extrañas, tu corazón cocea dentro de ti porque no quiere estar en tu pellejo envejecido. ¿Ahora te arrepientes en cada culo de botella, en cada lecho manchado de vómito y esperma de haber jugado a los dados con tu alcohólico destino irresponsable apostando su vida?  No te mereces ni que la muerte pierda su tiempo contigo. Vive entre copas con el recuerdo vivo de ese hijo muerto del que nunca fuiste madre. Puta loca, puta borracha, puta asesina, puto desastre…

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