¿Qué futuro espera a Afganistán tras la marcha de McChrystal?

Esa es la pregunta del millón. El misterio sin resolver que atenaza a todos los miembros de la coalición que ven como la situación se les puede ir de las manos ya que el único que había sido capaz de enderezar un barco que zozobraba ha sido fulminado por unas declaraciones muy duras publicadas en la revista Rolling Stone.

La destitución del máximo responsable militar en Afganistán, el general Stanley McChrystal, por sus comentarios fuera de tono contra los asesores políticos del presidente de Estados Unidos ha descabezado una estrategia que comenzaba a dar sus frutos. Los miembros de la coalición sentían como poco a poco el rumbo y los planes empezaban a cuajar tras más de ocho años de fracasos sonados. McChrystal había dado una estabilidad. Unas esperanzas… Pero, ¿y ahora qué?

Pues los miembros de la coalición están muy lejos de ver un punto de inflexión en una guerra que no tiene salida. Los plazos marcados por Obama- fuera del país a finales de 2011- no se van a cumplir y en plenas elecciones norteamericanos el presidente estadounidense va a tener que lidiar con una guerra impopular en unas urnas que le pueden hacer perder el sillón electoral.

Obama no quiere mostrar fisuras y afianzar su decisión de descabezar a las tropas de la coalición. “No se equivoquen. Tenemos un objetivo claro. Vamos a romper el moméntum de los talibán”, afirmó el presidente. Ese moméntum tuvo su momento álgido a principios de año con la última ofensiva lanzada en el distrito de Marjah (provincia de Helmand) para impedir que los talibán siguiesen traficando con el opio para comprar armas con las que luchar con los aliados… Los planes eran ambiciosos. 38.000 nuevos soldados de la OTAN para erradicar a los talibán e irlos venciendo poco a poco… Al mando del operativo McChrystal.

Pero su destitución sólo refuerza la confianza de los talibán que ven como sus enemigos se pierden en guerras lejanas y dialécticas que les refuerzan y benefician; porque el próximo responsable de Afganistán tendrá que comenzar de cero… Algo que a los talibán beneficia, y mucho. El general David Petraeus - encargado de estabilizar Irak y plantear la retirada de las tropas de Estados Unidos- se postula como sucesor. Un tipo adorado por la prensa y que está encantado de conocerse. Una estrellita mediática que sabe manejar a la prensa y la encandila con sus buenas maneras… Pero, en Afganistán, tendrá su prueba de fuego.

Mientras los americanos se enfrentan a duros combates dialécticos sobre la destitución y las palabras de McCrhystal el resto- sobre todo los europeos- les empiezan a entrar las prisas por dejar el país. El gobierno holandés- como el canadiense- ya ha puesto fecha a su repliegue. Los británicos- el segundo contingente más numeroso en el país centroasiático- se irán en cinco años… Los muertos pesan. El dinero que se despilfarra en esta guerra pesa… McCrhystal había conseguido una relación con el gobierno de Karzai que comenzaba a dar sus frutos y que apuntaba a un pronto repliegue de las tropas para dejar el país en manos de los afganos. Ahora… el futuro es incierto.

Mientras Afganistán espera la llegada del general Petraeus, las bajas continúan aumentando. En las últimas 48 horas catorce soldados de la OTAN han perecido. El Ministerio de Defensa de Reino Unido informó sobre la muerte de cuatro soldados británicos en Afganistán a causa de un accidente de tráfico, con lo cual se eleva a 14 el número de bajas de la OTAN durante las últimas 48 horas. “Los soldados pertenecientes a un equipo de asesoramiento de la Policía murieron en un accidente de tráfico cerca de Gereshk, en la provincia de Helmand, durante la tarde del 23 de junio de 2010”, dice escuetamente el comunicado oficial.

Otro miembro de la fuerza internacional murió el miércoles en un accidente mientras patrullaba por el oeste del país, según otra nota emitida por la Fuerza de Asistencia para la Seguridad (ISAF). Previamente, se había informado sobre el fallecimiento de nueve de sus miembros en ataques de la insurgencia, la mayoría con explosivos, en el sur y el oeste de Afganistán.