Revista Cine
Que Dios nos perdone (Rodrigo Sorogoyen, 2016. España): dos policías de, cómo no, pareceres, personalidades y métodos opuestos, deben atrapar a un violador y asesino de señoras mayores en el calurosísimo y muy concurrido Madrid del verano de 2011, punto temporal en el cual confluyeron en la capital de España la visita del papa Benedicto XVI y las protestas del movimiento 15-M. Nuevo y brioso (aunque un cero a la izquierda en el apartado de la originalidad) ejemplo del renovado policíaco español despertado de aquí a unos años atrás, filmado con vigor aunque sin esconder sus reconocibles y norteamericanas referencias, que van desde el David Fincher de Seven al Michael Mann de Heat. Visualmente excitante (el espacio urbano está muy bien retratado) y con el realismo por bandera, su poder y su asfixiante tono aumentan desde el momento en que conocemos la identidad del asesino, pese a eliminar, de esa manera, el efecto sorpresa.