Revista En Femenino

¿Qué es el herpes zóster?

Por Pequelia @pequelia

Enfermedades infantiles

El herpes zóster es una infección causada por el virus varicela-zóster, responsable también de la varicela. Esta enfermedad se produce por una reactivación del virus, afecta a la piel y a sus nervios periféricos, produciendo pequeñas ampollas dolorosas en forma de anillo y agrupadas a lo largo de un área de piel por la que pasa el nervio espinal del ganglio espinal que ha sido afectado por el virus. Estas erupciones se denominan culebrillas y son similares a las producidas en la varicela, pero son de menor tamaño. Las erupciones suelen ser habituales en el costado o en la espalda, pero también pueden aparecer en otras partes del cuerpo.

Cuando un niño se contagia por el virus y sufre la varicela, el virus del herpes zóster logra pasar a los ganglios nerviosos y en ellos permanece de forma inactiva después de que se haya curado la varicela. Al cabo de un tiempo no determinado, el virus se reactiva en los ganglios donde estaba alojado y empieza a propagarse a través de los nervios que parten de ellos. La razón de que se reactive el virus es la disminución de la capacidad defensiva del organismo y se barajan diversas causas, haber pasado una enfermedad, haber tomado determinados medicamentos que debilitan el organismo, sufrir malnutrición, etc., pero lo cierto es que no se conoce concretamente la razón.
El herpes zóster puede aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente a partir de los 50 años, en el caso de los niños, el segmento de edad de mayor riesgo se localiza en los 5-6 años. Hay que destacar que el hecho de haberse vacunado contra la varicela no impide que el virus pueda atacar, pero las probabilidades son mucho menores si se recibe la vacuna. Las complicaciones que produce este virus varían según sean los nervios afectados, puede provocar insuficiencia respiratoria, parálisis motora, etc. La principal secuela tras la desaparición de las culebrillas es una sensación dolorosa crónica en la zona de la piel afectada que puede durar durante varias semanas o meses.

Además de la aparición de esas vesículas semejantes a las de la varicela sobre la piel enrojecida, se puede producir un aumento de la temperatura corporal (no significativo), sensación de dolor y quemazón en las zonas afectadas incluso antes de que aparezcan las vesículas o culebrillas. La enfermedad evoluciona de forma similar a la varicela, las vesículas se rompen, caen y secan, aparecen unas costras que permanecerán durante 10 días y terminarán por caerse. Donde estaban las costras aparecerán unas manchas residuales que desaparecerán al cabo de unas semanas.

En los niños esta enfermedad se suele curar sin necesidad de tratamientos y no es habitual que se produzcan las secuelas antes citadas, en los adultos sí. Los especialistas diagnostican la enfermedad tras localizar las erupciones y reconocer su aspecto, por supuesto, se tiene en cuenta si el niño ya ha pasado la enfermedad de la varicela, signo que delata que el virus se alojó en estado latente en los ganglios. El único tratamiento que se facilita es el indicado para tratar las molestias que ocasiona el herpes zóster, como puede ser el dolor, el picor o el aumento de la temperatura corporal.

Por último, destacar que la actividad de este virus no se puede prevenir, lo único destacable es la reducción del riesgo de sufrir la enfermedad cuando se recibe la vacuna de la varicela, esta es otra de las razones que muestran lo necesario que es vacunar a la infancia contra esta enfermedad, menos mal que por fin se ha liberado la vacuna de la varicela y se incluirá en el calendario de vacunas según las recomendaciones de los especialistas y la OMS.

Foto | JakoJellema (7j.nl)

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¿Qué herpes zóster?

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